martes, 14 de julio de 2015

¿Qué tipo de comunicación entre profesionales y pacientes facilita un buen diagnóstico, una buena atención y una correcta relación?


Cuando una persona acude a consultar una duda o problema de salud con un profesional sanitario es fundamental entenderse. No siempre se consigue. Para que se dé una correcta comunicación tienen que darse varias circunstancias. Hay variables de la persona que consulta, del consultor, del lenguaje usado, el lugar dónde se produzca el encuentro y de la organización del sistema sanitario. La lista es larga. La comunicación no será igual si el paciente está tranquilo ó muy preocupado, receloso ó fuera de sí. Tampoco si ese día la médica de familia que nos atiende tiene citados 60 en lugar de 30 pacientes, ó si a la enfermera que tenemos delante le acaban de dar un disgusto. 

Los profesionales sanitarios aprenden su oficio tras largos periodos formativos y mucha práctica. Con los años van armándose de herramientas de comunicación que aprenden estudiando y practicando. Estas técnicas complementan y mejoran las habilidades comunicativas que ya tienen posibilitandoles para encarar situaciones clínicas de comunicación compleja como dar una mala noticia, acompañar en situaciones difíciles, asistir a pacientes que lloran desconsolodados en consulta ó que tal vez acudan con intoxicación etílica ó un delirio esquizofrénico. 

Hay un matiz cuya importancia cada vez voy valorando más con el tiempo, el afinamiento personal. Entiendo por este concepto el estado de equilibrio interno que nos provee de serenidad y ecuanimidad para poder escuchar con calidad. Cuando no estamos afinados nuestra mente parlotea sin parar y somos abducidos hacia nuestros "asuntos" con frecuencia. El nivel de despiste es alto y esto lo suele notar el paciente. La escucha es la parte más difícil de la comunicación, precisa de la máxima atención para que sea correcta dado que no solamente atendemos al lenguaje verbal sino a una constelación de infinitas señales no verbales que nos están dando una cantidad de información inmensa. Para que una persona se afine precisamos de silencio y de una nota afinadora que podrá provenir de múltiples fuentes. El contacto con la naturaleza, las actividades creativas y artísticas, el ejercicio ó la danza, la música, las conversaciones de calidad ó las carcajadas nos pueden ayudar en esta misión. Cada cuál sabe lo que le sintoniza, al igual que conoce lo que le hacer perder el temple de la vida. Por eso entiendo que los profesionales sanitarios requieren mantener un alto nivel de formación continuada pero también de mantenimiento personal continuado. Hay que afinar todos los días para poder pasar una consulta digna. Y ustedes saben perféctamente de lo que les hablo cuando les digo que hay profesionales afinados ó desafinados, lo captan a los 30 segundos de estar delante de ellos. 

Otro matiz que no se contempla en los planes de estudio es la motivación del profesional. Algo que entronca con aquello que los antiguos llamaban vocación y que hoy se ha convertido en una palabra desdibujada. Si el profesional no tiene una intención correcta, no busca el bien del paciente, no se esfuerza por hacer su tarea lo mejor posible también se lo notamos. "Ni me miró" dicen muchas personas, "no levantó los ojos del ordenador"... el despiste, la prisa, el agobio y las mil presiones que soporta el profesional hacen que muchas veces dicha ola se los lleve por delante y sólo quede en la consulta un cuerpo que teclea en su ordenador totalmente ajeno a sus pacientes. 

Finalmente daré una pincelada sobre la palabra de los profesionales velada muchas veces por el oscurantismo de la lengua arcana con la que se defienden y que en ocasiones camufla su ignorancia. No es fácil hablar claro en la vida pero en una consulta sanitaria es imperativo para que sea eficaz. Hablar claro significa explicar las cosas de forma comprensible para el paciente, sea este quien sea. Hay que hablar su lenguaje, tratar de ponerse en sus zapatos a la hora de contarle lo que pasa.
Los pacientes también pueden ayudar para que la comunicación con sus profesionales sea mejor. Son muy valiosas su afinación personal, sus intuiciones, su grado de contacto consigo mismos. También son destacables sus señalamientos con educación de distracciones ó fallos en el encuentro clínico para que este mejore. Cuando una pareja baila las dos partes pueden hacer mucho para que el baile sea armonioso. No es posible explicar todas las pautas, por hoy basta con plantear esta pequeña reflexión dado que todos deseamos ser bien atendidos cuando estamos enfermos. La sanidad invierte muchísimo esfuerzo y dinero en tecnologías y medicamentos que nos ayudan, tal vez sirva de algo reflexionar sobre mejorar la comunicación que a fin de cuentas es el cimiento que lo sostiene todo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonita e interesante entrada.
K importante la COMUNICACIÓN.
CONTINUARÁ?

Anónimo dijo...

escuchar es amar ¡¡¡¡ y no todos los profesionales tienen esa vocación de escuchar atentamente lo que ya de por sí podría ser un diagóstico.