viernes, 31 de agosto de 2018

¿Tiene solución la crisis del Sistema Sanitario Público español?





Ante la deconstrucción del Sistema Sanitario Público me anima escuchar las voces que animan a un rearme ético y todas aquellas que tratan de aportar reflexión e ideas.

Me ha gustado especialmente el artículo de la dra. Elena Aguiló Patrana que bosqueja una introducción histórica mezclada con su visión como trabajadora asistencial.

El Titanic sanitario se enfrenta a un enorme iceberg, como muchos llevamos años anunciando:

Lo que se ve:

Sobrecarga
Falta de reconocimiento
Desmoralización



Lo que no se ve:

Yatrogenia
Individualismo
Medicalización
Perdida de sentido
Consumismo sanitario
Neohospitalocentrismo y seducción tecnológica
Invención de enfermedades
Desmotivación profesional
Desconocimiento de la construcción social de la subjetividad
Inequidad
Exclusión
Descapitalización AP
Sobrediagnóstico y sobretratamiento
Fragmentación
Inmediatez

(Extraído del artículo citado)


El hecho de que la orquesta del afamado barco cumpliese con su deber hasta el final no impidió el hundimiento, aunque tal vez lo hizo más tolerable para el pasaje. Me cuestiona que no seamos capaces de mayor audacia dado que la labor de anuncio del peligro y la de sostener los despojos está claro que no han afectado un ápice al rumbo de la nave.

viernes, 24 de agosto de 2018

Confiar en nuestra debilidad





A tenor de un editorial en la revista Atención Primaria que declama las mejoras del último congreso de la sociedad científica Semfyc me surge una pregunta: a la hora de adaptarse al medio ¿es conveniente confiar en la propia fuerza o quizá sería necesario tener en cuenta nuestra debilidad?


Como médico de familia dentro de un enorme sistema sanitario siempre me he sentido una pequeña pieza. La complejidad de la estructura que me rodea, de los procesos asistenciales en los que me involucro y en la comunicación con mis pacientes hacen que nade con prudencia dentro de un mar con potentes corrientes y terribles tormentas.

En el ecosistema sanitario existen múltiples núcleos de poder en continuo conflicto. Las potentes industrias farmacéuticas y tecnológicas. Las agrupaciones profesionales, las distintas organizaciones sanitarias... Un mundo similar a la serie Juego de Tronos, donde todos quieren medrar. Dentro de ese mundo siguen existiendo congresos profesionales de gran notoriedad entre los que destacan los de oncología o cardiología por sus enormes presupuestos y los de médicos de familia por el número de profesionales que convocan.

Un servidor no se prodiga en ellos porque no le llega el presupuesto. He conocido esas manifestaciones de fuerza pero ahora prefiero frecuentar otros lugares mucho más pequeños. Pertenezco al gran grupo de profesionales sanitarios que desarrolla su labor lo mejor que puede con los medios y condiciones existentes. Un profesional sin mucho poder o fuerza que si contempla su escaso conocimiento y capacidad de ayuda no lo tiene difícil para definirse como débil.

Lo curioso es que en esa debilidad se esconde una increíble fuerza como ocurre dentro de las partículas elementales. Cuando visito a una anciana en su domicilio y la sonrío, me demoro en consulta escuchando el lamento de alguien o paro el reloj cuando un paciente empieza a llorar, es posible observar un resplandor de esa energía. De la debilidad del profesional de la salud puede surgir la confianza, apoyo, consuelo, cuidado y ánimo que otros muchos necesitan para seguir sosteniendo sus vidas.

El reto sigue estando en conseguir llevar a cabo la misión de cada cual sin sucumbir a la corriente que arrastra en sentido contrario. Unos lo harán con fuerza, otros con ingenio, aquellos con flexibilidad, estos con violencia. No suele valer de nada quedarse paralizado quejándose de la propia debilidad e impotencia frente a la gran montaña. Aun no se ha descubierto ninguna que no se pueda cruzar dando un paso detrás de otro.



