viernes, 9 de marzo de 2012

La mejor forma de hacer una presentación




Esta semana he hecho una de las presentaciones más difíciles de toda mi carrera. El contenido era el sistema circulatorio (anatomía, fisiología) en formato teórico práctico, una hora de tiempo, audiencia: 47 niñas y niños de 7 años.

No llevé power point. No fue necesario.

En su lugar conté un cuento chino. Inventé una historia entretenida que me permitió explicar todas las ideas fuerza que quería transmitir, así como interactuar con la audiencia, preguntar, escuchar, sacarles a completar explicaciones.

Hubo música, teatro, risas y momentos de tensión. Al final pudieron ver un enorme corazón hecho con sábanas palpitar, vasos sanguíneos por los que circulaban canicas, sentir su propio corazón y tomar el pulso de los demás...

Puedo asegurar que nos lo pasamos muy bien.

Me hubiera gustado invitar a muchos sabios e innovadores, a la vez que a muchos amigos y amigas. Todo el mundo sabe contar historias, tratar de ayudar a los demás a comprender nos da alas, nos hace mejores.

Tal vez lo único verdaderamente necesario es tener algo bueno que contar y ponerle la pasión necesaria para que pueda servir a quien te escucha.

Cuando quieran encontrar creatividad pura no acudan a la Academia o a los grandes teatros. A veces es suficiente con escuchar al músico del metro o al cuentacuentos del colegio.





Foto: Joshua Bell en el metro de Washinton DC


1 comentario:

Emma Pérez-Romera dijo...

Hola Salva, me encanta este post porque me reafirma en la idea de que lo esencial es invisible a los ojos y con pasión se consiguen muchas cosas. Gracias por contarnos esa historia tan preciosa.