lunes, 5 de agosto de 2013

El duelo complicado

'Candles'
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Asumir las pérdidas que la vida nos propone es una de las asignaturas más difíciles para los seres humanos. Nos han enseñado a ganar, a crecer, a tener más (conocimiento, prestigio, propiedades...). Nadie nos ha preparado a perder, a tener menos, a decrecer. Nadie nos prepara para el envejecimiento, la pérdida de seres queridos o de funciones básicas.

Tras una pérdida importante sigue un tiempo de adaptación que denominamos duelo. Se caracteriza por el dolor ante esa pérdida, la recolocación de variables en la psicología de la persona, en sus rutinas, en su cotidianidad. El objeto perdido puede haber sido un trabajo, un animal de compañía, una relación sentimental o una persona muy amada. El impacto variará desde una leve desazón hasta un derrumbe en toda regla.

Me parece importante recordar que este dolor, este duelo, es consustancial a la vida y no debe considerarse enfermedad. Por mucho que duela. Si merecerá cuidados y atención. Si merecerá paciencia y tiempo que permita una nueva adaptación. Los manuales clásicos estipulan en un año aproximádamente el límite en el que considerar que un duelo es patologógico. En mi opinión hay que ser laxo. Las personas somos muy variables.

Lo cierto es que desde el sistema sanitario tenemos un papel en el acompañamiento a la persona en fase de duelo. Hay que escuchar, orientar y permanecer cerca. Ayudar a que la persona vuelva a encontrar un equilibrio que le permita seguir adelante. Animar a que la persona comparta su dolor, de alguna forma esa ha sido la manera en que se han creado maravillas como ciertas cantatas de Bach, la tragedias griegas, el Taj Mahal y una lista incontable.

El sufrimiento no es estéril, es una potente fuerza que nos mueve e impulsa a crecer y adaptarnos. Ayudar a que produzca este efecto sin que se desmorone la persona que lo padece es una tarea importante y delicada. Seguramente la que más sentido dé a la existencia de los profesionales sanitarios.



Simon NM. Treating Complicated Grief. JAMA. 2013;310(4):416-423. doi:10.1001/jama.2013.8614.





Winter Walk by David Nevue on Grooveshark


domingo, 4 de agosto de 2013

Relatos de verano: El Alquimista Impaciente









Lo que quizá caracterice más nuestras inquietas vidas sea la impaciencia. Lo queremos todo ya y si es a la manera de los iconos que en este tiempo traducen el éxito mejor. Dinero, fama, poder... Buenos coches, grandes mansiones, la mejor compañía, dinero por todas partes. Lorenzo Silva ganó el premio Nadal con el alquimista impaciente hace trece años. Es una novela policiaca, bien escrita tanto en su estructura como en sus personajes. Quien quiera saber el nombre del famoso alquimista tendrá que leerla hasta el final. De momento solo adelantaré que la verdadera alquimia buscaba la transformación del que a ella se acercaba y no tanto la de los materiales de laboratorio. En la vida nos pasa lo mismo pero al revés, buscamos lo evidente, lo visible. Nos definimos por lo que hacemos, especialmente por lo que se supone hacemos bien. Por lo que tenemos. Estamos impacientes de ser más y eso lo traducimos en más acción, más pertenencias. Pero así no conseguimos saciar esa sed, el agua se nos escapa como en una piscina agrietada, por mucha que metamos.

Esa impaciencia nos atraviesa el alma, nos hace sufrir, perder el equilibrio. Muchas veces nos hará enfermar. Perdiendo el sueño, la templanza o el ánimo. Quizá con dolor de cabeza, estomago o espalda.

Cada vez que veo un árbol voy comprendiendo su enseñanza. Crecen despacio, sin prisa, con constancia, alcanzando tamaños sorprendentes y vidas longevas. Guardan celosos el mismo secreto que poetas y alquimistas, para alcanzar la vida es necesario renacer de las pequeñas muertes cotidianas. Los árboles lo hacen cada en primavera, dejando el invierno atrás. Habitualmente los humanos nos olvidamos de vivir tal vez por que hicimos lo mismo con la muerte. Y así nos va, seguimos impacientes.

sábado, 3 de agosto de 2013

¿Por qué es bueno que un médico escriba relatos de verano?







