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jueves, 7 de noviembre de 2019

Alegría, de Manuel Vilas. Una lección de vida.



Nunca ha sido tan necesaria la literatura como hoy. En esta época de gritos y sinsentido, de prisas y consumo, necesitamos narraciones que nos ayuden a entender qué está pasando. Manuel Vilas lleva años ayudándonos, más si cabe en sus últimos libros, Ordesa y Alegría, en los que consigue articular una forma de expresión que consigue tocar el corazón de los lectores. Lo hace compartiendo su carne y su sangre, de esa forma que solo es posible a los resucitados. Porque él resucitó de entre los muertos al traspasar su profundo hundimiento. Al emerger de los infiernos, los renacidos adquieren un nuevo resplandor, un brillo que atrae a todos aquellos que aún caminan en penumbra. Vilas nos cuenta sus evoluciones por hoteles y ciudades como Dante lo hizo en su dia de la mano de Virgilio. Cambian los decorados pero a fin de cuentas seguimos buscando una salida al laberinto de existir. Convierte su vida en una road movie en la que convive con su pasado y su futuro, con sus padres muertos y sus hijos vivos. Nos da una lección cervantina de cómo el discurrir de la vida, pese a todas sus sombras, nos ofrece una oportunidad para el heroísmo y la alegría. Ese es el sentido de la vida que nos desvela el texto. Cuando nos regalan una obra que además de bien escrita nos hace bien al alma solo podemos sonreír agradecidos. Es posible reconciliarse con el pasado, con los padres, con los fantasmas, con heridas, pérdidas y errores. Manuel Vilas ha incendiado el panorama literario con un fuego feroz que lo devorará todo y que quizá, si le dejamos, nos deje un poso de esperanza.







Joy, Manuel Vilas' last book. A life lesson.


Literature has never been so necessary as it is today. In this age of shouting and nonsense, of haste and consumption, we need narratives that help us understand what is happening. Manuel Vilas has been helping us for years, even more so in his latest books, Ordesa and Alegría, in which he manages to articulate a form of expression that touches the hearts of readers. He does so by sharing his flesh and blood, in such a way that it is only possible for those who have been resurrected. Because he rose from the dead by piercing their deep sinking. As they emerge from hell, the reborn acquire a new radiance, a radiance that attracts all those who still walk in darkness. Vilas tells us about his evolutions through hotels and cities as Dante did in his day by the hand of Virgil. The decorations change but finally we continue searching a way out of the labyrinth of existence. He turns his life into a road movie in which he lives with his past and his future, with his parents dead and his children alive. It gives us a lesson, like Cervantes did, in how the passage of life, despite all its shadows, offers us an opportunity for heroism and joy. That is the meaning of life that the text reveals to us. When we are given a text that, in addition to being well written, does us good for the soul, we can only smile gratefully. It is possible to reconcile with the past, with parents, with ghosts, with wounds, losses and errors. Manuel Vilas has set the literary panorama on fire
with a fierce flame that will devour everything and that perhaps, if we leave him, will leave us with a glimmer of hope.






喬伊,曼努埃爾·維拉斯的最後一本書人生一課

文學從來沒有像今天這樣必要過。在這個大喊大叫、胡說八道、匆忙消費的時代,我們需要有助於我們理解正在發生的事情的敘述。曼努埃爾·維拉斯多年來一直在説明我們,在他最新的著作《Ordesa》和《阿萊格裡亞》中,他更是如此,他設法表達出一種觸動讀者心靈的表達形式。他這樣做的方式是分享他的血肉,只有那些復活的人才有可能。因為他從死裡復活,刺穿了他們深深的下沉。當他們從地獄中出來時,重生者獲得了一種新的光芒,一種光芒吸引著所有仍然在黑暗中行走的人。維拉斯告訴我們他通過酒店和城市的演變,就像但丁在維吉爾的手下的日子一樣。裝飾改變,但最後我們繼續尋找出路的迷宮的存在。他把自己的生活變成了一部公路電影,他與他的過去和未來生活在一起,父母死了,孩子還活著。它給我們上了一堂課,就像賽凡提斯一樣,生命如何流逝,儘管它有著陰影,卻給我們提供了一個英雄主義和歡樂的機會。這就是文本向我們揭示的生命的意義。當我們得到一個文本,除了寫得很好,對我們的靈魂有好處,我們只能感激地微笑。與過去、父母、鬼魂、傷口、損失和錯誤相協調是可能的。曼努埃爾·維拉斯用猛烈的火焰點燃了文學的全景,它將吞噬一切,如果我們離開他,也許將給我們留下一線希望。

自動翻譯,我為錯誤道歉。

martes, 17 de septiembre de 2019

Campo de luz






Belleza, más belleza por favor. 

