martes, 9 de octubre de 2012

Arco iris en el desierto





Lo inesperado nos enseña que caminamos sobre lo siempre posible.

Esta semana terminé una de mis consultas con una entrevista con mi coordinador sobre varios temas espinosos, seguida de  un paciente que quería suicidarse y un aviso a domicilio de otro paciente con dolor oncológico no controlado. Todo en la misma media hora. Acabé mi jornada laboral más tarde de lo que me correspondía... al final va a ser que los relojes de Dalí se funden siembre para el mismo lado.

Tratar de rescatar lo inesperado en la persona que sufre es un reto. Tratar de dar esperanza al que la ha perdido también. Lo que ocurre es que en muchas ocasiones siento que tengo muchas pelotas en el aire, como los malabaristas del circo que las mueven con las manos haciendo un círculo de bolas en el aire.

¿Será posible ver llover en el desierto? ¿será posible ayudar al que sufre a ver la posibilidad de lo imposible? No se trata de vender una moto, se trata de encontrar una vía de salida, la posibilidad de una isla. 

Tengo  claro que es posible encontrar arcoiris en el desierto, yo los he llegado a ver. No soy el único. Todos hemos sido testigos de lo inesperado. Quizá debamos tomarnos en serio contarlo a los demás cuando estos nos lo piden. Nunca fue más necesario aportar sentido, contar buenas historias, escuchar con profunda atención.





Y cuando la historia parezca que todavía empeora... tener todavía algo de creatividad en la recámara para acompañar al que lo ve todo negro.





Post dedicado a Sahara medical, ong que trabaja en beneficio de los campos de refugiados Saharauis, ellos saben de desiertos.

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