 'Donald Keene at home: Tokyo, 2002'
http://www.flickr.com/photos/75008966@N00/323766792


No es casualidad que haya médicos escritores. Así ha sido desde hace mucho tiempo. La medicina es una disciplina que se ha llevado bien con las humanidades. Durante la larga formación de un médico se le entrena para escribir en lenguaje científico. Una forma de equilibrar esta visión sesgada apela a la ayuda de la literatura, poesía y las bellas artes. No es fácil unir ciencia y arte pero si pretendemos una visión completa del ser humano así ha de ser. Encontrar médicos humanistas es cada vez más difícil. Lo que solemos ver son médicos técnicos, buenos profesionales en cuanto al manejo de alguna técnica o herramienta, enfocados a un estrecho margen del saber mediante la especialización. Pero no hay muchos que sean capaces de mirar a las personas con una visión amplia que exceda su campo de conocimiento y se ancle en puntos tan dispares y necesarios como la filosofía, la ética, la psicología, la comunicación profunda, el arte... en una palabra, el humanismo.


Por eso creo importante que un médico escriba otras cosas además de comentarios técnicos o artículos científicos. En mi caso rescato este año un género estival, fresco y liviano. Los "relatos de verano" que hallarán en este blog son tan solo la visión de un médico comprometido con sus pacientes que aporta una perspectiva de la sanidad desde dentro, desde una consulta.

viernes, 2 de agosto de 2013

Relatos de verano: La delegación







Foto: Tercerainformación



No sé porque se habrá armado tanto follón con lo de la delegación... tampoco era para tanto. Es verdad que dijimos que una delegación del sistema nacional de salud del Reino Unido había visitado los hospitales madrileños y que al final el tipo que vino era de una consultora privada, pero bueno, al fin y al cabo era médico e inglés. Nosotros siempre decimos la verdad. Estos periodistas están a la que saltan, ahora en verano hacen noticia de cualquier cosa... todo por enredar.



jueves, 1 de agosto de 2013

Relatos de verano: El acuerdo


Foto: Acta sanitaria


La reunión era del máximo nivel. Altos representantes de la profesión, la ministra y el presidente del gobierno. La foto sería histórica. Como delegado de estudiantes le extraño que le llamaran, nunca antes habían contado con ellos, mucho menos para algo tan importante. Decidió acudir vestido con sus mejores galas, tuvo que pedir el traje a un amigo y comprarse unos zapatos negros, habitualmente usaba deportivos. Por lo menos no le exigían llevar corbata, menudo alivio. Ese día estaba muy nervioso. La cita sería en el ministerio de sanidad. Tenía plena conciencia de que el acuerdo era papel mojado. Se lo dieron a leer dos días antes, sin posibilidad de enmiendas por su parte. Buenas palabras pero ningún compromiso, estaba acostumbrado a ver cosas así por la prensa pero nunca le había tocado a él.  Como era previsible hubo discursos, varios, pero no turno de preguntas. Esto también le sonaba, muchos de sus profesores tampoco las permitían. También hubo fotos, muchas fotos: en la gran sala firmando el documento, en los discursos, en las escaleras, con la ministra, con el presidente... Al final ya no aguantó más y terminó bajándose los pantalones y mostrando unos calzoncillos rojos con la inscripción: "ya os vale". Los periodistas no daban crédito.