Cuando los fármacos no son suficiente. 
Cuando no encuentro alivio.
Cuando la vida pesa.

Cuando las emociones se clavan como garfios.


Un poco de silencio.

Y algo más de belleza, por favor. 




Si esta semana pasan por Valladolid podrán disfrutar de una hermosa muestra de pintura paisajista de uno de mis pintores favoritos, Pablo Giménez, en la sala de exposiciones del Teatro Zorrilla, en la plaza Mayor. Y si me permito recomendarlo es porque su visión tiene toda mi confianza. Siguiendo la estela de otros muchos creadores, Pablo sale al campo con su caballete y pinta al natural, captando la luz, color y textura del momento. El resultado es bello, porque la naturaleza siempre tiene algo que decirnos y lo hace con un lenguaje que incluso los niños entienden. Tener la habilidad de transmitirlo no es fácil pero si contemplan estos cuadros seguramente les llegue ese mensaje.

Como médico mi obligación es ayudar a las personas en tiempo de enfermedad o crisis vital a navegar en la tormenta. Por eso prescribo belleza tanto dentro como fuera de la consulta. Es un ingrediente que siempre ayuda a sobrellevar tanto la salud como su ausencia. 

Si no pueden acudir visiten su página web. En la pantalla no es lo mismo pero se podrán hacer una idea. 






lunes, 21 de mayo de 2018

Contagiar optimismo. Spread optimism. 傳播樂觀.



傳播樂觀。



詹姆斯羅德斯是一位當代作曲家,我認為這是一位勇敢的人,原因有三。第一個是敢於成為鋼琴家,第二個是有尊嚴的傳記充滿困難,第三個是能夠分享。

在過去的幾個月中,我收到了這位音樂家的一些禮物,因為他通過他的書來找我。我已經能夠觀看一些視頻並聽他的音樂,我發現他目前住在馬德里,前幾天我在ElPaís報上的一篇精彩的文章中讀到他的話。在這篇專欄文章中,他提出了捍衛西班牙生活方式的懇求。

我仍然覺得有人必須從外面來捍衛我們自己譴責或不承認的地方價值。在這些壞消息時代,醜聞和腐敗對社會共存有些壞處,似乎有必要尋找改變我們願景的因素。樂觀情緒會很好。這就是為什麼我今天要把羅德斯帶上來,因為他的榜樣可能會幫助很多人。正如使用神奇的話語要禮貌地付出很少的代價並且感謝你,如果我們能夠認識到生活提供的好東西並且將它們表達出來,我們將會受益匪淺。

作為一名醫生,我建議你保持樂觀,比壞消息和醜陋問題的反面更重要。敢於關閉電視新聞,並且更加意識到我們周圍的美好事物。讓我們能夠感謝有人擺在我們面前的這道菜或服務員,店員或為我們提供服務的專業人員提供的小服務。讓我們認識到夜空中有云或星星的奇蹟。

所以我鼓勵你尋找一位樂觀的,或至少是音樂家或詩人。如果那個樂觀主義者是你,那就更好。



自動翻譯,對錯誤抱歉。





SPREAD OPTIMISM.



James Rhodes is a contemporary composer who I consider a brave man for three reasons. The first for daring to be a pianist, the second for carrying with dignity a biography full of difficulties and the third for being able to share it.

In the last months I have received several gifts from this musician since he came to me through his book. I have been able to watch some videos and listen to his music, I found out that he currently lives in Madrid and a few days ago I read his words in the newspaper El País in a marvellous article. In it he makes a plea in defence of the Spanish way of life, in a column that distills optimism.

It still strikes me that someone has to come from outside to defend the local values that we ourselves denounce or do not recognize. In these times of bad news, scandals and corruption that are somehow gangrenous to social coexistence, it seems necessary to look for elements that change our vision. An epidemic of optimism would be nice. That's why I'm bringing Rhodes up today because his example may help many. Just as it costs very little to be polite using the magical words please and thank you, we would benefit greatly if we were able to recognize the good things that life provides and verbalize them.

As a doctor, I recommend you to be optimistic, it is more important than doing the opposite with bad news and ugly problems. Dare to turn off the TV news a little and become more aware of the little good things that surround us. Let's be able to be grateful for the dish someone put in front of us or the small service that the waiter, the clerk or the professional who serve us provides. Let us realize the wonder of having clouds in the sky or stars in the night.

So I encourage you to look for a referring optimistic, or at least a musician or a poet. And if that optimist is you, so much the better.






James Rhodes es un compositor contemporáneo al que considero un valiente por tres razones. La primera por atreverse a ser pianista, la segunda por llevar con dignidad una biografía plagada de dificultades y la tercera por ser capaz de compartirlo.

