sábado, 3 de diciembre de 2011

Cuando quema la vida



En ocasiones la vida quema, quema de verdad.

Cada persona enfrenta este hecho de diferente forma. Lo más común es salir corriendo. Hoy es muy fácil correr, el ritmo de las ciudades invita a ello, la avalancha de información, el ruido, la prisa...

Otra opción es esconderse, quitarse del medio. Al final es igual que la anterior, perdemos la conciencia mezclada entre preocupaciones, entretenimientos o paraisos artificiales imaginarios, virtuales o químicos.

En ocasiones, la única forma posible que tiene nuestro cuerpo de avisarnos es mediante un síntoma o una enfermedad. Es el último recurso. Con frecuencia solemos hacer lo mismo, salimos corriendo o nos escondemos.

El cuento de la mujer esqueleto que analiza la escritora Clarissa Pinkola Estés lo ilustra muy bien, (Muljeres que corren con los lobos, capítlulo 5, pag 146).

Pase lo que pase llegará un momento en el que la única alternativa será mirar de frente lo que quema. Lo que duele, lo que asusta. Y será  de esta forma, al contemplarlo, al aceptar lo que hay, al sentir compasión por esa parte de nosotros mismos que arde, como permitiremos que el proceso de sanación comience.

Para sanar debemos darnos permiso, debemos desearlo de verdad.




Mirar lo que arde dentro de nosotros no es sencillo pero solo al hacerlo nos damos la opción a experimentar un cambio. Esto no lo enseñan en ninguna universidad de medicina y es una pena. La medicina narrativa, la enseñanza por medio de narraciones, arquetipos, manifestaciones artísticas y creatividad es una disciplina a rescatar. Para aprender sobre la naturaleza humana no hace falta construir universidades, a veces basta con escuchar una historia, un cuento.

Felizmente el arte y la creatividad  nos ayudan a bajar a nuestras profundidades y sacar de allí la fuerza e inspiración que están esperando para ayudarnos. Las palabras valor y valentía tienen aquí plena vigencia.



3 comentarios:

Juana dijo...

Mirar a dentro es la única manera de vivir feliz, de reconocer y reconocerse, no es fácil, pero cuando aprendes y entrenas un poco esto se convierte en la mejor aventura jamás soñada .... y jamás termina, porque jamás comenzó ....

Juany Olvera dijo...

Que cierto es que para detectar una demanda oculta es necesario pasar del modelo púramente biomédico al modelo biopsicosocial.

Gracias por compartir.

alestedemadrid dijo...

Gracias por el enlace al libro de CPE , es un placer poderlo releer ahora.