Mostrando entradas con la etiqueta #parapacientes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta #parapacientes. Mostrar todas las entradas

viernes, 28 de septiembre de 2018

Analfabetismo sanitario. Health iliteracy




The paradox of knowledge societies is that although we have access to all imaginable information it is increasingly difficult to have sufficient discernment. In this way when we open the hood of a vehicle we will depend on a mechanic for any question and the same thing will happen if the washing machine, the television or any apparatus begins to give problems.

In matters of health it will be the same. Faced with the slightest question, the normal thing has become to make an appointment with the health service on duty so that the experts can tell us what to do. The underlying problem is our limitation in understanding mathematics and that we forget that homo sapiens comes to life with organic systems and behavioural skills that allow him to survive in any medium.

If we were better in mathematics we would know that just as it is dangerous to give medicines to those who do not need them, it is also dangerous to give diagnostic tests to a healthy person, to go to hospital emergencies for a minor matter or to make an unjustified overuse of health services. I will not stop give details buy if you are interested I leave at the end some interesting books. I will just say that:

1. Performing a diagnostic test on a healthy person has the problem that it can be altered in an erroneous way (false positive) which will get us into a mess by making the doctor think that there is a problem that there is not.

2. Going to hospital emergency services for minor issues puts us at risk by having to wait in crowded rooms full of potentially sick people, undergo diagnostic tests that are probably unnecessary and end up with a report in the hand that advises us treatments that in many cases will be oversized.

3. Overuse of healthcare without justification has been shown to produce undesirable effects (overdiagnosis, overtreatment, iatrogeny...).


How could we improve health education? Can society do something to reduce health illiteracy?



I would launch three proposals:

1. Improve the journalistic treatment of health information.

2. Promote the activities of health promotion, community health and health education from the Primary Care services.

3. Make messages that help citizens visible in the media, the Internet and in advertising campaigns.

4. Change the culture of healthcare professionals to include elements that protect the patient from overdiagnosis and overtreatment.



Does anyone suggest anything else?





La paradoja de las sociedades del conocimiento es que pese a que tenemos acceso a toda la información imaginable cada vez es más difícil disponer del suficiente discernimiento. De este modo cuando abrimos el capó de un vehículo dependeremos de un mecánico para cualquier cuestión y lo mismo ocurrirá si la lavadora, la televisión o cualquier aparato comienza a dar problemas.

En cuestiones de salud pasará igual. Ante la mínima cuestión lo normal ha pasado a ser pedir cita en el servicio sanitario de turno para que los expertos nos digan qué hay que hacer. El problema de fondo es nuestra limitación para entender las matemáticas y que olvidamos que el homo sapiens viene de serie con sistemas orgánicos y habilidades conductuales que le permiten sobrevivir en cualquier medio.

Si fuéramos mejores en matemáticas sabríamos que igual que resulta peligroso dar medicamentos a quien no los necesita también lo es hacer pruebas diagnósticas a una persona sana, acudir a urgencias hospitalarias por una cuestión menor o hacer un sobreuso no justificado de los servicios sanitarios. No me detendré a dar los detalles dejando a los interesados la bibliografía. Tan solo diré que:

1. Hacer una prueba diagnóstica en una persona sana tiene el problema de que puede salir alterada de forma errónea (falso positivo) lo que nos meterá en un lío al hacer pensar al médico que hay un problema que no hay.

2. Acudir a los servicios de urgencia hospitalarios por cuestiones menores nos pone en riesgo por tener que esperar en salas muy concurridas llenas de gente potencialmente enferma, someternos a pruebas diagnósticas que probablemente sean innecesarias y terminemos con un informe en la mano que nos aconseje tratamientos que en muchos casos estarán sobredimensionados.

3. Sobreusar la sanidad sin justificación está demostrado que produce efectos indeseables (sobrediagnóstico, sobretratamiento, yatrogenia...).


¿Cómo podríamos mejorar la educación para la salud? ¿Puede la sociedad hacer algo para reducir el analfabetismo sanitario?

Lanzaría algunas propuestas:

1. Mejorar el tratamiento periodístico de la información sobre salud.

2. Potenciar las actividades de promoción de la salud, salud comunitaria y educación para la salud desde los servicios de Atención Primaria.

3. Visibilizar en medios de comunicación, Internet y en campañas publicitarias mensajes que ayuden a la ciudadanía.

4. Cambiar la cultura de los profesionales sanitarios para incluir elementos que protejan al paciente ante el sobrediagnóstico y el sobretratamiento.

¿Alguien sugiere alguna cosa más?



Illich, I. (1987). Némesis médica: la expropiación de la salud. Joaquín Mortiz,.

Fernández, M. P., & Camacho, J. G. (1999). Encarnizamiento diagnóstico y terapéutico con las mujeres. Semergen: revista española de medicina de familia, (3), 239-248.

Camacho, J. G., Moral, E. G., & Gracia, L. J. (2012). Prevención cuaternaria: es posible (y deseable) una asistencia sanitaria menos dañina. AMF8(6), 312-7.

Gøtzsche, P. (2014). Medicamentos que matan y crimen organizado. Lince, ed. Madrid.

Camacho, J. J. G., & Pérez-Fernández, M. (2015). La expropiación de la salud. Los Libros del Lince.

viernes, 3 de agosto de 2018

Sol, verano y vitamina D





En verano el sol es el protagonista. Días largos, vida en la calle y tiempos vacacionales hacen que nos relacionemos más con el astro rey. Hay gente que lo busca y se expone todo lo que puede. Otros lo rehuyen y evitan al máximo. Y así estamos viendo quemaduras solares y signos de envejecimiento prematuro de la piel por un lado y pieles blancas con déficit de vitamina D por otro.