En los últimos años he recibido de este músico varios regalos desde que llegó a mí por medio de su libro. He podido ver algún vídeo y escuchar su música, me enteré que actualmente vive en Madrid y hace unos días pude leer un artículo suyo en el periódico el País que no tiene desperdicio. En el mismo hace un alegato en defensa del modo de vida español, en una columna que destila optimismo.

Me sigue llamando la atención el que tenga que venir alguien de fuera a defender los valores locales que nosotros mismos denostamos o no reconocemos. En estos tiempos de malas noticias, escándalos y corrupciones que de alguna manera están gangrenando la convivencia social parece que es necesario buscar elementos que nos cambien la visión. Una epidemia de optimismo estaría bien. Por eso traigo hoy a colación a Rhodes dado que su ejemplo quizá pueda ayudar a muchos. Del mismo modo que cuesta muy poco ser educado y pedir las cosas por favor o dar las gracias, aprovecharíamos mucho si fuéramos capaces de reconocer las cosas buenas que la vida nos provee y lo verbalizaramos.

Como médico les recomiendo contagiarse de optimismo, trae más cuenta que hacer lo propio con malos rollos y noticias nefastas. Atrévanse a apagar un poco el telediario y a tomar más conciencia de esas pequeñas cosas buenas que nos rodean. Seamos capaces de agradecer el plato que nos ponen por delante o el pequeño servicio que el camarero, el dependiente o el profesional que nos atiende nos provee. Démonos cuenta de la maravilla de tener nubes en el cielo o estrellas en la noche.

Por eso les animo a que se busquen a algún optimista de cabecera, o por lo menos a algún músico o algún poeta. Y si ese optimista es usted, muchísimo mejor.





martes, 6 de marzo de 2018

Sanar la memoria, sanar la historia






"Entonces pasó el SEÑOR por delante de Moisés y proclamó: El SEÑOR, el SEÑOR, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad; 7el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable ; el que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación." 
Libro del Éxodo 34:7




En este país tenemos un problema de memoria histórica. Es un tema espinoso donde los haya porque casi todas las familias tienen muertos en su haber que sufrieron violencia, injusticia o represión. Probablemente hagan falta varias generaciones para que esa memoria descanse en paz y parece claro que esconderla o evitarla no es el mejor curso de acción para sanarla.

En ocasiones me he preguntado cómo afecta uno pasado de guerra y violencia en una sociedad y en las personas. Cómo influye en el modo en que la gente vive su enfermedad y sus crisis vitales o encarna un tipo u otro de patología.

Por eso me ha gustado la última iniciativa artística Tierras negras: Flores de Valdenoceda de la pintora Almudena Tapia. Un intento de convertir en arte la dureza de la memoria, una carcel de Burgos que fue campo de exterminio y concentró un alto nivel de sufrimiento y muerte. No hay que irse muy lejos para encontrar ejemplos del lado oscuro del ser humano.

Transformar el horror en creatividad es quizá una de las pocas vías para reconciliar la pesadilla de la historia. La obra expuesta lo hace con arte de vanguardia que requirió trasladarse a esas tierras, recorrerlas, pisarlas, tocarlas e integrarlas para, durante los siguientes meses, convertirlas en posibilidades de comprensión. Es una alternativa mucho más interesante que el mero uso dialéctico o político de la memoria, que sólo consigue aumentar el dolor, la separación y la culpa.

Quien desee acercarse a esta propuesta podrá hacerlo durante este mes en la sala Neomudejar de Madrid que provee un gran espacio de una antigua fábrica-taller como escenario resonante a lo que la artista quiere expresar.






martes, 10 de octubre de 2017

"Yo sé lo que es real"






Blade Runner 2049, la nueva película de Denis Villeneuve, tiene lugar en un mundo distópico en el que cada personaje está completamente solo. La tecnología propone sucedáneos de compañía pero la cotidianidad de una sociedad basada en enormes desigualdades no permite tender puentes. Lo peor tal vez sea reconocer que siempre ha habido grados de esclavitud. Quizá la mayor es la de aquellos que obedecen tras perder el sentido de la vida. Por eso son tan necesarios los recuerdos, todos necesitamos una infancia, algo donde agarrarnos cuando perdemos pie. Si incluso los recuerdos fueran manipulables y espúreos, ¿qué nos quedaría?

De todo el argumento me quedo con la frase que da título a esta reflexión que un viejo Harrison Ford esgrime en su defensa cuando el malvado trata de confundirlo al final de una historia llena de espejos, laberintos, callejones sin salida, mentiras y ocultaciones.

