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martes, 9 de agosto de 2016

Racionalidad e irracionalidad en medicina










Los médicos ortodoxos no suelen entender porqué la gente va en masa a las terapias alternativas. ¿Cómo es posible que se dejen el dinero en homeopatía cuando lo que están tomando no es más que agua o azucar? ¿Cómo siguen yendo a esos terapéutas si no existe suficiente evidencia científica que los apoye? Lo habitual es que se escandalicen y en cierta forma lo comprendo. Hay un gran mercando en el mundo de la salud alternativa y, como ha pasado toda la vida, mucho charlatán. Creo que es necesario defender a la ciudadanía del fraude, la dificultad está en trazar la delgada línea roja que separe lo que es claramente dañino de lo demás.

¿Es perjudicial que la gente se ponga una pulsera amarilla o con "componentes ionizados"? ¿Lo es que un deportista se ponga ventosas o tome suplementos de oligoelementos? ¿Es lícito que unos padres lleven a su hijo al homeópata por un catarro? Es bastante difícil que una pulsera haga mal a su portador, tampoco ponerse ventosas daña gran cosa. En el pasado lo hacían los propios médicos oficiales con sanguijuelas y sangrías, lo que si era dañino. Tomar oligoelementos, suplementos proteicos y barritas energéticas tampoco es esencialmente perjudicial aunque es verdad que comerse un buen bocata suele ser igualmente efectivo y mucho más económico. Que unos padres decidan dar a su hijo unas gotitas de homeopatía para los mocos en lugar de acudir varias veces al sobrecargado pediatra del seguro hasta conseguir un antibiótico tampoco parece muy peligroso. Si el niño empeora y el catarro va a más, sí lo sería.

Cuando un ser humano enferma además del malestar consiguiente se suele sentir intranquilidad o miedo. En los procesos crónicos además impaciencia, sobre todo en los numerosos casos en los que la médicina convencional puede hacer poco para aliviar unas articulaciones o huesos desgastados, un corazón o un riñón envejecido o simplemente el riguroso efecto del paso de los años. Es inevitable pensar ¿habrá alguna otra forma de aliviarme?. Por otro lado las personas jóvenes suelen desear superarse y mejorar su forma física o su calidad de vida. Por eso no dudan en ponerse una pulsera amarilla, un parche, una pegatina o si insisten una calcamonía como en otros tiempos se ponían cruces en el cuello, escapularios, estampitas y otros adminículos. Medidas que cansan bastante menos que apuntarse a un gimnasio o hacer cinco horas seguidas de deporte. Esto me temo que no va a cambiar y seguirán sucediéndose modas a medida que futbolistas, deportistas, y famosos vayan cambiando sus usos y costumbres.

La empresa privada saca buena tajada de este componente irracional al anunciar yogures que defienden el intestino, leches que mejoran la microflora y la larga lista de productos con cualidades bio, mejorantes, mineralizantes y sufragantes. Ya saben de que hablo. Son miles de millones, no pienen que se trata de calderilla. Aquí si que nos deberíamos llevar las manos a la cabeza y velar para que se cumpla la legislación y se eviten los mensajes falsos.

Por eso sonrío al contemplar como muchos se preguntan si servirá de algo la ventosita que se ha puesto un afamado nadador y cuya foto está suscitando mares de tinta, como toda serpiente de verano que se precie. Si le sirve a él para nadar mejor pues seguramente le haya salido bien la inversión. Otros se ponen piercings o tatuajes y nadie dice gran cosa. Pero como de lo que se trata es de innovar, ahí ven como entramos al trapo fácilmente cuando detectamos algo fuera de lo normal.

La reflexión que tal vez pueda aportar algo de luz en este tema nace de la constatación de que todo ser humano posee una parte racional y otra irracional. Tenemos un cerebro cortical y otro subcortical, capacidad para el pensamiento reflexivo y para el intuitivo. Poseemos pues una ambivalencia anatómica y funcional que nos hace ser más efectivios y nos ayuda a sobrevivir mejor. Por eso siempre habrá medicina ortodoxa y alternativa. Ayudar a los ciudadanos a discernir lo que más les conviene tal vez sea demasiado osado, los profesionales tendremos que intervenir si nos preguntan o vemos que hay un claro riesgo. Velar por lo tanto para que no haya daño si que me parece consecuente. A los galenos pediría un poco de humildad, a los ciudadanos prudencia y a los que se dedican a menesteres alternativos mucho cuidado. Es bueno recordar que la Organización Médica Colegial, los Colegios profesionales y los propios profesionales sanitarios velan constantemente para que no haya excesos y así deberá seguir siendo.


domingo, 23 de septiembre de 2012

Medicina Holística


Muchos pacientes me preguntan sobre las medicinas complementarias. Hoy reflexionamos sobre un texto, de una persona que sabe del tema mucho más que yo, que trata sobre medicina holística. Es un punto de vista que incluye visiones de Gestalt y  fitoterapia. 
A la hora de tratar de explicar la enfermedad desde puntos de vista no convencionales nos encontramos con problemas, se recurre al término energía para ilustrar una respuesta. Este concepto no es fácil de asir, es más un término intuitivo que una variable medible. Pero no nos llamemos a error, en la medicina alopática occidental tampoco se da explicación ni respuesta a muchos problemas. Gran parte de la patología mental, alérgico-inmunitaria, oncológica o degenerativa sigue sin tener una clara causa y un eficaz tratamiento. 

