lunes, 20 de octubre de 2014

Relato: Abducidos de sí mismos








Se olvidaron de jugar, se olvidaron de sentir. Construyeron enormes ciudades donde todo iba muy rápido, edificaron sociedades cada ves más líquidas, más ruidosas. Conectaron sus mentes a mil prótesis y adminículos, estimulándolas hasta el infinito. No dejaban de pensar. Sus cerebros se defendían de la tormenta de información generando ideas y parloteo interior disminuyendo su atención y el nivel y calidad de la conciencia. Terminaron creando un mundo de zombies al modo de las películas que tanto les gustaban donde unos descerebrados con dos dedos de frente se dedicaban a freír a tiros a masas de pobres de solemnidad, tullidos y deformes. Cada vez había menos gente despierta. Y en ese sopor generalizado unos pocos hacían su agosto despojando a los demás de lo más básico. A la gran mayoría le quitaban la merienda unos espabilados en situación de ventaja técnica, dormidos también pero con los elementos necesarios en sus manos. Gustaban de ir de caza mayor a África y robar impunemente todo lo que podían, los demás estaban tan abducidos que se dejaban hacer. Eran capaces de protestar y enfrentarse a los antidisturbios por la vida de un perro injustamente sacrificado pero nadie decía ni mu por los millones de seres que morían de hambre a unos kilómetros de sus fronteras. Esta situación no era nueva, la humanidad siempre fue de alguna manera así, lo que ahora ocurría era que todo se estaba llevando al paroxismo, y la vida no gusta de habitar en los extremos.

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