Muchos de mis pacientes están solos. Quizá no tanto como los humanos y replicantes de esta historia pero solos al fin. Y los sucedáneos de compañía disponible tienen a día de hoy costes altos para los que elijan sustancias adictivas, juego u otras salidas venenosas. Por eso me parece oportuno reflexionar sobre la capacidad de milagro que tiene el ser humano. Nos olvidamos de que hay circunstancias en las que la Vida con mayúsculas nos atraviesa. Aquellos momentos en los que somos capaces de dar lo mejor de nosotros mismos, de crear un encuentro pleno o una obra de arte, de dar vida.

Dice el dicho que segundas partes nunca fueron buenas pero estamos acostumbrados a que nos las saquen por tríos o medias docenas. En este caso el papelón era difícil al ser Blade Runner una obra maestra tanto a nivel cinematográfico como musical. En mi caso confesaré que estoy algo cansado de futuros cetrinos, polvorientos y oscuros. Puestos a imaginar me gustaría poner algo más de color, pasión y palpitación a la propuesta. Debo de ser antiguo y estos gustos haber pasado de moda, o tal vez interese que el personal se vaya haciendo a la idea de que es mejor conformarse con lo que hay dado que es mucho mejor de lo que vendrá.

















martes, 3 de octubre de 2017

¡Súbanme la dosis de belleza!

Pablo Giménez



Ayer me pasé la mañana atendiendo numerosas gastroenteritis. No es de extrañar tras el empacho de malas noticias, violencia, imágenes sangrantes y ruido mediático que el respetable ha tenido que tragar sin protestar. Como médico conozco la pasta que constituye al ser humano y tengo que decir que es delicada y enormemente vulnerable. La información que recibimos, en especial aquella que nos produce sentimientos intensos, puede llegar a afectarnos como un poderoso veneno.

Como sociedad estamos intoxicados. Y me temo que las altas dosis de estopa que van a verter en nosotros no disminuirán en muchos días.

Por eso les recomiendo recurrir a un antídoto. Cada cual deberá configurar el suyo. Les dejo algunos ingredientes por si les pudieran servir de ayuda:


  • Mucho silencio. 
  • Apagar en lo posible las pantallas.
  • Racionar las (malas) noticias. 
  • Dar largos paseos por el campo.
  • Dedicar tiempo de calidad a nuestros seres queridos. 
  • Proveernos de grandes dosis de belleza









Hoy les recomiendo al pintor Pablo Giménez Olavarría que actualmente expone el el Museo Patio Herreriano de Valladolid. La exposición es fabulosa. Si les pilla lejos aquí tienen parte de su obra.








Y por supuesto añadan toda la música que puedan.











viernes, 14 de octubre de 2016

Una conversación con Bernardo Atxaga. #eclinica2016







Conocí a Bernardo Atxaga una nublada tarde de octubre en San Sebastián. Me acerqué a saludarle y participé en la agradable conversación de corrillo que precedía la conferencia que iba a impartir para abrir un congreso. La vida, al fin y a cabo, no es más que un ramillete de conversaciones como me contó. Me causó un gran placer que la nuestra comenzara precisamente allí, a las puertas del antiguo casino de la ciudad ahora reutilizado como sede de los bailes y juegos de azar de la política municipal. 

Bernardo es uno de los mejores escritores vascos contemporáneos y lo presentaron como tal. Cuando a alguien le valoran estar vivo pueden ocurrir tres circunstancias: que sea un fuera de serie, que peine canas o que nos hayamos olvidado de otros muchos. En el presente caso me gustaría quedarme con las dos primeras pese a que aún no he leído Obabakoak que es la obra princeps del autor y ahora espera paciente que la convierta en conversación.

La conferencia magistral tuvo lugar en el salón de plenos del Ayuntamiento. De alguna manera estaban presentes las cabriolas y evoluciones de toda aquella gente que bailó y se rió entre esas decimonónicas paredes. Bernardo desgranó un buen montón de propuestas desde su visión literaria y antigua, vasca e inteligente. Elegiré tan solo uno de los hilos que tejió: la sociedad se está desmoronando ante nuestros ojos y asistimos perplejos a una convivencia de paradigmas muy diversos en cada casa, en cada familia. De este modo en una misma sala que contenga unos abuelos, padres, hermanos y niños observaremos que en un rincón hay un joven conectado a una consola que poco tiene que ver con el abuelo y sus viejas creencias. Han cambiado los nombres de la gente. Hemos dejado de llamarnos María, Juan, Santiago, Manuel... Y vamos derivando a eso que se denomina "el consumidor", relacionándonos con el mundo de una forma distinta. La filosofía es expulsada de la formación básica y de nuestras vidas, la transmisión de la cultura afronta un grandísimo abismo. Los mayores de esa sala no son ya capaces de contarle al más pequeño cómo es realmente ese mundo que habitan. 

