domingo, 8 de febrero de 2015

Sanidad Zombi




Foto de Steve Baker



Los zombis son un fenómeno social. Las series de televisión, películas de cine, novelas y artículos sobre el tema son un éxito. Incluso se organizan fiestas, quedadas o directamente tomas de ciudades enteras.

El interés de este fenómeno de nuestro tiempo tal vez radique en que es un mero reflejo de la sociedad en que vivimos donde lo "muerto viviente" ocupa un rol privilegiado. Hay muchísimas cosas que están en ese estado y, lo peor, muchísima gente. Muchos dirán que exagero pero si se dan una vuelta por algunos barrios, pueblos o residencias de ancianos de su entorno comprobarán que no.
También asistimos al baile infinito de instituciones zombis como las del ámbito de la política y, cada vez más, los servicios públicos. La vida de una institución estriba en el servicio que ésta preste, en su capacidad de cambio y adaptación, en la vitalidad de sus propuestas e innovaciones, en el dinamismo de sus miembros. En mi entorno cercano contemplo como organizaciones centenarias como el Colegio de Médicos, algunas sociedades profesionales, sindicatos y otros ateneos languidecen sin apenas moverse. Y lo peor, la propia sanidad publica, sometida a dieta rigurosa y encorsetada en estructuras que no permiten el menor movimiento también se está convirtiendo en un zombi de un tamaño descomunal pese a que la propaganda institucional la maquille y anuncie su permanente lozanía.

El que muchos llevemos alertando de esta situación durante años no parece que  haya generado el necesario debate social para responder la pregunta ¿qué sanidad queremos?. Veo necesaria una movilización a todos los niveles no únicamente de protesta como la marea blanca de Madrid de hace unos años sino de propuesta y toma de conciencia. Porque tengo el convencimiento de que si no proponemos alternativas como sociedad civil y como profesionales sanitarios, implicados en servir lo mejor posible a la sociedad, serán los mercados quienes lo hagan. A ellos les encantan los zombis, sobre todo si bailan a su son.







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