miércoles, 31 de julio de 2013

Relatos de verano: Ochenta y ocho años

Doña Gertrudis y su marido venían del hospital, se apuntaron sin cita para contarle al médico lo del esguince. Este les escuchó y les pidió el informe para ver en profundidad qué había pasado. Lamentablemente lo habían dejado en el coche, don Eufrasio se prestó a ir por él, el coche estaba cerca. El doctor aprovechó su ausencia para hablar un rato con doña Gertrudis, siempre venían juntos y en los cinco años que llevaba en el puesto nunca había conversado a solas con ella. Se interesó por su ánimo ya que en los últimos meses había acudido con mucha más frecuencia de la habitual al centro por consultas vagas, siendo su semblante sombrío lo que más le había llamado la atención.
-Dígame doña Gertrudis, qué le está pasando qué es lo que la quita el sueño.
- Pues lo de siempre doctor, las preocupaciones.
-Si, ya lo sé, pero ¿qué preocupación es la principal, su hija, su marido, las cuentas?
- Mi hija está bien y las cuentas van tirando.
- Pues entonces debe de ser su marido, ¿estoy en lo cierto?
- Ay doctor, que no se entere, es que últimamente está muy nervioso.
- ¿Ha llegado a sentir miedo por ese motivo, Gertrudis?
- Si, ya lo creo. ¡Tiene un carácter!
- ¿Alguna vez se ha sentido amenazada o le ha gritado? La paciente saca entonces un pañuelo del bolso y se enjuaga los ojos.
- Lo peor no es eso, en Navidades casi me saca un ojo, me dejo media cara morada. Mi hija estuvo a punto de llevarme a su casa, pero yo no quería... luego es mucho peor. El doctor tragó saliva al mirar la pantalla del ordenador, doña Gertrudis tenía ochenta y ocho años.

martes, 30 de julio de 2013

Relatos de verano: pacientes emponzoñados

Me gusta el concepto de fragilidad, en mi negocio es básico. Mientras más frágiles se sientan más venderé, mientras más venda mejor me irá. Tantos años de estudio, preparación y esfuerzos merecen ser coronados con el éxito.

De momento seguiremos desarrollando las líneas estratégicas actuales. Dos productos me-too parecidos a los que ya existen en el mercado y cuya mínima aportación de ventajas para un pequeño segmento de pacientes justificará un precio 24 veces superior a la molécula actual. Nuestra potente red de ventas y publicidad nos ayudará, la estrategia intensiva sobre los médicos también y este año ensayaremos nuevas formas para llegar a los pacientes a través de sus asociaciones que financiaremos y con publicidad encubierta en internet. Eso sí me da rabia, deberían dejarnos libres en internet para acceder a los pacientes, ¿acaso no tienen derecho a recibir la mejor información sobre nuestros productos? yo si fuera paciente me gustaría recibirla. Afortunadamente no lo soy, y cuando lo sea ya tengo preparado un buen seguro médico con la clínica de Pamplona, me ofrecen hasta chequeos gratuitos con TAC de cuerpo entero, me encanta esa promoción, mi cuñado se hizo uno el verano pasado y le descubrieron una piedra en la vesícula, figúrense, él sin enterarse.

En fin, dejo mi libreta de notas por hoy. Tan solo apuntar que estaría bien tratar de desarrollar aquel proyecto sobre la pérdida de deseo femenino. Si la molécula funcionase me podría retirar para siempre. Lastima que no haya manera de corregir ese efecto secundario tan molesto que cubre a las mujeres de un espeso vello negro. Hablaré con Fernández, debe de haber una forma de superar ese escollo con publicidad.



Dedicado a los maestros Rafa Bravo y Enrique Gavilán, imprescindibles para el desarrollo de mis funciones como médico.

lunes, 29 de julio de 2013

Relatos de verano: La comisión gestora

Decidieron darle la vuelta a la tortilla. En vez de llorar reirían. En vez de quejarse propondrían nuevas ideas. Se hicieron famosos. Su repercusión tuvo un grandísimo impacto para las vidas de muchas personas. Sin embargo su jefa no se enteró. En su servicio no captaron la idea. Aquello no les frenó. Consiguieron viajar por mil lugares animando a otros que querían seguir sus pasos, que querían ponerse en movimiento, que estaban hartos de tanta queja. Por la noche, mientras tomaban la cervecita con los amigos miraban las estrellas. "Están muy lejos", decía uno, "sí que lo están" respondía el otro.

