lunes, 1 de octubre de 2012

Demasiadas malas noticias





Regresando a España leo en el avión el ejemplar del domingo de El País. Tuve que cerrarlo con un sentimiento de vértigo. En una página doble se contaba el horror de la muerte violenta de la abogada Rosa Cabo, en la siguiente las andadas del carnicero de Mauthausen, y en la siguiente el suplemento de Negocios con el titular "Juicio a la banca" y una foto algo siniestra del secretario de Estado de Economía y el subgobernador del banco de España. Tal vez esté muy sensible y a mi estómago le cueste digerir la realidad pero si esta es la única versión dejaré de comprar el periódico y seguiré informándome yendo diréctamente a las fuentes que me interesan vía redes sociales y blogs. El modelo de negocio de la prensa clásica está en decadencia por muchos motivos. El principal es la pérdida de  pericia al contar historias. Si estas no son buenas o se pasan de caústicas, amarillas o descorazonodoras, una parte cada vez mayor de los lectores migrarán hacia otros contenidos. A esto se suma la parte de responsabilidad del cuarto poder en la gestión de la presente crisis. Lo han contado mal. Han aumentado el agobio de la gente, han visibilizado insuficiéntemente las alternativas o las voces anónimas que podían aportar luz. Por estos motivos y otros personales que no vienen al caso, les expongo mi renuncia. No compraré más prensa en una temporada.




(mandada al diario citado como carta al director)

Foto: Image: 'liquid fire'
http://www.flickr.com/photos/99771506@N00/2831284691

1 comentario:

Juana dijo...

Las buenas noticias


Ellos no publican
las buenas noticias.
Las buenas noticias las publicamos nosotros.
Tenemos una edición especial a cada instante,
y necesitamos leértelas.
Las buenas noticias son que estás vivo,
y el tilo sigue ahí,
alzandose firme en el duro invierno.
Las buenas noticias son que tienes unos ojos maravillosos
para acariciar el cielo azul.
Las buenas noticias son que tu hijo está ante ti
y que tus brazos están abiertos:
abrazar es posible.
Sólo publican lo que está mal.
Mira cada una de nuestras ediciones especiales.
Siempre ofrecemos las cosas que no van mal.
Queremos que te aproveches de ellas y nos ayudes a protegerlas.
El diente de león está ahí al borde del camino,
sonriendo con su sonrisa maravillosa,
cantando la canción de la eternidad.
!Escucha
tienes oídos que pueden escucharla!
Inclina la cabeza.
Escúchala.
Deja atrás el mundo del dolor y de la preocupación
y libérate.
La última buena noticia
es que puedes hacerlo."



Del libro "Llamadme por mis verdaderos nombres" de Thich Nhat Hanh