Ortega Y, Casasa A. Confiamos en nuestra fuerza. Aten Primaria 2018;50:387 - DOI: 10.1016/j.aprim.2018.06.001

viernes, 17 de agosto de 2018

Silencio en el ruido





La revista internacional Folia humanística de la Fundación Letamendi-Forns es un interesante foro de reflexión sobre salud, ciencias sociales y humanidades. Sus directores, Marc Antoni Broggi i Trias y Francesc Borrell, me propusieron profundizar en el reto que supone gestionar el enorme ruido de fondo de nuestras vidas privadas y profesionales. En el último número de la revista, recién publicado, tienen a su disposición el resultado. Espero que puedan disfrutar del artículo y de la propia revista si no la conocían.




EL SILENCIO EN EL RUIDO: OPORTUNIDADES PARA LAMEDITACIÓN EN LA VIDA COTIDIANA

Resumen: Los factores que condicionan el aumento del ruido de nuestra época son: el urbanismo, la tecnología y los medios de comunicación. La sociedad del conocimiento nos provee de una sobrecarga informativa en forma de ruido de fondo que nos produce desasosiego. Para poder observar y manejar esta desazón se precisa inteligencia intrapersonal y capacidad para generar silencio de calidad. El mundo sanitario y académico son ejemplos de profesiones donde el ruido puede ser devastador. Para poder manejarlo es importante aprender a desarrollar sensibilidad y atención hacia el exterior por un lado y hacia uno mismo por otro. En las crisis vitales es donde solemos aprender a acercarnos al espacio interior de silencio. El sufrimiento personal nos obliga a buscar soluciones y para ello no hay otro remedio que terminar mirando hacia donde señalan las emociones, por muy incómodo o difícil que nos resulte. El proceso de digitalización de la comunicación ha aumentado el “ancho de banda” de información que recibimos y nos obliga a gastar mucha energía para manejarlo. Recibimos más estímulos de los necesarios, mientras que en paralelo la sociedad sufre una epidemia de soledad y aislamiento sin precedentes que afecta a niños, adultos y ancianos. Concluimos que la sobrecarga informativa produce sufrimiento. Dado que la sociedad actual produce mucho ruido es importante aprender a generar silencio y a relacionarnos con él, cuidando los espacios de silencio personal e implementando actitudes meditativas que mejoren el contacto interior y las relaciones humanas de calidad. La calibración y afinamiento personal y profesional precisan pues de espacio vacío por lo que aprender a equilibrar el ruido y el silencio en nuestra vida es un reto vital para todos.

 Palabras clave: meditación/ agotamiento profesional/ atención plena/ estrés psicológico/.





THE SILENCE IN THE NOISE: OPPORTUNITIES FOR MEDITATION IN EVERYDAY LIFE.

 The increase of noise in our era is conditioned by three factors: urbanism, technology and the media. The knowledge society provides us with an information overload in the form of background noise that causes us discomfort. To be able to observe and manage this discomfort requires intrapersonal intelligence and the ability to generate quality silence. The sanitary and teaching worlds are examples of professions where noise can be devastating. In order to be able to manage it, it is important to learn to develop sensitivity and attention to the outside on one side and to oneself on the other. It is in vital crises that we usually learn to approach the interior space of silence. Personal suffering forces us to seek solutions and for this there is no alternative but to end up looking towards where emotions point, no matter how uncomfortable or difficult it may be. The process of digitizing communication has increased the "bandwidth" of information we receive and forces us to spend more energy to manage it. We are receiving more stimuli than necessary while at the same time society is experiencing an unprecedented epidemic of loneliness and isolation affecting children, adults and the elderly.We conclude that information overload causes suffering. Given that today's society produces a lot of noise, it is important to learn how to generate silence and relate to it, taking care of the spaces of personal silence and implementing meditative attitudes that improve inner contact and quality human relations. Personal and professional calibration and tuning therefore require empty space, so learning to balance noise and silence in our lives is a vital challenge for everyone.

Keywords: meditation/ professional exhaustion/ mindfulness/ psychological stress/.





viernes, 10 de agosto de 2018

El aburrido lenguaje de los médicos






Mucho se ha escrito sobre la forma en que los médicos se comunican con sus pacientes. Los problemas que los profesionales de la salud enfrentan cada día para entender las necesidades e historias de las personas que acuden a ellos son proporcionales a los que estos tienen a la hora de entender las recomendaciones que les dan los primeros. A resultas de esto muchos encuentros clínicos se dirimen malamente y devienen en desencuentro.