Tras la interesante conferencia comenzó el baile, esta vez sin música, pero sí tuvieron la cortesía de ofrecernos bebida y algo de picar. Concatené la anterior conversación con otra nueva, con mi admirado Francesc Borrell que tuvo la generosidad de priorizar el encuentro so pena de desatender obligaciones familiares. Con él pude avanzar en la necesidad de mejorar nuestras narraciones, la forma en que transformamos lo vivido en palabras, música o cualquier manifestación artística. La forma en que lo compartimos para liberar algo que nunca fue totalmente nuestro. Porque la vida recibida solo sirve quizá para entregarla, siendo como es un precioso líquido brillante que no nos es posible sostener en las manos mucho tiempo. 

Llegando a su final la recepción me quedé un momento mirando a los congresistas charlando animadamente. Gente valiente, buena gente. Me sentí privilegiado por estar allí, animado por el convencimiento oculto de que tenemos cerca personas valiosas que valen la pena, que nos ayudan a sacar de nosotros lo mejor. Con esa gratitud bajé la escalinata de entrada y me entregué a la noche y a su lluvia suave, sabiéndome una vez más totalmente bendecido. 

jueves, 23 de junio de 2016

Cantar con otros



No solemos hacerlo pero cantar junto a otras personas tiene un enorme poder curativo. Nos recuerda que no estamos solos, que la música que nace de nosotros es la misma que sale de los demás. Quien ha tenido esta sensación no la olvida jamás.

Hoy solemos consumir música en diferentes formatos. Es común que haya algún dispositivo electrónico en casa con música de fondo o bien la llevamos de forma portatil mediante auriculares. Pero una cosa es escuchar música grabada y otra cantar en compañía. Hablaba hace unos años con Pedro Esteban que me advertía de la depauperización musical que la globalización está produciendo en Europa. Escuchamos más (de lo mismo) y cantamos menos. Parece ser que musicalmente tampoco nos salen las cuentas.






lunes, 13 de junio de 2016

Giants. Gigantes


 Foto de la página oficial de Francesco Piemontesi



When I go to a symphonic concert I do so with the conviction of its enormous healing potential. Listen to music from an excellent score of the hand of dozens of teachers who have been countless hours studying, practicing and preparing the program is a huge privilege. If the programe include a seasoned soloist, the joy is usually higher. It amazes me how they are able to master by memory a musical mountain threshed with great harmony and balance. It is for this reason that I try not to leave long without solace with high quality musical baths that produce catharsis in my fellow soul as the venerable classics did in their large stone theaters thousands of years ago.

A few days ago I could enjoy the soloist Francesco Piemontesi playing the concerto for piano and orchestra No. 1 in D minor by Johannes Brahms. The execution was masterful. The Spanich National Orchestra directed by David Afkham had much to do. The piano's dialogue with the french horn were magnificent. I will not do here a music critic, I just will point out that Giants exist. They are human beings like us who believe in something bigger than themselves, which makes them to increase their size to inscrutable limits. Francesco Piemontesi believes in music, the beauty, the possibility of transmitting an ideal which tune the hearts of those who listen to him and thus allow the world to be a little more harmonious place.












Cuando acudo a un concierto sinfónico lo hago con el convencimiento de su enorme potencial sanador. Escuchar la música de una excelente partitura de la mano de varias decenas de profesores que llevan infinidad de horas estudiando, ensayando y preparando el programa es un enorme privilegio. Si además adereza la representación algún solista, el gozo suele ser mayor. Me asombra cómo son capaces de dominar de memoria una montaña musical que desgranan con gran armonía y equilibrio. Es por esta razón por la que intento no dejar mucho tiempo sin solazarme con baños musicales de calidad que producen catarsis en mis entretelas semejantes a las que los venerables clásicos lograban en sus grandes teatros de piedra hace miles de años.

Hace unos días puede disfrutar al solista Francesco Piemontesi interpretando el concierto para piano y orquesta número 1, en re menor de Johannes Brahms. La ejecución fue magistral. La orquesta nacional de España dirigida por David Afkham tuvo mucho que ver. Los diálogos del piano con la trompa fueron magníficos. No les haré aquí una crítica musical, tan solo apuntaré que los Gigantes existen. Son seres humanos como nosotros que creen en algo más grande que ellos mismos, lo que les hace aumentar su talla hasta límites inexcrutables. Francesco Piemontesi cree en la música, en la belleza, en la posibilidad de transmitir un ideal que afine el corazón de los que le escuchan y de ese modo permitan al mundo ser un lugar un poco más armónico.


jueves, 19 de mayo de 2016

Rescatar la dulzura


Ternura. Oswaldo Guayasamin





Agárrame bien/
Dentro de tu abrazo/
No hay caída./





La vida nos ofrece un amplio surtido de experiencias que vamos atravesando poco a poco. Desechamos algunas, nos quedamos con otras. Ese proceso de decisión es lo que  condiciona la luz de fondo de nuestra existencia, a veces radiante, a veces tormentosa. 