En mi caso adopto una posición de humildad, igual que no hay sistema filosófico, político, religioso o matemático (recuerden a Godel) que dé respuesta a todo, con la medicina pasa lo mismo. De momento nos viene bien hablar varias lenguas, conocer varias aproximaciones, para tratar de entender un poco más. También nos viene bien ser profesionales y críticos,  formarnos solidamente y reflexionar con rigor sobre aquello que sabemos y sobre todo que no sabemos. 



MEDICINA HOLÍSTICA.

En la civilización griega Sócrates decía “del mismo modo que no es apropiado curar los ojos sin la cabeza, ni la cabeza sin el cuerpo tampoco es apropiado curar el cuerpo sin el alma”. Así como también Hipócrates comentó “con el fin de curar el cuerpo es necesario conocer el alma en su totalidad”.
En la medicina holística la “psique” o alma y el “soma” o cuerpo son inseparables y forman parte de un todo. El hombre debe su salud al funcionamiento armónico de todo su ser (mente, cuerpo, espíritu) y a sus relaciones con los demás seres de la naturaleza.
La medicina alopática u oficial entiende la enfermedad como una alteración en el cuerpo,  el cual funciona como una máquina, así si una parte se avería se puede retirar, pulir y volver a colocar sin alterar el mecanismo. Esto hace que se pierda el concepto de unidad  y se considera la enfermedad solo como  la  alteración de la materia, de esta forma el cuerpo humano comienza a dividirse para ser estudiado apareciendo las especialidades médicas. A pesar que hoy conocemos mejor el funcionamiento  del organismo hemos perdido la idea de interconexión  entre los sistemas y a su vez la interconexión entre  mente y cuerpo.
Otro de los aspectos de la medicina alopática es considerar que la enfermedad se origina por una única causa que al atacarse hace que ésta desaparezca, un ejemplo claro es el de  las infecciones, la medicina oficial ataca con antibióticos, antivirales o antiparasitarios. La Medicina Holística plantea que no solo es importante el microbio sino que hay múltiples causas que se deben tener en cuenta a la hora de diagnosticar y  tratar, algunas de ellas son: la constitución del individuo, su estado de ánimo, sus hábitos alimenticios y la  interrelación entre los diferentes sistemas.
Para un Terapeuta Holístico la solución no es quitar síntomas, por ejemplo prescribir un  analgésico para el dolor, un antiácido para gastritis, o un antibiótico para eliminar una bacteria, él va más allá. Busca las múltiples causas que están ocasionando la enfermedad.
Según la terapia Gestalt la enfermedad aparece cuando una energía que está preparada para encontrarse con el entorno se frena y se vuelve hacia uno mismo. Y nos hacemos a nosotros mismos lo que íbamos a hacer al entorno. En lugar de que nuestra energía transforme el campo y salga para satisfacer una necesidad, lo que hacemos es volver la energía hacia uno mismo, porque sin darnos cuenta tenemos miedo a herir o ser heridos. Volvemos la energía porque es lo más conocido, con lo que nos sentimos más cómodos y seguros. Cuando la energía se vuelve hacia uno se producen las enfermedades físicas.
Cuando dejamos de oír nuestro cuerpo, olvidamos satisfacer nuestras necesidades e ignoramos nuestros límites, se produce un desequilibrio en nuestra vida. En esta situación es frecuente que nuestro organismo nos envíe señales procurando llamar nuestra atención por medio de la enfermedad, para tratar de recuperar el equilibrio (Adriana Schnake).
La verdadera tarea consiste en quitarle a los síntomas y enfermedades el carácter de enemigos. Afortunadamente han aparecido para darnos un mensaje acerca de nosotros mismos, y desde esta comprensión, trabajar integrando los aspectos negados o eliminando los aspectos adquiridos en pos de una idealización que nos aleja de nuestra propia esencia.
Por otra parte, habitualmente cuando nos referimos al cuerpo lo hacemos como a una posesión del yo: mi cuerpo, tal y como nombramos otras posesiones. Nuestro cuerpo es un objeto ajeno, y no nos damos cuenta de que al tratarlo como un “eso” en lugar de cómo un “yo” nos estamos discapacitando, disminuyendo, nos hacemos menos de lo que somos. Cuando sentimos algo corporalmente solemos distanciarnos de la parte que genera o centra esa sensación; decimos “tengo dolor de cabeza”, no “estoy doliéndome (o dolido) en lacabeza”. No se nos ocurre pararnos a pensar que somos nosotros quienes nos estamos doliendo la cabeza (Adriana Shnake).
En la medicina holística el “paciente” es una parte activa del proceso que interviene directamente en su curación, siendo el  terapeuta un facilitador y acompañante en el mismo. En este camino el paciente va cambiando paradigmas o creencias que en el transcurso de su vida lo han esclavizado impidiéndole su  completa realización además  de mejorar  sus estilos de  vida, y comprometerse con su proceso. Y es ese andar, ese “mirar”, lo que cura. Lo que sana, es sacar el “mal” hacia fuera, mirarlo a los ojos y responsabilizarse de él.
La medicina alopática se encarga de tratar síntomas, no se preocupan por encontrar la causa de la enfermedad y en muchas ocasiones el organismo suele no curarse a pesar de intensas drogas.
Por otra parte la fitoterapia o tratamiento con plantas medicinales, en sus diversas formas de presentación y preparaciones, es una alternativa importante para ayudar en la enfermedad. Siempre es mejor, mientras sea posible, recurrir a medicinas y terapias naturales menos agresivas.
Hay ciertas hojas, raíces, flores o cortezas que se han mostrado de notable valor en los procesos curativos. La práctica de la fitoterapia es casi tan antigua como el hombre. La fitoterapia es la medicina más antigua y probada del mundo. Las plantas han sido utilizadas por el hombre desde los tiempos más remotos, tanto para alimentarse como para curarse.
La industria desarrolla los medicamentos partiendo de una planta que presenta una serie de propiedades, descompone sus elementos, busca los principios «activos» y genera los productos químicos inorgánicos y no se tiene en cuenta que los sistemas orgánicos del cuerpo están diseñados para tratar con materiales orgánicos. Y aunque es verdad que se han obtenido buenos resultados con los medicamentos clásicos o químicos, también han aparecido paulatinamente efectos secundarios, a veces importantes, que incitan hoy en día a la prudencia. La principal ventaja de la fitoterapia reside en su propio modo de acción: ejerce un efecto más suave y profundo sin agredir al organismo.
Y es por todo ello que hoy exista gran interés por la fitoterapia, pues en la búsqueda de una vida más sana y una mejora de la calidad de vida, el hombre se ha dado cuenta de la necesidad de volver los ojos a los valores esenciales que siguen estando básicamente en la naturaleza.