domingo, 28 de julio de 2013

Relatos de verano: La dermatóloga

Salía bien en televisión. Su rostro proporcionado tenía esa rara cualidad de convertir en suavidad las inclemencias de la vida en lugar de en arrugas, rictus o bloqueos. Era una profesional, alguien capaz convertir lo habitual en excelente. No le bastaba con pasar consulta, disfrutaba en el quirófano, ante cualquier clase de reto. Su especialidad era la piel, la conocía bien, sabía de sus cualidades, de su elasticidad y sensibilidad. Trataba de aplicarlas a su vida. Al igual que los héroes griegos tenía un talón de Aquiles, pero su sabiduría lo mantenía oculto a los ojos curiosos. Lo principal era agradar a los Dioses, ella sabía como hacerlo, se esforzaba a diario con un alto nivel de autoexigencia, la excelencia no era para ella un lujo era necesidad. Su isla no era la más grande de las Cícladas, eso no la impedía desarrollar un reinado prudente y vigilante, con los mares tan revueltos nunca se sabe quién puede ser el siguiente en desembarcar.

sábado, 27 de julio de 2013

Relatos de verano: La receta electrónica

No podía dar crédito a su suerte. La nota de prensa lo ponía bien claro, no había error posible, "Reunión multinivel sobre receta electrónica en la Organización Médica Colegial... Acudirán delegaciones de todas las Comunidades Autónomas... Por Cataluña acudirá el doctor Cubí que...". Nada menos que Cubí, una leyenda. Compaginaba sus labores de médico de familia asistencial con actividades de innovación informática de sistemas, es especial destacaba por su módulo de prescripción con aportes revolucionarios. Se había dado cuenta años atrás que pasar el sistema de receta de papel al ordenador era un gran error. Planteó en su lugar un sistema de prescripción abierto a todo el sistema de salud. Cualquier médico podría prescribir, pero la responsabilidad última del tratamiento del paciente recaería en su médico de cabecera, el que mejor lo conoce, para aumentar la seguridad y la calidad del tratamiento. Las enfermeras también podrían acceder al tratamiento en sus revisiones habituales al paciente crónico, siendo pieza importante para verificar la pertinencia y correcta actualización de los tratamientos. Se incluyeron módulos de seguridad, interacciones, vademecum... Y se empezó a extender por atención primaria y hospitales. Al poco tiempo ya ahorraba dinero, además de las mejoras notables de seguridad y calidad para el paciente que aportaba. Por estas razones tenía que ir a verlo, necesitaba conocerlo personalmente. Le escribió un correo y quedaron en la OMC un poco antes de la reunión. No podía dar crédito a su suerte. El doctor Cubí le dedicó hora y media en la que le dio los detalles de sus últimos avances. Acabaron de forma cordial, la reunión oficial empezaba enseguida y no se podía quedar, debía volver a pasar consulta a 50km de allí. "Hablamos esta tarde", se dijeron. Por la noche intercambiaron correos "¿cómo fue la reunión?, ¿pudiste hablar con los de Madrid?", "imposible, no me recibieron".

viernes, 26 de julio de 2013

Relatos de verano: El jefe de negociado

Estaba harto del despacho, de oir las mismas quejas, de ver las mismas miserias. Siempre lo mismo. Unos se escaqueaban, otros pedían más dinero, aquellos se quejaban de los primeros, los primeros de los últimos, cada vez se gastaba más, cada vez había más necesidades, cada vez se trabajaba menos... Decidió ser innovador, buscar otras formas de hacer las cosas... y las encontró. Encontró otras formas, encontró otras gentes. Quiso volver y contarlo a los suyos, quiso implantar los cambios. No fue posible. No conseguían entenderle, nadie comprendía lo que trataba de decir. Se consolaba en las redes sociales, allí siempre había alguien que comprendía su punto de vista. "Tranquilo", le decían, "tómatelo con calma, ya llegará el momento". Lamentablemente el momento se hacía de rogar.