Y es que la vitamina D está de moda. Algunos recordarán cuando pasó lo mismo con la C y había multitudes tomando pastillas y zumo de naranja. Son cosas que pasan en el mundo sanitario que también sufre este tipo de conductas colectivas. No hay evidencia de que tomar vitamina D en personas sanas sirva para nada, pese a que el análisis de sangre indique que esté baja.

Lo que sí viene bien es salir a la calle, necesitamos aire y un poquito de sol. Cada cual habrá de calcular su dosis, elegir bien las horas de paseo o exposición y usar la protección adecuada en forma de ropa, sombrero o crema solar.

Disfruten la estación y cuiden la piel.





lunes, 8 de enero de 2018

Lávate más las manos y acude menos al médico estos días







Ya tenemos aquí la gripe de este año que como es natural producirá muchos contagios con los síntomas que ya conocemos y que en la gran mayoría de los casos se pueden controlar en casa con descanso y paracetamol.

Recordamos que la medida más eficaz para no contagiarse es lavarse las manos con frecuencia algo bastante barato y fácil de hacer.





Si no hay suerte y terminamos llevándonos a casa un catarro o una gripe puedes recordar en este enlace los consejos para aliviarte.

Como todos hemos padecido alguna vez un cuadro de este tipo recordamos que es normal tener fiebre y sentir malestar y debilidad.

Trata de acudir a tu médico de familia solo si lo consideras imprescindible. Si necesitas atención o cuidados una opción inteligente sería pedir consulta con tu enfermera que es una profesional de sobrada competencia cuyas agendas no se saturan tanto estos días.

Por una gripe o un catarro no deberías acudir a urgencias hospitalarias salvo que padezcas a su vez alguna enfermedad respiratoria o grave, o tengas alguna condición de riesgo.



martes, 26 de diciembre de 2017

Sanar la Navidad





El tiempo de Navidad es emocionalmente complejo:

  1. Se hace mucha vida en familia extensa incluyendo familia política.
  2. Las ausencias pesan especialmente.
  3. Se rememoran recuerdos y emociones intensas.


Está claro que no suele dejar a casi nadie indiferente, hay grandes defensores y grandes detractores. En cualquier caso tómatelo con calma y regálate algún paseo y mucha fruta para compensar los excesos dietéticos. Recuerda que el mejor regalo que puedes hacer a tus seres queridos es tu tiempo y atención, exáctamente lo mismo que a tí mismo.

Un servidor pasa estos días trabajando en el centro de salud sacando adelante el trabajo lo mejor que puedo. No son días fáciles para los profesionales de la salud, por un lado por la epidemia habitual de enfermedades invernales y por otro por las múltiples ausencias de personal de vacaciones que nunca se cubren. El conocido caos sanitario invernal que políticos y gestores no tienen voluntad de arreglar.

En lo posible no acudan a urgencias hospitalarias por cuestiones menores ni al centro de salud si su catarro puede ser manejado en casa con medidas habituales (aquí te dejo unos consejos para ayudarte a hacerse con él).

Permíteme felicitarte las Navidades y desearte lo mejor para este momento, estés dónde estés y hagas lo que hagas. Respecto al año nuevo esperaremos que traiga mucha luz y que seamos capaces de asumir las consiguientes sombras.




lunes, 3 de julio de 2017

Salir a correr






Como todos tengo una larga lista de cuestiones pendientes, una agenda compleja y obligaciones que atender. Pese a ello trato de buscar un rato de vez en cuando para salir a correr o a pasear, hábito que me ayuda a contemplar y entender mejor el mundo y a mí mismo. Salir de casa ya es un triunfo dado el límite espacial que impone la arquitectura a la mente humana y el virtual con que las pantallas atan a nuestro malogrado espíritu. Estamos diseñados para la intemperie y es ahí donde más a gusto nos sentimos, aunque hoy haya grandes intereses para que el personal olvide algo tan evidente.

Al correr me alejo de las calles y zonas que más suelo frecuentar, tomo distancia. Me suelo encontrar con personas que pasean solas o con perros, ciclistas u otros corredores que gusto saludar sabiendo que ese sencillo gesto es suficiente para alegrar a los demás y a uno mismo. El corazón es el primero que sonríe cuando corro recordándome el movimiento de gozo de la cola de mi viejo cocker spaniel, hace ya muchos años, cuando intuía la cercanía de una salida. Hay que sacar a pasear el corazón, y de paso las emociones, asuntos y problemas. Desplegarlos al sol como en esos tendederos de verano donde colgamos la ropa de cama al viento permitiendo que al orearse adquiera ese olor a limpio que solo el astro rey sabe dar a las cosas. Lo habitual es que dejemos nuestros trapos húmedos encerrados en cajones interiores donde con el tiempo se enmohecen y apulgaran impregnándolo todo de un hedor insalubre. Esa peste interior termina corrompiéndonos el estado de ánimo y haciéndonos perder tanto el equilibrio como el sentido. Acabamos dando vueltas en la vida, como los caballos sin rumbo por la noche, perdidos de nosotros mismos.

Cuando recomiendo salir a pasear o a correr lo hago desde la certeza de saber lo que digo. No hace falta ser un médico con experiencia ni un experto en nada. Todos sabemos que para vivir bien es necesario hacerlo y que cuando lo escatimamos somos los primeros en sufrir las consecuencias de una privación importante. Leí hace años un libro del escritor japonés Murakami en el que contaba su experiencia con el atletismo y con la literatura, actividades ambas que ejerce hasta el extremo. Me gustó que pudiera llegar a encontrarse a sí mismo con cosas tan sencillas como correr o escribir. De alguna forma a todos nos pasa igual, nos terminamos reconociendo en cosas cotidianas. Y cuando nos atrevemos a desarrollarlas con virtud nos sorprende darnos cuenta de que somos capaces de hacer algo excelente. Yo no corro maratones ni escribo novelas, me basta con treinta a sesenta minutos de carrera y con una página o dos al día para compartir un pensamiento o una reflexión. Cada cual tiene su medida. Lo que sí puedo decir es lo liberador que es hacer lo que uno está llamado a hacer, lo que incluye usar nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones. El día que consiga transmitir correctamente esta sencilla idea a mis pacientes podré decir que al fin he aprendido a hacer algo medianamente bien.

martes, 20 de junio de 2017

Confusión




Manual de instrucciones para abanicos de papel de bolsillo.