Todos sabemos que solemos ser hábiles para centrar la atención en el oprobio, la maldad y la injusticia. Siempre ha sido así y, aunque no nos guste demasiado, es lo que nos permite sobrevivir. Sin embargo esta costumbre llena nuestro espacio interno de basura y ruido, de restos macilentos que quedan pegados a las suelas y aportan hedor al caminar.

Los poetas y artistas nos recuerdan la importancia de rescatar la dulzura. En su propia experiencia comprobaron la utilidad de este contraveneno capaz de hacer brotar de nuevo el sentido y la belleza de los secos yermos de nuestras mesetas interiores. 

La enfermedad, sobre todo la larga o penosa, suele arrasar la delicada estabilidad que sostiene la existencia de los hombres. Los médicos prescribimos remedios y consejos que intentan restaurar la perdida armonía. Lo que no solemos hacer es favorecer el rescate de la dulzura, arte que se ha perdido tras décadas de favorecer la ciencia estricta y su poderosa hija: la tecnología. En tiempos pasados en los que la naturaleza y sus ritmos eran más importantes, al no estar disponibles otras alternativas, era más fácil recurrir a la capacidad sanadora de lo sencillo. 

Hoy me parece necesario volver a plantear la importancia de los elementos más sutiles de la sanación humana. La calidez y cercanía del profesional que acompaña a una persona en tiempo de enfermar, aconsejar un baño de bosque, un poco de música en directo, quizá un paseo. Tener la habilidad para destacar un detalle afortunado en el aspecto del paciente o en sus circunstancias vitales, saber situarse a la distancia adecuada y sostener con la intensidad justa. Permitir que en la consulta no falten unas flores, un apretón de manos y alguna sonrisa. Aprender a agradecer a la vida la posiblidad diaria de poder ayudar a otros, o intentarlo al menos. 

En el encuentro con el paciente no suelo atreverme a compartir un poema, mi pudor científico me lo impide. Pero no por ello dejo de darme cuenta del enorme poder de la poesía para ayudarnos a rescatar esa dulzura vital que tanta falta hace. Además de en mis cuadernos, dejo en ocasiones algún verso escrito en mi blog o en algún recodo de Internet. Trato de no olvidarme de algo tan importante. Sospecho que si soy capaz de recordarlo tal vez sea capaz de despertarlo en los demás, sobre todo cuando están enfermos que es cuando más se necesita. 













viernes, 22 de abril de 2016

Murakami: correr y escribir






Haruki Murakami es un escritor japonés del que he podido disfrutar en varias ocasiones. Sabía que era corredor pero ha sido tras leer De qué hablo cuando hablo de correr cuando he comprendido la importancia de su  mensaje.

El libro es una pequeña autobiografía en la que comparte con el lector su filosofía vital: correr y escribir. Como ocurre con muchas cosas provenientes de oriente parece a simple vista algo sencillo, sin valor aparente, pero si lo miramos con mayor detenimiento nos daremos cuenta de que hay mucho más debajo de la superficie de esas dos palabras.

Murakami tomó la decisión de dedicarse a la escritura y poco después comenzó a correr largas distancias. Ha compaginado ambas actividades durante muchos años. Me resulta reconfortante encontrarme con alguien que consigue encontrar un camino vital de su talla, que se acopla a su existencia como un guante y en consecuencia produce frutos que benefician a los demás. Lo habitual es lo contrario, hemos construido un mundo donde la mayoría está perdida, dedicándose a algo que no le gusta, tiznando de negritud sus entornos más inmediatos.

Comparto con Murakami sus dos pasiones, en mi caso de forma mucho más tímida. Ni escribo novelas ni corro maratones, me conformo con un blog y breves salidas al campo de pocos kilómetros. No me avergüenzo de ese minimalismo, de hecho lo considero un importante bálsamo y un impresicindible soporte para el armazón de mi semana. Creo que todo ser humano necesita cuidar su cuerpo permitiéndole el necesario movimiento y ejercicio a la vez que hace lo mismo con su creatividad y su expresión. Estas dos facetas están hipotrofiadas en nuestras sociedades. Condenamos el cuerpo a la silla y  asistimos a su progresivo deterioro, abandonamos nuestra capacidad creativa y terminamos copiando y repitiendo los patrones que nos vende la industria audiovisual.

La salud necesita ser regada con estos ingredientes. En consulta no dejo de recomendarlos adaptando el consejo a la situación y realidad de cada persona que me visita. El hecho de que la sugerencia parta de mi propia experiencia aporta coherencia al mismo y eso, en el mundo sanitario, es un valor.