jueves, 25 de julio de 2013

Relatos de verano: A modo del doctor House

Tenía el mismo mal genio que el doctor House, la misma cara larga, la misma mala leche. Era frecuente que despachara a los pacientes con cajas destempladas. Todas las semanas acompañaba a alguno al mostrador de información y les decía a las administrativas que se lo quitaran de su cupo. Suscitaba pasiones, una parte de sus pacientes le amaba incondicionalmente, la otra le odiaba o le temía. No dejaba a nadie indiferente. Le conocí fugazmente en un cambio de turno, aquel día se acercó al centro a saludar a sus viejos colegas. Yo no llegué a coincidir laboralmente con él, cuando gane la plaza ya había elegido otra vacante en la otra punta de la ciudad. Un trabajo de urgencias, de más batalla. No me pude hacer una opinión, había escuchado demasiadas historias. Saqué en claro que ahora estaba mejor, no tenía que seguir a los mismos pacientes, no se planteaba regresar. Mejor así.

miércoles, 24 de julio de 2013

Relatos de verano: El chequeo

Año 2025, piso 34, torre Europa, Madrid.

- ¿Cómo quiere el café Ramírez?
- Con leche y dos de azúcar por favor. Por cierto ya me contaron lo de su nuevo Toyota, enhorabuena jefe.
 - Ah si, gracias. Los de arriba me han dado una buena prima este año, con acciones, coche de empresa y el nuevo ultra chequeo de la clínica de Pamplona, es cojonudo.
- He oído va hablar de él, me parece que incluye scanner anual, ¿verdad?
- En efecto Ramírez, no he ido todavía pero me lo ha contado mi cuñado que trabaja en la división general. Te citan en Pamplona dos veces al año y te hacen de todo. Todas las pruebas imaginables están incluidas. El scanner es de los de cuerpo entero, no se dejan nada fuera. Súper completo. Luego te hacen ecografías, un bufet de analíticas, endoscopias por arriba y por abajo; pero ya no molestan, te las hacen sedado. Mi cuñado me dijo que lo mejor es el trato, pasas cuatro días ingresado en una clínica VIP, con piscina, spa y  unas enfermeras en faldita corta que para qué, dan ganas de quedarse más tiempo. No te cuento lo de los masajes para no darte envidia...
- Jo, pues si que tiene suerte. A mi me hacen el chequeo normal de toda la vida. No me extraña que mi médico del ambulatorio me diga luego que no vale para nada. El bueno debe ser el que le hacen a usted.
 - No desespere Ramírez, ya verá que cuando promocione usted también podrá disfrutar de la gran vida.
- Ya... de eso tengo ganas, de disfrutar la vida. Ya me tocará algún día.

martes, 23 de julio de 2013

¿Qué preferiría padecer cáncer o Alzheimer?

Foto: 'Flickr Vietnamese meeting'
http://www.flickr.com/photos/75199686@N00/2645589939


Es uno de los descubrimientos estrella de este año: las personas con cáncer sufren menos Alzheimer (un 35% menos) y las personas con Alzheimer sufren menos cáncer (un 45% menos). La explicación es simple, ambas enfermedades son conceptos antagónicos en relación a la proliferación y muerte de las células del cuerpo. Las células envejecen y mueren contínuamente renovándose por otras. Este proceso está controlado por la información genética del organismo. Según avanza la edad es más frecuente que se den fallos tanto en el mecanismo de proliferación y formación de células (que pueden terminar en cáncer) como en el de muerte y eliminación (que pueden terminar en degeneración, células que no funcionen bien, demencia).

No es posible elegir entre padecer cáncer o Alzheimer pero ahora tenemos pruebas que indican que son caminos distintos de terminar la vida. La tercera en discordia sigue siendo la patología cardiovascular, pero eso es otra historia. 

El estudio ha sido publicado en la prestigiosa revista Neurology.

lunes, 22 de julio de 2013

Relatos de verano: el amigo de los mocos



Salió a la sala de espera echando humo. Su cara desencajada contrastaba con su camisa estampada en diseños psicodélicos: "Esto no se puede aguantar, pero no os dais cuenta de que vuestros hijos están bien... yo me declaro amigo de los mocos...".

