domingo, 24 de junio de 2012

Antes de ponerme la bata me descalzo




Al entrar en mi consulta todos los días me descalzo. Dejo mis zapatos en un rincón y me pongo calzado sanitario, luego me visto la bata. Los breves segundos en que mis pies  tocan el suelo me ayudan a recordar la importancia del gesto. La consulta abre un tiempo sagrado, no se puede entrar con barro en los pies. El barro hay que dejarlo fuera.

Nadie me enseñó esto en la universidad, tampoco en la residencia. Pero afortunádamente la vida pone maestros a nuestro alcance siempre que de verdad necesitamos aprender algo.

La tecnología no nos puede hacer olvidar estos gestos, no nos debería obnubilar ni adormecer. Flaco favor si lo hace así.

Tener la libertad de descalzarnos en cualquier foro, desde una reunión de amigos a una prestigiosa universidad, tal vez nos aporte nuevas perspectivas. A mí me las aporta. Recibir a tu interlocutor sin la defensa puesta, a pies desnudos, permite el encuentro, el contacto. Y nuestra sociedad requiere de contacto y encuentro como nunca antes. Viajo en el metro y  veo a la mayoría de los viajeros embutidos en sus auriculares, tabletas, smartphones, y demás aparatos... Voy por las calles y lo mismo.


Todos necesitamos que nos ayuden a salir de nuestro caparazón de caracol, para poder mover nuestra fragilidad por el mundo, dejando atrás estelas plateadas. Esta podría ser otra definición de la salud.


Sé que no invento nada nuevo, pero me resulta confortante poder compartirlo. Los verdaderos tesoros son cosas muy simples. Esta que les cuento para mí es muy valiosa.





La foto que ilustra el post es de Gonzalo Bacigalupe, un investigador del País Vasco con puntos de vista muy avanzados. Compartí con él conocimiento e ideas hace un año en Bilbao, y se ha convertido en una interesante fuente de inspiración. Él si que sabe. Qué importante es tener cerca personas tan valiosas!





5 comentarios:

Unknown dijo...

Cuanto echo de menos pasar visita y calzarme mis viejos zuecos blancos!

La consulta del doctor Casado dijo...

tienes las puertas abiertas :)

Unknown dijo...

Yo me calzo los zuecos cuando estoy de guardia. En consulta no los uso por vanidad :)

Pilar Terceño dijo...

Yo no me pongo la bata blanca. desde que lo hago, los niños no lloran en la consulta y me dejan que los explore. Si me mancho, me cambio. Prefiero cargar ropa de repuesto que hacerles llorar!

Anónimo dijo...

Bufff... quién te viera con ellos en los pies y sin medias ni calcetines... mamma mia!!