Si una palabra es capaz de definir nuestro tiempo es confusión. Nunca antes hemos estado tan informados de noticias falsas, vacías o intrascendentes. El exceso de ruido de fondo nos confunde y terminamos escuchando al que más grita. La sociedad está huérfana, no quedan referentes a los que pedir orientación, y si quedan son invisibles a las masas sepultados tras vídeos de gatitos, whatsap con chistes y otros memes que circulan de cuñado a cuñado.


En las últimas semanas nos enteramos de que un millonario ha donado dinero al sistema sanitario, algo tan inusual como sorprendente. Al instante cada cual opina a favor o en contra con mayor o menor criterio, eso da igual. En mi casa me enseñaron de pequeño que dar limosna estaba bien pero era prudente hacerlo de manera discreta. Parece que otros no piensan igual en un mundo donde todo se convierte en mediático. En cualquier caso desprenderse de lo que sobra es de justicia y además produce paz interior, algo difícil de encontrar para muchos. La única cuestión que sugeriría a quien desee financiar la sanidad es que se acuerden de todos esos trabajadores sociales, administrativos, enfermeras y médicos que realizan labores en puestos rurales o en barrios con dificultades sociales. Una unidad hiperespecializada hospitalaria seguro que tiene más glamour y también precisa de ingente financiación pero hay muchos otros frentes que se mantienen en precarias condiciones. Los cuidados sanitarios son muy amplios, si olvidamos a los más mayores, discapacitados, afectados de patología mental severa y desfavorecidos estaremos fallando.



En 4 años recortan gasto 3.8% en AP y suben 4.9% en hospital. La Atención Primaria sigue siendo "Ultimaria"

Fuente: https://t.co/seYKJaA7vd




Por otro lado se da visibilidad a periodistas o famosos que dicen tonterías sobre las vacunas u otros temas o a consejeros de sanidad que animan a superar la ola de calor con abanicos de papel en lugar de dársela a miles de profesionales de la salud que consiguen mantener la cordura pese a soportar cargas de trabajo y responsabilidad claramente sobredimensionadas. En mi humilde opinión creo que es necesario aplicar inteligencia ante lo intrascendente por muchas ganas que nos den de entrar al trapo. Lo mejor que se puede hacer ante una noticia falsa o una cuestión claramente insostenible es aportar razones fundadas que corrijan el error sin hacer incapie en el protagonista del enredo que probablemente busque que hablen de él. 

No me verán por tanto criticando a periodistas, famosos, próceres y demás desde estas páginas, salvo las consabidas excepciones que confirman la regla. Como médico de pueblo me tomo en serio la labor de orientar a mis pacientes y a la sociedad para calmar un poco la confusión que sufren. Por eso animo siempre a mis compañeros sanitarios a salir de las consultas y hacer valer una voz de autoridad labrada tras incontables horas de estudio y práctica. Cosa que no tienen la mayoría de los que copan los medios de comunicación de masas.

También animo a todo ciudadano a reflexionar y ser crítico con la información de salud que llegue a sus manos. Busquen fuentes solventes, sigan a perfiles públicos de reconocida trayectoria y si es posible que conozcan directamente. En su barrio o comunidad seguro que encuentran a algún farmacéutico, enfermera, médico o demás que compartan su punto de vista y a los que pueda seguir por medios electrónicos o con los que pueda hablar en persona. Y si no conoce le dejo aquí unas cuantas pistas.


viernes, 16 de junio de 2017

i-botika Información ciudadana sobre medicamentos






El servicio vasco de salud, Osakidetza, tiene una excelente página de recursos sobre medicamentos para ciudadanos. 

Dispone de enlaces a otras fuentes de información seguras, una colección de fichas sobre medicamentos, algunos vídeos y un diccionario.

Creo que este material puede ser de utilidad para cualquier ciudadano y para uso educativos en centros sanitarios.

Sería deseable que en lugar de multiplicar esfuerzos en las 17 comunidades autónomas fuéramos capaces de unir fuerzas para generar herramientas de divulgación de calidad con más visibilidad.








No dejes de mirar la lista de fichas, aquí.

viernes, 5 de mayo de 2017

Vídeos de fisioterapia @Fisiotualcance






Gracias a mi amigo Rafael Olalde he descubierto el canal de vídeos de Fisioterapia a tu alcance que recomiendo tanto a mis pacientes como a cualquier ciudadano que necesite aliviar molestias del aparato locomotor. Vienen muy bien como complemento tras consultar a la enfermera o médico correspondiente. Si tiene alguna duda sobre su caso pregunte a su profesional de referencia.








jueves, 15 de diciembre de 2016

Dejar de fumar en tres pasos










A estas alturas no es necesario explicar que fumar tabaco perjudica la salud. Todo el mundo lo sabe. Lo que quizá no se sepa es que es posible dejarlo en cualquier momento si verdaderamente se desea.

Hacen falta tres cosas:

1. Tener ganas.
2. Fijar una fecha.
3. Preparar un buen plan.




La motivación es imprescindible. Para cambiar algo en nuestra vida tenemos que "ver" ese cambio antes de realizarlo. Es fundamental que la persona fumadora se vea sin tabaco. También lo es encontrar buenas razones para dejarlo, mientras mejores sean más fáciles nos lo podremos.

Sin fecha no hay cambio. Necesitas buscar un día adecuado que no coincida con épocas de mucho estrés, plazos, líos familiares o catástrofes vitales.

