domingo, 1 de noviembre de 2015

Relato dominical: La capacidad de narración.







Aunque la adversidad parezca ganarnos la partida siempre podremos ir un paso más adelante gracias a la maravillosa capacidad de relatar que los seres humanos urdieron en la noche de los tiempos. Tal vez fue al revés y la posibilidad de narración constituyó el verdadero nacimiento de la especie. Lo cierto es que hay un universo ahí fuera que espera ser contado y un cerebro aquí dentro ansioso por hacerlo. Hoy la montaña está brumosa pero tengo la capacidad de imaginarla despejada. Ese hermoso don que comparten los niños con locos y poetas ha permitido que seamos capaces de pintar un bisonte en una cueva ó que lleguemos a la luna. Sin narración no hay creatividad. Por eso estoy tan preocupado al ver como tantos delegan dicha capacidad en pantallas y adminículos que les procuran sucedáneos evitando que cada cual vaya construyendo sus propias historias. El pensamiento único tiende a visibilizar narradores únicos, según su interés, empobreciendo hasta el extremo las mil tribus que constituyen la ciudad. Por ello viene bien recordar que desde el paleolítico todo clan tenía sus narradores. Los pequeños aprendían de los mayores a construir el mundo tejiendo historias. Esa capacidad tiene la facultad de salvarnos de nosotros mismos al concedernos mil caminos y horizontes distintos al que originalmente habíamos visibilizado. Tal vez no se venda en farmacias pero puedo decir que conozco pocas medicinas más potentes que esta.