Por la noche se puso a escribir en su ordenador. Había conseguido sobrevivir a una consulta de 54 niños, que son muchos para un pediatra curtido. Cada año veía como a la consulta traían a los niños por motivos más banales. Y ese mes de febrero ya no sabía qué hacer con tanto moco. La solución apareció de repente, "necesito escribir un artículo en el Periódico algo que llegue a la gente". Adaptó el grito que dio en la sala de espera a un artículo breve y lleno de humor que mandó al diario electrónico y lo colgó en su blog. A la mañana siguiente ya lo habían leído miles de personas, eso le ayudó. Sabía que su lucha era desproporcionada pero su fina ironía  no dejaba a nadie indiferente. Recibió cientos de mensajes de otros compañeros solidarizándose con él y de muchas madres y padres solicitando información. Mientras contestaba mantenía una discreta sonrisa interior. Lo que había nacido hacía tres años como un blog se había convertido en un proyecto sólido que le ayudaba a mantener la cordura, en una sociedad que estaba medicalizando salvajemente a los niños, obligándolos a tener un contacto intensivo con un sistema sanitario que por definición es peligroso. Había mucho que hacer. Cerró el ordenador, puso un viejo vinilo de Jazz en el plato y se tomó una de sus cervezas; "seguiremos mañana", pensó.




domingo, 21 de julio de 2013

Relatos de verano: el doctor Juan Gelman


El doctor Juan Gelman era célebre por su vehemencia. Tenía muchos enemigos tras una larga carrera en la que siempre dijo lo que pensaba y siempre escribió fiel a su criterio, pese a todo seguía adelante.

Aquel año fue prolijo. Participó en un documental sobre Atención Primaria que fue todo un éxito. Publico su libro a nivel nacional. Dictó clases en varios continentes y participó en un sin fin de eventos.

Había una cosa que le seguía inquietando, una intuición oscura de que pese al esfuerzo tal vez todo seguiría igual. Ese velo de desesperanza se borraba cuando a la mañana siguiente se despertaba al alba para hojear sus revistas científicas, leía el correo electrónico  y escribía sus artículos.

Tras desayunar bajó a la calle a hacer recados y subió las cartas. En esa ocasión había una personal que le enviaba un médico amigo desde un bosque impenetrable del norte de España. La carta contenía poesía y le hizo bien. A las personas en exceso inteligentes y organizadas unos pocos versos les suelen ayudar a olvidarse momentáneamente de los razonamientos que tan frecuentemente hacen que el alma pese. Con una sonrisa dobló la carta dejándola en su mesa de trabajo. Respiró hondo, recordando la mirada de su amigo y aquella vieja frase "ars longa, vita brevis".  Se levantó de la silla y se dirigió al salón para regalar un enorme abrazo a su mujer.


sábado, 20 de julio de 2013

Relatos de verano: agonía



Lo he hecho mal, muy mal. Murió de mala forma y no hice lo suficiente. Me fastidia que la gente muera tan mal, agobiada, angustiada, ahogada, sufriendo... El caso era complejo, muy complejo. Ni siquiera los internistas supieron manejarlo bien. Tras el ultimo ingreso se lo quitaron de las manos: "que se encargue su médico, y los de paliativos..." La familia ya no sabía qué hacer. Tampoco yo. Ensayé mórficos para la disnea sin éxito, consulté al equipo de paliativos que ofreció soporte también con poco éxito... Al final terminó en urgencias, incómoda hasta el final.

¿Somos responsables de las malas muertes? ¿se puede hacer mejor? qué complicado es de saber. No es una cuestión de tecnología, tal vez si hubiera aportado más tiempo, más escucha, más sentido... ¿Pero cómo hacerlo con 2200 pacientes de cupo y la consulta llena? Me gustaríais caminar sobre las aguas pero sigo teniendo miedo y me hundo. Me sigue faltando fe.