Por último te será necesario un plan. Anímate a escribirlo. En él reflejarás tu motivación (el por qué), la fecha (el cuándo) y todo aquello que harás para conseguirlo (el cómo). Escribe cómo serán los quince días posteriores a dejarlo. Qué cosas piensas que te ayudarán y te vendrán bien. A quiénes se lo dirás, que lugares y personas evitarás y cuáles frecuentarás. Qué trucos te pueden aliviar para el primer cigarrillo del día o el de después de comer...


Te dejo un vídeo grabado junto a la psicóloga Mertxe Pasamontes que quizá te sirva de ayuda.








Recuerda que son dos los objetivos:

1. Dejar de fumar.
2. Mantenerse sin fumar.

Una simple calada te volverá a llevar al principio.







Te dejo dos libros por si necesitas más información.

Guía Práctica para dejar de fumar. Comunidad de Madrid.

Te ayudamos a dejar de fumar. Separ (publicación patrocianada por la industria farmacéutica).




Mucho ánimo!!!





viernes, 2 de diciembre de 2016

Kurere, salud narrativa para pacientes






El proyecto Kurere facilita que cualquier persona que esté viviendo o haya vivido un proceso de enfermedad pueda compartir la parte de superación y crecimiento que la experiencia le haya aportado. Como médico conozco de primera mano lo difícil que resulta la "digestión" de enfermedades con impacto vital. La dureza de procesos en los que a menudo se pierde el sentido y la orientación mientras sufrimos dolor, discapacidad o experimentamos emociones desagradables y soledad. Poder contarlo es parte de la curación y beneficia tanto al que lo cuenta como al que lo escucha.

Hablando con José Enrique Gonzalez, fundador del proyecto, le apuntaba la importancia de facilitar que toda persona en tiempo de enfermar se desahogue escribiendo, comunicando. Este proyecto no recoge las páginas amargas u oscuras. Se centra en las historias de superación que puedan inspirar a otras personas que tal vez recorran caminos similares. Historias que habrán conocido el fondo y que ahora regresan a superficie con un sentido y una enseñanza. A mis pacientes les suelo sugerir que escriban cuando no tienen interlocutores válidos o suficientes para aliviar sus penas. Esas páginas pueden quedar reservadas a un uso privado o compartirse con alguien si así lo deciden. Ahora también podrán usar el recurso que Kurere les facilita para compartir el tesoro de las lecciones de crecimiento que hayan encontrado en su viaje.









lunes, 14 de noviembre de 2016

La pastilla de la felicidad

 Dia 90: Felicidad artificial
Foto de  Angel Arcones




Los antiguos alquimistas buscaban la piedra filosofal y el elixir de la eterna juventud. Hoy seguimos buscando. En lo profundo de nosotros habita un anhelo por encontrar la pastilla que nos dé la felicidad liberándonos de todos los problemas. Rápidamente surgen ávidos vendedores que nos proponen el remedio: "tome esto para tener deseo", "beba esto para no sentir esas desdichas", "aquí tiene la pócima para ser más bella", "con esto se le agrandará esa parte del cuerpo o disminuirá aquella otra"...

El problema es que los fármacos tienen efectos secundarios. Todo tiene un coste, a veces muy alto.

Antes de tomar un medicamento tanto profesionales como pacientes deberíamos preguntarnos dos veces si es del todo necesario.





jueves, 27 de octubre de 2016

La expropiación de la salud


 
 El suplicio de Prometeo. Gioacchino Assereto



Llevamos décadas viviendo en un sistema inviable dónde casi todo se hacía a crédito. El muelle no se pude estirar más y hemos empezado a experimentar la enorme fuerza del decrecimiento. Por eso la crisis sistémica que padecemos está llevando aparejada una larga serie de devaluaciones empezando por las más evidentes, las económicas. Decrecen los sueldos, los puestos de trabajo, los derechos de los trabajadores, la protección social... Decrecen las inversiones en investigación, educación y sanidad. Pero hay elementos más sutiles que también nos están escamoteando, uno de ellos es nuestra propia salud.

Durante el siglo pasado en los países desarrollados se construyeron sistemas sanitarios complejos para dar respuesta a los problemas de salud de la población. Poco a poco la ciudadanía delegó en estas grandes estructuras los cuidados de los problemas de salud. La progresiva especialización social, la atomización de las familias en pequeñas unidades, la vida urbana y la destrucción de las redes de relaciones de familia extensa, pueblo ó barrio y otros factores han depauperado las capacidades de cada ciudadano para ser independiente. En relación con la salud ante cualquier cuestión lo normalizado es acudir a un una consulta sanitaria para salir de dudas.

Pese a que un ser humano tiene capacidad para responder de forma adecuada ante multitud de problemas de salud menores y pequeñas molestias temporales cada vez hay más presión para reducir estas habilidades. Hay potentes lobies creando tanto enfermedades como servicios y productos para solucionarlas. Es un hecho que la salud se ha mercantilizado como tantas otras cosas. La ley del mercado es inexorable, todo es susceptible de comprarse y venderse, por eso a unos pocos les interesa mucho expropiar la salud de grandes colectivos. Es mucho dinero el que está en juego.

Nuestras abuelas tenían capacidad sobrada para criar a sus hijos haciendo un mínimo gasto en productos y servicios sanitarios. Ahora estamos en el otro extremo y consumir salud es algo cotidiano. Cada vez más productos alimentícios añaden la etiqueta saludable, probiótico, biológico... También aumenta la oferta de dietas, complementos dietéticos, parafarmacia, homeopatía, terapias manuales y una gran lista de medicinas alternativas más ó menos complementarias. Los psicólogos, psicoterapéutas, psiquiatras, consultores, coachs... ofrecen sus servicios en cualquier localidad, complementándose con una mayor repertorio de psicofármacos y un manual estadístico de enfermedades mentales que codifica a más personas como enfermas cada vez que se reedita.