Si tienen la oportunidad de leer a Murakami háganlo. Si la tienen de salir a caminar o a trotar un poco también. Si les apetece escribir unas líneas para ustedes mismos o quizá para compartir en una carta adelante. No se imaginan lo que cosas tan sencillas pueden llegar a aportar a sus vidas.


miércoles, 13 de abril de 2016

Truman, una película sobre amistad y vida que hay que ver





Admiro el talento dramático tanto de Ricardo Darín como de Javier Cámara por lo que iba favorablemente predispuesto a esta película. La pude disfrutar y considero de valor para amigos, colegas y pacientes recomendarla y compartir algunas reflexiones.

Cuando uno se enfrenta al final de la vida lo hace con el final de su vida. Este leve matiz es lo que nos regala este proyecto cinematográfico. En muchos casos delegamos en otros las imprescindibles decisiones que hay que tomar en esta fase. Permitimos que sean los profesionales sanitarios los que digan hasta dónde han de continuar los tratamientos y en qué intensidad. Permitimos que los demás controlen la información sobre nuestro proceso en lugar de ser nosotros los que decidimos cuando y que compartir. Permitimos que los demás se alejen o nos traten con condescendencia.

Y lo más importante quizá sea no permitirnos arreglar nuestras cosas, pedir disculpas si hemos hecho algún daño, reparar deudas y cuestiones pendientes, expresar afecto a aquellos que queremos y dejar arreglado el cuidado de las personas o animales a nuestro cargo.

En esta película no encontrarán aventuras ni efectos trepidantes pero a pesar de ello es una obra sumamente práctica. Nos recuerda el valor de la amistad y de la autonomía, de la comunicación de calidad y del discernimiento de lo que es más importante para nosotros. En una palabra, nos recuerda el valor de la ética, esa disciplina que estudiamos de pequeños y que hoy parece totalmente pasada de moda.

La ética tiene que ver con cómo queremos que sean nuestros últimos días, con qué tipo de cuidados recibir, con cómo organizar las despedidas. 

En el final de la vida y en la primera fila de combate nos enfrentamos con la muerte. También lo haremos con nuestras creencias sobre dios y la transcendencia. La ficción nos permite imaginar escenarios seguros en los que proyectar nuestros puntos de vista. Si se animan a ver esta película creo les resultará fácil acercarse un poco a ese horizonte vital que tanto miedo suele darnos. Y en esos pocos pasos que puedan dar estarán avanzando hacia una vida y un final de la misma algo más propia, más personal. Es una paradoja que pudiendo humanizar y personalizar nuestros últimos días muchos obvien la posibilidad y deleguen en otros ese tiempo.









domingo, 10 de abril de 2016

Relato: Zenda





Era más de Pérez Reverte que de Javier Marías, más de Manuel Vilas que de Fernández Mallo. Los frecuentaba a todos pero tenía sus gustos. Por eso se alegró sobremanera cuando los descubrió juntos creando una nueva posibilidad de hacer literatura. Sabía por experiencia que eso de la cultura es construcción difícil. Se requieren muchos ladrillos, materiales y planos. Se precisa de tiempo y de paciencia, de soledad y maestros. Había nacido en una tierra en la que esas habilidades carecían de valor, no porque no lo tuvieran sino por la eterna desidia de muchas generaciones de altos dignatarios más amantes de permanecer en sus sillones que de cumplir con la responsabilidad debida. Aquel grupo de paladines de la palabra escrita sabían que hay que hacer todo lo posible para que estas lleguen a la gente. Unos lo decubrieron por azar, otros con dolor, la mayoría con lágrimas. Porque cuando se toma conciencia de que la urdimbre que nos sostiene está trenzada de semántica no podemos obviar la poesía que inunda nuestro sueño y la prosa que abre nuestras vigilias. Compartió con los suyos este descubrimiento, esa tierra lejana que decidieron llamar Zenda y cuando al caer la noche se guareció en la intimidad de su cuaderno escribió con su pluma:



Sé que eres tú
la que conforma el yo
bella palabra.

jueves, 24 de marzo de 2016

Salud-arte

Los médicos nos hemos alejado de la sociedad. La complejidad de nuestra ciencia y la de nuestros pacientes nos mantienen enrocados en un rincón del tablero de ajedrez que constituyen los tiempos modernos. Es cierto que hay excepciones pero, díganme si conocen a algún facultativo que recomiende leer poesía o la escriba él mismo, que defienda la utilidad terapéutica de asistir a conciertos de música, teatro o dar largos paseos por el bosque.

Desde las tribunas a las que puedo asomarme trato de recordar que la promoción de la propia salud es responsabilidad de cada cual por mucho que sea lícito tener señores en despachos pensando en cómo mejorarla. Eso que llamamos "hábitos de vida" es lo que más condiciona el nivel de salud y enfermedad de cualquier ciudadano. El verdadero reto está en reconocer el verdadero significado de la pizca de malestar que irrumpe en nuestra vida con la forma de un dolor de espalda, debilidad, insomnio o digestiones pesadas... en lugar de correr al sistema sanitario a buscar un remedio que lo haga desaparecer sin más. 