viernes, 19 de julio de 2013

Relatos de verano: el doctor David Gatrán



David era un médico de cabecera de los de toda la vida, llevaba ejerciendo en aquel pueblo más de veinte años. Todos conocían su carácter, su humor y sus costumbres. A media mañana paraba un rato la consulta y se iba a tomar un café al bar de Pepe, de los tres de la plaza el que mejor pinchos tiene y su preferido porque le trataban especialmente bien. Allí recibía a los representantes farmacéuticos que gustaban de pasarle a ver dado que era de buen trato y los pinchos del bar de Pepe generosos. Aquella mañana le ofrecieron una inscripción a un congreso en Berlín, algo poco común. Habitualmente solía hacer un par de escapadas al año a congresos nacionales pero salir al extranjero no era lo habitual, debían tener un nuevo e importante producto entre las manos, que no le fue difícil averiguar. "Bueno", pensó, "ir a un congreso a formarme no me compromete a nada".  Durante los próximos meses se encontró con ese nuevo medicamento en cuatro ocasiones, eran prescripciones de médicos de hospital que lo recomendaban en sus informes de alta ó incluso lo recetaban ellos mismos sin incluir en dicho informe. No pudo evitar pensar "menuda cara..."

El dia del congreso todo fue como la seda, el viaje impecable, el hotel perfecto y la organización del evento cuidada hasta los mínimos detalles. Hablaron muchos expertos sobre el tema, algunos con el logotipo de la marca farmacéutica en las diapositivas. Todo fueron parabienes y ventajas, y por supuesto nada se habló del precio veinte veces superior a la terapia convencional. Por la noche le invitaron a una cena de gala en un conocido restaurante céntrico.  Curiósamente una de sus pacientes cenaba en ese momento una cena opípara en su casa, a todas luces excesiva dado su edad, pero ya sabemos que a todos nos gusta disfrutar de vez en cuando. Doña Gertrudis seguía el nuevo tratamiento del doctor Gatrán y ese dia tomó religiósamente sus pastillas. A media noche se despertó con un vómito de sangre, avisó a su nuera que se presentó al punto en medio de un ataque de histeria, llegó al hospital comarcal en coma y no se pudo hacer nada para salvar su vida. Nadie disfrutaría los restos de marisco que quedaron en su nevera.

jueves, 18 de julio de 2013

Venid a mi, venid a mi los sueños...

La comunicación tiene una potente faceta sanadora. Dentro de los múltiples aspectos de esta me gusta rescatar el saludable papel de la poesía en quien la escribe y quien la lee. Si fuéramos capaces de convertir nuestros anhelos en versos, los miedos, culpas, ilusiones... Andaríamos por la vida algo más ligeros, menos agobiados...




Lanza el arquero sus dardos a la luna
Cada disparo un verso, cada verso un suspiro
Y la luna sonríe en su azotea algodonosa.
Venid a mi, venid a mi los sueños...

En la noche salimos entremezclando olvido,
Cadencias o deseos; bailamos todos:
La sin razón, el holocausto, los abrazos no dados,
Y la brisa nos mueve aventando las sombras.

La inconsciencia genera un revés de presencia,
El leve tul de frágiles historias cual la luz
Que nocturna se cuela en las ventanas.

Seguid soñando niños, regaladme tesoros,
Yo sabré agradecerlo con un alba tranquila.
Venid a mi, venid a mi los sueños...

miércoles, 17 de julio de 2013

Relatos de verano: el otorrinolaringólogo



Le gustaba trabajar en su consulta privada. Perfectamente limpia y ordenada, al igual que su aspecto impoluto: corbata, camisa perfecta, bata bien planchada. Así debía de ser. En la capital de provincia en que vivía así eran las cosas. Si quería vivir bien tenía que ganarse a la gente VIP y allí no perdonaban, tenía que ser todo perfecto.
Echaba de menos de vez en cuando el hospital, la urgencia, el quirófano, los nuevos retos. Ahora todo era más predecible, el 90% de su tiempo lo ocupaba solucionando siete u ocho problemas, siempre los mismos. Es verdad que era algo aburrido, pero no tenía grandes complicaciones y el balance a fin de mes le permitía un ritmo de vida desahogado.

Un dia se planteó dejar la corbata en casa. En seguida se dio cuenta del error y la volvió a coger.