Estando así las cosas, con más enfermedades, más enfermos, más ancianos y más problemas de salud complejos no hay sistema sanitario que resista. Tampoco sociedad. No es mantenible una sanidad que se centre en la enfermedad. Si no potenciamos y nos centramos en la salud no saldremos del atolladero. No será fácil revertir el status quo ni las tendencias medicalizadoras que han instaurado un sistema donde el hiperdiagnóstico y el hipertratamiento son cotidianos. Nunca se habían consumido tantos fármacos como hoy en día, nunca se habían hecho tantas pruebas diagnósticas. ¿Son todas necesarias? claramente no. Muchas pruebas y pastillas no sirven más que para producir problemas.

Lo más difícil de explicar es que los sistemas sanitarios en general tienen una larga lista de efectos secundarios. Todas sus propuestas tienen su pro y su contra. Los medicamentos curan pero también pueden dañar. Las pruebas diagnósticas pueden detectar enfermedades pero también fallar y no detectarlas ó confundir al detectar como enfermedad algo que no lo es. En los hospitales existen potentes máquinas y medios diagnósticos con importantes efectos nocivos potenciales y cirugías, quimioterapias y radioterapias diseñadas para mutilar y dañar parcialmente para conseguir un beneficio mayor. Entrar en un quirófano implica un riesgo alto, hoy lo hemos convertido en algo cotidiano.

Reconocer la importancia de los hábitos saludables para el mantenimiento de la salud y obrar en consecuencia es fundamental para que nuestra vida se mantenga en las mejores condiciones posibles. El sedentarismo, la alimentación descuidada e hipercalórica, la desidia en el  autocuidado psicológico, la pérdida de motivaciones personales ó de relaciones significativas terminan produciendo enfermedad. Urge recordar que el ritmo de vida en el que estamos inmersos produce daño real si no es equilibrado con grandes dosis de ejercicio físico, naturaleza, relaciones de calidad, comunicación efectiva, afectividad compartida, sexualidad congruente y cultivo de la ética, los valores y la dimensión transcendente.

Tener profesionales sanitarios a nuestro alcance sigue siendo valioso, tener un sistema sanitario ó una póliza de seguro de enfermedad también. Pero es necesario reaprender a relacionarnos con ello. Es fundamental recuperar soberanía en el ámbito de nuestra salud para no caer en espirales, dependencias y situaciones que terminen volviéndose contra nosotros. Para que esto se produzca se necesita una toma de conciencia social que probablemente insten tanto profesionales sanitarios con un alto componente ético como profesionales de la comunicación ó la divulgación científica rigurosos e independientes. A nadie le gusta que le roben la salud, algo que es evidente cuando incluso la Organización Mundial de la Salud mete la pata al transmitir una información sobre el potencial de producir cáncer de las carnes procesadas ó cuando un gobierno la lía creando alarma con el manejo de la gripe, el Ébola ó cualquier otra cuestión. Acceder a fuentes de información fiables, tomar conciencia del juego de intereses que mueve los hilos del mundo sanitario y recuperar la propia capacidad de mantenerse sano serán los retos que enfrentaremos a corto plazo. Unos conseguirán recuperar su salud otros la mantendrán expropiada.




"Desde su creación, el Sistema Nacional de Salud ha contribuido, sin saberlo, a la desaparición de los autocuidados." Dr. Selwyn Hodge


martes, 25 de octubre de 2016

Higiene mental y emocional


-->Washing handsFoto de  Joeri van Veen

Debo confesar que me gusta barrer. Es una actividad sencilla, cotidiana, que permite mantener limpias las superficies habitadas. No hace falta una especial destreza ni se precisa alta tecnología, basta con una escoba y un recogedor. Algunos prefieren aparatos eléctricos o robots automáticos, en mi caso no son necesarios. He optado por la forma manual que me permite acariciar el suelo con precisión, incluso en los rincones o filos más inaccesibles. De este modo obtengo casi siempre un buen botín de polvo y pelusas que deposito triunfal en el cubo de la basura. Pocos saben que la mayoría de lo recogido son restos epiteliales de los habitantes de la casa. Como otras muchas cosas, algo tan profano tiene bastante de sagrado. Disponer adecuadamente nuestras cenizas nos evita vivir rodeados de inmundicia y suciedad que es lo que ocurre cuando olvidamos nuestras obligaciones.

Me sorprende que en un mundo que adora el aspecto físico y mantiene un importante culto al cuerpo se obvien actividades de higiene y cuidado tan importantes como las derivadas del manejo de residuos. La tasa de estreñidos que no son capaces de regular adecuadamente su producción de deshechos sólidos es altísima. La frecuencia de incontinentes urinarios incapaces de mantener un ritmo adecuado en sus fluidos también es elevada. Y del nivel de higiene doméstica, que como hemos visto tiene mucho que ver con nuestra propia piel, mejor no hablamos.

Ahora bien, quiero dar un paso más y considerar la higiene mental y emocional. ¿Barremos a diario nuestra mente? ¿Lavamos con frecuencia nuestras emociones? En cuanto al ámbito mental baste decir que lo solemos tener muy contaminado. Pasamos el día recibiendo información excesiva, publicidad intrusa, quejas de todos los tamaños y noticias terribles. Todo ello aderezado de un mordaz ruido de fondo de muchos decibelios. Nos pasamos el día rumiando pensamientos que nos preocupan o agobian que luego intentaremos digerir lentamente al igual que hace la vaca en sus incansables estómagos. Es verdad que dormimos y el sueño es una ayuda para tirar de la cadena pero me temo que en muchas ocasiones no es completamente suficiente. Mantenemos un alto nivel de suciedad mental cuyo olor nos molesta tanto a nosotros como a los que están cerca.

