sábado, 21 de enero de 2017

El expediente disciplinario de la doctora Lalanda




La libertad de expresión es una de esas cosas que parecen invisibles y damos como dadas como lo son el aire que respiramos o el agua que bebemos pero que cuando desaparecen convierten la vida en un infierno. Es por ello que la constitución de los países avanzados suele defenderla y que los países que no lo son tanto suelen tener problemas con ella.

En ocasiones nos encontramos con hechos o circunstancias que parecen vulnerar esta libertad. Suelen provenir de personas que se sienten molestas por un comentario o idea y que en lugar de aceptar un diálogo eligen callar al adversario usando diversos medios como un expediente disciplinario por ejemplo.

El caso de la doctora Mónica Lalanda se ha convertido en un triste modelo de lo que decimos. Una facultativa prestigiosa decide dejar su puesto laboral en una urgencia hospitalaria por las precarias condiciones laborales que padece y lo hace público en un blog. Cuenta su caso: años de renovación mensual de contrato, sobrecarga asistencial, no respeto de vacaciones... Desgraciadamente nada nuevo, es el día a día de muchos médicos en este país. Lo que si es novedoso es la reacción de sus jefes que enfadados por ser puestos en evidencia la buscan las vueltas utilizando un arma decimonónica: el Colegio de Médicos. La paradoja es que la doctora Lalanda tiene un gran compromiso con dicha institución donde participa como miembro de la comisión deontológica de Segovia y ha tenido múltiples papeles a nivel de la Organización Médica Colegial donde se la valora y apoya. En principio los Colegios de Médicos tienen en sus funciones arbitrar en posibles conflictos entre facultativos. En este caso  han dado más peso al enfado de la institución sanitaria que a la libertad de expresión de un caso concreto, que por otra parte no es el único. Pienso que el papel de los Colegios como organización profesional es ser garantes de dicha profesionalidad, y no se está representando dado el deterioro que lleva sufriendo la profesión en las últimas décadas. Se oyen muchas voces que piden la colegiación voluntaria en consecuencia. ¿Para qué mantener una cara institución si no cumple lo encomendado? Casos como el que hoy analizamos vuelven a poner el dedo en la llaga. No soy imparcial, conozco bien a la afectada y no veo error en su toma de decisión y en cómo la hizo pública. A los que no conozco es al resto de miembros de la comisión deontológica segoviana. En mi opinión les han metido un gol que nos perjudica a todos los que en su día hicimos el juramento hipocrático.


https://twitter.com/galenox73/status/822379728547889153


3 comentarios:

mónica lalanda dijo...

Muchas gracias Salvador por tu apoyo y generosidad. Un abrazo
Mónica

Raquel Franco dijo...

Gracias Salvador por compartir y acompañar...dando valor humano 🙌🏻❤️
Raquel

gnula dijo...

me gusta el post