María Trinidad Ortiz Tobarra.
Fotos: Europeana

jueves, 8 de septiembre de 2011

¿Medicina complementaria?







En paralelo con mi formación en Medicina Familiar y Comunitaria cursé estudios de Medicina Tradicional China en la Escuela Nei Jing con el dr. Jose Luis Padilla Corral durante cinco años de la mano de las doctoras Amparo Saez de Juano y Ángeles Jiménez. Comparto esto públicamente como un sencillo reconocimiento.



¿Qué aprendí? 




  1. Básicamente que el paciente es lo primero.


  2. Qué el ser humano es más de lo que podemos medir. Existen planos que aun nos son desconocidos, como la consciencia y la energía vital.


  3. Que el ser humano es muy frágil pero a la vez tiene una grandísima capacidad de sanación.


  4. Que lo primero que enferma de una persona es su Shen (la parte emocional/espiritual).


  5. Que el sanador ha de descalzarse ante el paciente. Dejar fuera su prepotencia, arrogancia, ideas... y saber que el paciente le abre su propia vida, un terreno sagrado por el que se debe caminar descalzo, con sumo cuidado.


  6. Que el sanador tiene TRES herramientas increíbles, la CREATIVIDAD, la  INTENCIÓN y la ATENCIÓN PLENA (mindfulness).


  7. Que sanadores y pacientes necesitan recuperar y reconectarse con su esfera transcendente/espiritual de la forma que mejor sepan, desde la religión o la laicidad, para buscar respuesta y conectar con su interior.


  8. Que los médicos "occidentales" y "científicos" somos muy arrogantes. La ciencia nos ha hecho engreídos. Necesitamos más humildad.


  9. Que el sanador con la intención correcta tiene infinitas posibilidades de ayudar al paciente a su alcance y está asistido por una fuerza que emana de esa correcta intención.




  10. Actualmente no uso las técnicas de medicina tradicional china salvo excepciones, el ritmo de una consulta de medicina de familia del sistema público no lo hace sencillo. Esto no es óbice para que agradezca sinceramente todo lo que aprendí. Me permite ser bilingüe frente a la enfermedad y el paciente  ampliando mi capacidad de visión  y lenguaje. Y quizá mejorar una de las mejores cualidades de un médico, la correcta intención.

    He de añadir que, sin ser una disciplina médica al uso, me ayudo en consulta de técnicas de atención plena, Mindfulness tanto para mi mantenimiento personal como para situaciones de mis pacientes para las que considero puede servir de ayuda. Los interesados pueden encontrar información y recursos en el blog, así como reflexiones e informaciones en la etiqueta Mindfulness

    Con respecto a la medicinas alternativas en general,  recomiendo en primer lugar prudencia. Hay de todo como en botica y es bueno saber en manos de quién nos ponemos y qué credibilidad merece.
    En segundo lugar evitemos la charlatanería y las promesas vacías que podamos encontrarnos.

    Ante la duda consulte o pregunte, en mi consulta siempre estaré abierto a hablar con usted de estos temas.


    La verdadera medicina alternativa es buscar una alternativa a la medicina.

    Buscar mejores formas de cuidar.