De la parte emocional podemos decir cosas parecidas. Estamos acostumbrados a recibir con buena cara las emociones agradables y nos desesperamos por la rapidez en que estas desaparecen. También a cerrar la puerta a las desagradables, escapando de ellas a la carrera, proyectándolas en quien tengamos más a mano o haciendo ímprobos esfuerzos para mantenerlas metidas en enormes armarios. Salir del armario o simplemente abrirlo es una de las cosas más difíciles como todos sabemos. La gran mayoría los mantiene sellados con llaves y candados lo que al final se suele revelar enteramente inútil dada la gran volatilidad emocional, ya que todo gas inestable escapa por cualquier rendija y es capaz de explotar allá donde se encuentre. De hecho preferimos doparnos con psicofármacos o buscar formas tóxicas de evasión  antes de acometer la sencilla labor de abrirlos y ventilarlos. Negar, proyectar, desplazar o guardar son las maneras más comunes con las que nos relacionamos con nuestras emociones incómodas. Estas no tienen más remedio que acumularse fuera de la vista para surgir más grandes en la siguiente oportunidad de manifestarse. Al tener una cualidad explosiva sabemos de sobra lo que pasa cuando su tamaño es considerable, la explosión nos hace perder el control y quema todo lo que toca. Estas deflaciones son responsables de muchas de las dolorosas quemaduras que todos arrastramos.

Caminamos pues por la vida con nuestras bodegas llenas de suciedad y las paredes cubiertas de cicatrices. Para muchos la existencia es cuanto menos inhóspita y hostil  tizna el color de las gafas con las que vemos el mundo de un velo cetrino y macilento que hace que las formas pierdan su brillo y su gracia.

Se imaginan que recuperásemos la facultad de lavar nuestra mente y nuestras emociones a diario. Que fuéramos capaces de refrescar el alma de una manera similar a cuando nos lavamos las manos y la cara...

No existe un único sistema de higiene personal. Como su propio nombre indica es un hábito privado que cada cual acomete a su modo. Tal vez podamos avanzar alguna generalización. Al igual que ocurre con nuestro cuerpo, cuando nos acostumbrarnos a lavarlo a diario ya no podemos omitir la costumbre sin sentir una pesada incomodidad. De igual modo la higiene mental y emocional necesita ser incorporada a las rutinas diarias. El agua que lava ideas y emociones se llama consciencia. Las ideas y emociones dan vueltas dentro de nosotros hasta que son tomadas en cuenta. Al verter en ellas plena conciencia conseguimos que sigan su camino por el sumidero psicológico al dejar de ser necesarias.

La música puede ser una buena opción para suavizar o transformar estados de ánimo y serenar ideas pesadas. Para que cumpla adecuadamente su función se recomienda su disfrute en directo ya sea produciéndola o escuchándola de un músico o grupo que tengamos delante. Basta con cantar un rato en la ducha o tararear, o tal vez cantar con otros, basta detenerse un momento a observar a un músico callejero, la magia de la música nos alcanzará rauda. Si no pudiera ser optaremos por reproducirla en algún formato que tenga la suficiente fidelidad y a ser posible dedicando atención a su disfrute y no como un ruido de fondo más.

El silencio es otro interesante reconstituyente que nos permite prestar atención a lo que bulle por dentro. Suele ser accesible y combina bien con la naturaleza. Un paseo por un parque o un bosque, por un sendero o un camino tranquilo nos ayudará a sedimentar el agua turbia que a menudo contenemos consiguiendo aclararla.

El contacto físico es uno de los medios más potentes de higiene mental y emocional, tanto al recibirlo como al proveerlo. Si alguna vez han acariciado lo sabrán. Y funciona incluso con animales de compañía. No importa la edad ni el estado mental, tanto los bebes como los ancianos demenciados agradecerán la magia del contacto físico, y nosotros, adultos atribulados, lógicamente también.

La comunicación de calidad es otra buena ayuda. Expresar lo que estamos pensando o sintiendo es enormemente liberador. Si tenemos un interlocutor seremos afortunados, si no lo tenemos siempre podremos escribir. La escritura es un milagro que aprendemos en la infancia y relegamos casi al olvido en nuestra vida adulta, máxime ahora que tan solo escribimos con pulgares textos mínimos plagados de horribles iconos (y faltas de ortografía) para usar menos palabras si cabe. Al escribir y al hablar convertimos en palabras lo que pensamos y sentimos. Reproducimos la magia de transformar lo que nos pasa en narraciones y estas son mucho más fáciles de vivir y entender, por eso nos gustan tanto las historias ajenas. Cuando somos capaces de relatar la propia, por muy oscura o rigurosa que sea, nos liberamos un poco de la misma al conseguir crear una pequeña distancia que suele ser suficiente para ver fuera de nosotros esos fantasmas, sombras y agobios que en la bruma interior nos causan zozobra e inquietud.

Si no conseguimos un interlocutor otro curso de acción es buscar ayuda profesional. Los psicólogos son excelentes profesionales con capacidad de escucha, ayuda y orientación. No nos sacan de nuestros problemas pero nos colocan en la mejor posición para que seamos capaces de salir de ellos. En el pasado la gente acudía al pastor o sacerdote que también ejercía estas funciones, hoy su papel sigue existiendo pero ha perdido el peso que tenía antaño. Otra posibilidad es acudir al centro de salud y hablar con nuestro médico o enfermera, en este caso la limitación la pone el tiempo. Los médicos van siempre deprisa y en nuestro medio solo tienen seis minutos por paciente, los días buenos. No es fácil resumir nuestro problema en tan poco tiempo y la multitud en la sala de espera tampoco se lo pone fácil al facultativo.

