domingo, 10 de mayo de 2015

¿Sirve para algo la figura del paciente-héroe?




Desde que fui estudiante de medicina me he encontrado con historias de pacientes-héroes que los medios de comunicación destacaban como ejemplo de valor, entereza y disciplina. Personas que vencían terribles enfermedades ó las afrontaban con el mayor de los corajes asistidos por modélicas familias, amigos y cohortes de profesionales sanitarios abnegados.

Con el correr de los años me he ido dando cuenta de que muchas condiciones que calificamos como enfermedades no tienen arreglo y que definitivamente todos los pacientes terminan muriendo tarde o temprano, como lo haremos todo hijo de vecino algún día. Lo que me pregunto hoy, tras leer un interesante artículo de David Gilbert, es si estas historias que pretenden ser inspiradoras sirven de ayuda o no a otras personas. ¿Qué pasa si cómo paciente me siento miserable, agobiado, hundido? ¿Qué pasa si no tengo una pareja maravillosa que me asista ni una familia modélica que me cuide? ¿Qué pasa si llevo fatal mi enfermedad ó si mi equipo médico no me ofrece confianza o soluciones?

He conocido a epacientes célebres como Dave de Bronckart o Manny Hernández y a muchas personas que se han atrevido a compartir sus procesos de enfermedad públicamente. Creo que compartir es sanador. Lo que quizá no lo sea tanto, sobre todo para quien lo escucha, es la retransmisión de ejemplos de enfermedad maquillados y remasterizados como modélicos. No hay enfermedades ni enfermos modélicos, cada cual lleva su proceso como puede y genera la mejor narrativa que puede permitirse. No es prudente compararse con nadie dado que cada cual tiene su propia historia personal. Pienso que hay que ser cauto en este asunto para no producir más dolor o confusión, hay mucha presión para hacer de la salud-enfermedad negocio y espectáculo. No lo permitamos.






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