jueves, 22 de mayo de 2014

Dos problemas frecuentes en consulta: miopía y astigmatismo espiritual





Los médicos de cabecera sabemos desde hace siglos que a menudo el problema de salud que verbaliza el paciente no es "El Problema". Es muy frecuente que la persona consulte varios temas con su médico y casi al marcharse comente, "por cierto doctor, una última cuestión...". Ese suele ser El Problema. En otras muchas ocasiones no se verbaliza, bien por que no se ha tomado conciencia de él o bien por pudor.

De lo que me suelo dar cuenta es que hay dos situaciones muy comunes que se repiten a la hora de causar sufrimiento al ser humano. La primera la podemos denominar astigmatismo espiritual y consiste en no ver las cosas de valor que tenemos cerca, lo que puede impulsarnos a buscarlas fuera o en lugares donde no se encuentran. Las adicciones suelen ser consecuencia de este proceso, pero hay muchas más conductas asociadas que terminan provocando sufrimiento personal y también en nuestro entorno. La segunda situación es la miopía espiritual, se produce cuando no somos capaces de mirar la vida con suficiente perspectiva, cuando no vemos el horizonte, cuando perdemos el sentido de la vida o  los referentes. En esta situación solo solemos ver nuestro problema y convertimos en una niebla el resto de situaciones, condicionantes y personas que nos rodean. No somos capaces de dejar de pensar en nuestro problema, lo que termina contaminando la mayoría de momentos del día e intoxicandonos terríblemente.

Corregir estos defectos de refracción espirituales no precisa de fármacos ni de complejos tratamientos. Habitualmente basta con un poco de conciencia que nos lleve a darnos cuenta de dónde estamos, que nos permita recuperar la correcta visión. Hay muchos caminos y formas para conseguirlo. Hoy no me detendré en ellas, tan solo compartiré la intuición de la importancia que este tema encierra. La salud humana no es solo bio-psico-social, la parte transcente, ética, espiritual (como prefieran llamarla) es determinante para completar la ecuación, sea desde una perspectiva laica o religiosa.

Mi sensación es que esta aproximación no se contempla desde los distintos sistemas sanitarios. Seguimos caminado sin ver bien y nos seguimos dando los mismos golpes.


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