martes, 29 de julio de 2014

Relato: Filamentos incandescentes





Llevaba semanas sintiéndose mal. Desde que abría los ojos por la mañana notaba esa desazón gris de fondo como una losa sobre el pecho, aunque si fuéramos más precisos tendríamos que decir sobre el alma. Una sensación de tensión continua como cuando estiras al máximo una goma y la dejas así un tiempo. Por muy buen caucho que la forme, el elástico irá desgarrando su capacidad de adaptación para quedar finalmente roto o deformado. Ella sabía que no podía seguir así. La presión en el trabajo se hacía insoportable. Mal ambiente, jefes insoportables, tareas añadidas, asumir las ausencias de los demás compañeros, el trato con un público cada vez más mal encarado... Y luego la situación en casa con dos niños pequeños que no saben estarse quietos y un marido pusilánime al que siente ausente. Se ahogaba. 

Aquel día se fundió la bombilla del espejo del baño. La retiró y se quedó mirándola. El filamento estaba quebrado. Imaginó por un momento cómo sería existir encarnada en un filamento de bombilla, un pequeño hilo por el que pasa una gran cantidad de energía que lo vuelve incandescente. Al menos tú emites luz, yo sólo veo sombras, pensó en silencio. 

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