Por último me gustaría acordarme de tres amigos que suelen ser de gran ayuda para mantenernos limpios y lustrosos emocionalmente: el humor, la gratitud y el perdón.
Del primero poco que decir, un talante alegre con el don del sentido del humor es un bálsamo increíble para aliviar quemaduras internas y librarnos de pensamientos sombríos o pegajosos. La gratitud también ayuda a ver el vaso de la vida medio lleno y valorar las cosas que nos son dadas en su justa medida. Si somos capaces de agradecer algo nos quedamos con buen sabor de boca por haberlo recibido, cuando no es así la queja suele emerger tiznando nuestro espacio interior de un polvo negro difícil de limpiar. Y del perdón diremos que pese a no estar de moda sigue siendo una maravillosa posibilidad de liberación interior. Cuando perdonamos una falta no hacemos un favor al que la ha cometido, nos lo hacemos a nosotros por cuanto nos libramos de un lastre emocional de mayor o menor peso según valoremos la afrenta. Hay lastres capaces de amargarnos la vida y muchos cargamos con mochilas llenas de pesos que nos fue imposible perdonar. Hay una pedagogía del perdón que se ha olvidado,  pero que se puede rescatar practicando.

De niños nos enseñaron a lavarnos los dientes y las manos, actividades que nos acompañan en la vida y que nos ayudan a visitar poco al dentista y a padecer menos gastroenteritis, a la par que nos hacen sentirnos mejor. La higiene es algo útil y benéfico. Sin embargo a pocos nos enseñan a limpiar nuestros pensamientos y emociones, a mantener una mínima higiene a este nivel. Acumulamos dolor, pensamientos negativos y emociones tóxicas. Acumulamos suciedad y polución que contaminan nuestros jardines interiores al igual que hacemos en el exterior con nuestras ciudades y medio ambiente. ¿Qué pasaría si consiguiéramos mantener nuestro mundo interior más limpio? ¿Si aprendiéramos a reciclar las ideas y emociones de una manera correcta? Me temo que mientras no consigamos hacerlo con nosotros mismos no lo podremos hacer con el planeta, por una sencilla ley que dice que lo que nos hacemos a nosotros se lo hacemos a los demás. Algún dia en las familias se ayudará  a los niños a reciclar una pataleta o un enfado mal llevado en una acción, o a reconvertir un pensamiento sombrío en un dibujo. Me gustaría pensar que caminamos hacia ello. Nos jugamos más de lo que pensamos.





lunes, 3 de octubre de 2016

Menos silla, menos plato y mucho más zapato

my old shoes
Foto de  Martin Strattner



El ejercicio es bueno para la salud. Sabemos que mejora el corazón y el aparato circulatorio y también disminuye molestias de espalda y aparato locomotor. Ahora también sabemos que disminuye el riesgo de cáncer.

El problema no es saber que el ejercicio es bueno, sino aplicarlo a nuestra vida.

Para ello necesitamos dar tres pasos:

1. Darnos cuenta.
2. Preparar un plan personal.
3. Ponerlo en práctica.


Para darnos cuenta basta echar un vistazo a nuestras rutinas semanales, abrir cualquier revista, libro o publicación sobre salud o mirar en Internet. ¿Cómo estamos de forma física? ¿Hacemos alguna actividad física deportiva? ¿Cuántas horas permanecemos sentados al día?

Para plantearnos un cambio necesitamos un plan personal. Pensar qué podemos mejorar y cómo podemos hacerlo. Identificar bien qué nos gustaría hacer, qué actividad nos gusta de verdad y nos sería rentable en tiempo y agradable de hacer. Según sean nuestras condiciones físicas serán recomendables unas actividades u otras, un ritmo más rápido o más lento.


Y por último ponerlo en práctica para generar una rutina. Es interesante que al principio nuestros objetivos sean modestos. Es mucho más importante la perseverancia que la intensidad.



Sobre el plato y la alimentación pasa algo parecido. Solemos comer más de lo necesario, y lo sabemos. Los tres puntos anteriores también nos sirven aquí. Proponernos pequeños cambios llevaderos y fáciles de mantener es el secreto para una mejora continua de nuestra alimentación. Mejor que obsesionarnos con el numerito que marque la báscula propongo poner la vista en el plato. Aprender a comer tranquilamente, dándonos cuenta del proceso de comer, de la intensidad del sabor, de las texturas del alimento en la boca, disfrutando. Y de paso poner cosas ricas y sanas en la mesa con abundancia de todo lo que sea vegetal y reduciendo un poco carnes, pescados y algo más salsas, grasas saturadas y comida precocinada.

El secreto está en disfrutar más de la vida aportando suficiente movimiento y reduciendo silla y comida excesiva.





-Moore SC, Lee IM, Weiderpass E, Campbell PT, Sampson JN, Kitahara CM, et al. Association of Leisure-Time Physical Activity With Risk of 26 Types of Cancer in 1.44 Million Adults. JAMA Intern Med. 2016 Jun 1;176(6):816-25. doi: 10.1001/jamainternmed.2016.1548.

Artículo de referencia vía Mateo Seguí Díaz






jueves, 29 de septiembre de 2016

La noche como inspiración









Todos sabemos lo que es la noche. La experimentamos a diario cuando el sol nos abandona, por eso ha sido desde siempre fuente de inspiración. En mi caso quizá con mayor vehemencia dedicándome como me dedico al ejercicio de la medicina, disciplina que trata de sombras y noches.

Recientemente he tenido el privilegio de asistir a un recital de piano en el que Félix Ardanaz abordó este tema con partituras de Chopin, Schubert, Ravel y Liszt ejecutadas con maestría y buen hacer. Sin duda es uno de los pianistas más prometedores del panorama nacional.

Tras la reciente lectura del libro Recuerda que vas a morir, de Paul Kalanithi en el que el autor nos ofrece la historia de su enfermedad terminal con las sombras y luces que encontró, este concierto me ha parecido muy iluminador. Toda noche tiene sus estrellas o alguna vela que la surca. Es verdad que cada vez miramos menos el cielo nocturno desde unas ciudades tan iluminadas que alejan de la vista las constelaciones. Del mismo modo miramos poco nuestras sombras, y quizá por eso van produciéndonos mayor pavor. La muerte se ha convertido en tabú, la enfermedad en objeto de consumo. Hemos diseñado una pléyade de servicios y productos sanitarios con los que tratamos de maquillar la cruda realidad: al final todos acabaremos muertos. Pero nos engañamos pensando que aun tenemos tiempo, que todavía no hay de qué preocuparse.

