miércoles, 23 de noviembre de 2011

Deudas de salud, deudas de amor.



La mejor receta económica que conozco para tener una situación desahogada es gastar menos de lo que ingresas. Caminar en contra de este axioma significa endeudarse o, como se dice en Andalucía, entramparse.

Pedir crédito es siempre un riesgo, basar una sociedad entera sobre un gran riesgo no es prudente.

A nivel personal solemos contraer muchos tipos de deudas. Las más gravosas no son precisamente las económicas. Destacaría dos, las deudas de salud y las deudas de amor.

Las deudas de salud las contraemos cuando sometemos nuestro cuerpo y/o nuestra psicología a esfuerzos que nos sobrepasan. Jornadas laborales de 12 horas, dormir menos de lo que necesitamos, centrarnos en el trabajo y descuidar las relaciones personales, no tener un horario de comidas o comer mal...

La capacidad funcional del cuerpo y su adaptabilidad tienen un techo, que cuando es cruzado nos ofrece enfermedad, malestar y dolor. Las alarmas corporales saltan y el cuerpo empieza a hablar, suele ser claro al hacerlo.

A nivel emocional solemos contraer deudas de amor, que son aquellas situaciones en las que necesitamos desesperadamente ser queridos. Situaciones de gran soledad, como las que viven muchas personas mayores, desencuentros de pareja, niños y niñas que no sienten suficientemente la presencia de sus progenitores... Estas deudas nos inundan de desazón, tristeza o ira, que nos bloquean aún más de lo que estamos. La psicología sufre y el cuerpo terminará sufriendo también.

A la consulta del médico de familia acuden las situaciones que ya producen un alto nivel de malestar. Usar un abordaje bio-psico-social puede ayudar, sin olvidar el componente existencial/espiritual que muchas veces también está magullado. Acoger a la persona, tratar de entenderla, mostrar empatía y ofrecer apoyo y alternativas es una obligación para el profesional sanitario. Hacerlo en 6 minutos requiere de mucho temple y algo de magia, lo que no siempre es posible.

La situación de crisis actual nos muestra claramente los síntomas económicos, pero nos vendría bien revisar nuestro estado de cuentas físicio, psicológico y transcendente. Es en estos planos donde verdaderamente nos la jugamos.



Foto de cobalt123

1 comentario:

Merck Salud dijo...

Hola Salvador:

De sobra es conocido el lema “el dinero no da la felicidad”, pero las deudas de salud y de amor son, a veces, más trascendentes que las económicas. En ocasiones dejamos de lado las competencias emocionales o psicológicas y para cuando queremos darnos cuenta, ya nos han desbordado ¿A quién no le ha pasado?. Todos deberíamos revisar nuestro estado de cuentas físicio y psicológico con asiduidad.

Enhorabuena por esta reflexión y un saludo,