La gente se queja del lenguaje técnico que usan los facultativos, de la centralización de estos en el ordenador y de lo poco que les miran o sonríen, entre otras cosas. Y, por si fuera poco, fuera de las consultas pasa lo mismo. Cuando un galeno sale por televisión suele trufar su discurso de tecnicismos y recomendaciones frías emitidas desde una óptica especializada que no suele incluir la visión del ciudadano de a pie.

¿Por qué somos tan aburridos los médicos? En parte por la elevada exigencia curricular que se nos exige, lo que obliga a estudiar miles de horas (lectura) confinándonos en bibliotecas o salas de estudio durante años en los que nuestros compañeros de edad suelen estar confraternizando o disfrutando de más ocio (hablando). Por otro lado pese a que la preparación dura de diez a doce años no se incluyen ayudas para favorecer la comunicación y la gestión de emociones, habilidades imprescindibles para todo aquel que trabaje con personas enfermas.

De esta forma aparecen de tiempo en tiempo propuestas de salud de orígenes diversos que publicitan dietas, pulseras, remedios, hierbas y una enorme lista de cuestiones que pese a no tener base científica alguna son contadas con el garbo y oropel que la mercadotecnia aporta. Sin duda las pseudoterapias y pseudociencias brillan más que la mayoría de las propuestas sanitarias habituales.

Este choque de discursos es común en consulta cuando la paciente confiesa a su doctora que usa tal dieta milagro que vio en televisión o tal hierba para dormir que le recomendó su cuñada. La facultativa no lo tendrá fácil para construir una argumentación sólida que apoye algún curso de acción prudente en un encuentro de seis minutos de media, en el que seguramente le habrán propuesto otros múltiples motivos de consulta.

Por otro lado son muchas décadas de prohibir, abroncar y castigar al personal por no seguir unos elementales hábitos de salud cuando de todos es sabido que cada cual hace lo que puede con su vida y que las prohibiciones se las salta continuamente todo el respetable a la torera.

De vez en cuando surgen profesionales que marcan otra tendencia razonando, respetando y proponiendo con solidez científica. Valientes que hacen malabares con su agenda para tratar de detenerse un poco en detalles que a otros les pasarían desapercibidos pero que son de gran valor para el paciente.  Grupos que apuestan por una comunicación de calidad y luchan día a día por mejorarla.
A ellos dedico el escrito de hoy sabiendo que son cada vez más y que gracias a su callado trabajo el discurso en salud de la sociedad está gestando nuevas semillas que quizá florezcan y den frutos sorprendentes.

Toda sociedad aspira a la salud. Para construir salud es fundamental apoyarse en buenas narrativas, contar bien las rutas a seguir, los posibles peligros del viaje y las formas de sobreponerse a los naufragios. Los profesionales de la salud debemos dar ejemplo y educar en salud, en cuidados y en la mejora de hábitos de vida. Contar las cosas de una mejor manera. Lo creo posible, además de sentirlo prioritario desde hace ya mucho tiempo.





Este artículo se publico originalmente en el Huffpost.

viernes, 3 de agosto de 2018

Sol, verano y vitamina D





En verano el sol es el protagonista. Días largos, vida en la calle y tiempos vacacionales hacen que nos relacionemos más con el astro rey. Hay gente que lo busca y se expone todo lo que puede. Otros lo rehuyen y evitan al máximo. Y así estamos viendo quemaduras solares y signos de envejecimiento prematuro de la piel por un lado y pieles blancas con déficit de vitamina D por otro.

Y es que la vitamina D está de moda. Algunos recordarán cuando pasó lo mismo con la C y había multitudes tomando pastillas y zumo de naranja. Son cosas que pasan en el mundo sanitario que también sufre este tipo de conductas colectivas. No hay evidencia de que tomar vitamina D en personas sanas sirva para nada, pese a que el análisis de sangre indique que esté baja.

Lo que sí viene bien es salir a la calle, necesitamos aire y un poquito de sol. Cada cual habrá de calcular su dosis, elegir bien las horas de paseo o exposición y usar la protección adecuada en forma de ropa, sombrero o crema solar.

Disfruten la estación y cuiden la piel.