La música nos lleva de la mano por la noche, siempre lo ha hecho. Los antiguos maestros intercalaban movimientos lentos que nos la hacían presente o nos regalaban canciones en las que era fácil contemplar su reflejo. En el palco desde el que escuché a Ardanaz puede sentir el profundo misterio que encarna la noche. Una sensación que produce escalofríos en la espalda y que sin duda han sentido los que desde el paleolítico levantaron la vista en la oscura sabana. Les animo a mirar, les animo a escuchar; seguro que encontrarán inspiración.






martes, 20 de septiembre de 2016

¿Qué podemos hacer con la vejez?

 In his own little world...
Foto de Vineet Radhakrishnan




La sociedad del bienestar es tóxica para la vejez. Privarnos de la suficiente movilidad, mantenernos sentados excesivas horas, aportar más comida de la necesaria, pasar mucho tiempo frente al televisor, disminuir las interacciones sociales... nos pasa una enorme factura tanto al cuerpo como a la mente. Un exceso de medicamentos no mejorará nuestra calidad de vida, tampoco un sobreconsumo sanitario.

El nivel de deterioro de las personas con edad avanzada en los países desarrollados es muy alto. Principalmente por una hipoestimulación mental y una infrautilización corporal. El cuerpo se desinfla y la mente se enlentece.

¿Hay alternativas?

Podemos decir que sí. Hay personas que envejecen bien. ¿Cómo lo hacen? casi todas aplican el antiguo dicho: Menos plato y más zapato.

Sabemos que las siguientes cosas ayudan:

  • Caminar a diario y mantener un aceptable grado de movilidad. 
  • Comer ligero, seguir una dieta mediterránea rica en alimentos frescos.
  • Mantener y cuidar las relaciones sociales con la familia, amistades y vecinos. 
  • Mantener el interés por aprender, leer y mantenerse al día.
  • Disfrutar de la naturaleza, el aire libre y los placeres tranquilos.
  • Permitirse un capricho de vez en cuando. 
  • Hacer cosas que nos gusten, tener alguna ocupación o pasatiempo divertido.
  • Reir.
  • Tomarse las cosas con humor sin dar a los problemas demasiada importancia.
  • Adaptarse sin acritud a las limitaciones que la vida o la enfermedad propongan.

Merece la pena no esperar a ser anciano para empezar a aplicarlo. La verdadera sabiduría tiene que ver con eso que los antituos llamaban arte de vivir. Algo para lo que necesitamos silencio y tranquilidad, buena compañía, naturaleza y una buena relación con nosotros mismos.




martes, 13 de septiembre de 2016

Hipersedentarios




                Commencement chairs

                     Foto de Andrew Malone






Cuando trato de convencer a un paciente de que disminuya las horas en las que permanece sentado me mira con extrañeza. Cuando expongo que el exceso de silla es tóxico y maltrata nuestra espalda y nuestro cuerpo asienten pero por dentro piensan lo contrario.

Lo cierto es que nuestros niños cada vez sufren más obesidad y trastornos asociados derivados de la disminución de la actividad física. Lo mismo pasa con jóvenes, adultos y viejos. La norma es padecer una baja condición física, tener aparatos locomotores desvencijados y mal mantenidos con poca fuerza y musculatura. Luego nos sorprendemos cuando el organismo nos lanza señales de advertencia en forma de lumbago, dolores de espalda, cuello, hombro, rodilla... El ejecutivo que se queja de dolor lumbar suele compartir con el anciano la misma causa: insuficiente actividad física habitual. Hemos olvidado el placer de pasear o movernos a diario, el necesario equilibrio entre estar sentados y caminando. Comemos, trabajamos, leemos, estudiamos, nos relajamos... sentados. Si hacemos el cálculo de horas en la silla es probable que nos sorprendamos con cifras que se acercan o superen las setenta horas sentados a la semana. Sumadas a las 56 que pasamos tumbados por la noche nos dejan muy poco tiempo de pie o en movimiento.

Las guías inglesas aconsejan permanecer de pie o en movimiento dos horas de las siete que tiene una jornada laboral estándar. Se están diseñando mesas de plano variable que permiten trabajar en ellas sentados o de pie. Probablemente se hagan populares los próximos años. Harán falta más ideas para transformar una tendencia social que está produciendo daño, dolor y enfermedad.

De momento conviene ir tomando conciencia de que todo en exceso suele ser nocivo, con la silla pasa los mismo. Si nos acostumbramos a pasar más tiempo de pie o en movimiento estaremos invirtiendo en salud y bienestar. Menos pantallas y más paseos, menos ocio pasivo y más activo, menos quietud y más movimiento. Algo que de alguna forma todos intuimos. Espero que nuestros cuerpos no tengan que recordarnos con dolor lo que un servidor trata de hacer con palabras. Por que tengan por seguro que el exceso de silla y el hipersedentarismo duele. Pregunten a sus mayores o hagan una visita a cualquier residencia de ancianos si no me creen. 









martes, 6 de septiembre de 2016

Problemas de estómago, gastritis, en Saber Vivir RTVE




Hace unos días me invitaron a participar en el programa de televisión Saber Vivir para hablar de Gastritis y problemas de estómago.






Comparto el vídeo del programa por si puede servir de ayuda a alguien. Según mi opinión es fundamental que profesionales sanitarios con dotes de comunicación mejoren la educación para la salud de nuestra sociedad. Conozco muchos que lo harían genial. Espero que con el tiempo esto no sea una rareza sino más bien la norma.