Crear un sistema en el que cada vez es más difícil diferenciar quién es susceptible de ser cuidado y quién lo es de facilitar cuidados puede resultar demente. La obra El invernadero de Harlod Pinter, actualmente en cartel en el teatro Abadía de Madrid, nos hace esta propuesta de la mano de prestigiosos actores como Gonzalo de Castro, Tristán Ulloa, Jorge Usón, Isabelle Stoffel, Carlos Martos, Javivi Gil y Ricardo Moya, dirigidos por Mario Gas. Cuando los valores y las relaciones profesionales de una institución se oxidan se puede esperar cualquier resultado. Les animo a participar en esta propuesta, si se atreven con las pinceladas de terror de este montaje.

Creo pertenecer a la rama de la profesión médica que, como he expuesto, defiende las humanidades desde el convencimiento de que más que un lujo son una necesidad básica para nuestra naturaleza y, por ende, para nuestra salud. Como este punto de vista es el opuesto al de la corriente política predominante en nuestro medio y al pensamiento único que asola el planeta, insisto en la urgencia de su rescate. 

No puedo demostrar que leer una novela de Manuel Vilas, un poema de Rafa Cofiño, escuchar al tenor Víctor Sordo o solazarse con Johan Sebastián Bach mejoren la salud. Lo que si que convendrán conmigo es que todos frecuentamos lugares y artistas con la capacidad de alegrarnos el animo, inspirarnos o hacernos más llevadera la carga que portamos. Cada cual habrá de cultivar su propio jardín y descubrir lo que le salva. No tengo claro que esta función deba recaer en la enfermera, doctora, psicóloga, coach, counsellor o lo que ustedes quieran. Pero cuando alguien nos llega a consulta maltrecho por la explotación laboral que padece, el desencuentro con su pareja, la soledad extrema y otras catástrofes debemos escuchar, acompañar y proveer caldo de pollo para el alma a la par que atendemos las heridas y rasguños. 

Por estas razones siento imperativo escribir y atreverme a ver las cosas bajo distintos ángulos. La capacidad narrativa y artística de los profesionales sanitarios está tristemente infrautilizada. No se trata de ponernos a hacer talleres de teatro en los centros de salud sino de desarrollar más creatividad con las personas que a ellos acuden para potenciar su autocuidado, gestión personal, relaciones y adaptación a las circunstancias. ¿Nos atreveremos algún día?

domingo, 6 de marzo de 2016

Sentido






No todos los instantes de la vida tiene el mismo peso. De hecho nuestra biografía se apoya tan sólo en un puñado de recuerdos, en unas pocas experiencias. Para uno su infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, para otro su existencia son aquellos atardeceres en las islas del sur.

Hoy me fijo en un pliegue fortuito del edredón de la cama. Una disposición fugaz de la tela que expresa de manera impecable toda mi vida. Soy esa levedad, esa dejadez que al ordenar el cuarto quedará en mi recuerdo. ¿Por qué nos reencontramos en cosas tan fugaces? ¿Por qué los detalles tienen tantísimo poder?

La vida son suspiros, diminutas estancias. Hay abismos en cada una de ellas, profundidades insondables, páramos infinitos. Los seres humanos tenemos la capacidad de desplegar los acontecimientos, eso nos da sentido al poder navegar lo inabarcable, lo absoluto. Nuestra contingencia y mortalidad nos permite esta sorprendente capacidad que probablemente los ángeles no tengan.

La libertad, esa confusa propiedad, emana de la posibilidad de elegir entre instantes. De toda la experiencia nos podemos quedar con retales, de todo el mar con la poca agua que cabe entre las manos; unas gotas que escapan. Mientras las asimos sentimos su presencia, su humedad transparente, su fulgor primigenio. Por un momento no hay separación entre el mar y nosotros, somos la misma cosa.

No hubo más remedio que salir del Edén. En cada universo solo cabe un principio rector. La gran noticia es que de ese Big Bang surgieron nuevos universos, bellas singularidades que navegan a la búsqueda de un último sentido, de un minúsculo pliegue en la iridiscente tela de todo lo que existe.







jueves, 31 de diciembre de 2015

Plus de beauté est toujours possible. Siempre es posible más belleza.


Vassily Kandinsky





Quand je vais voir quelqu'un qui souffre,je l'écoute habituellement en profond silence. Je connais les mots, l'agitation, la peur dont ils me parlent. J' ai vécu mille fois cette spirale qui nous enchaîne et nous dévore. Si je les racontais toutes, je complèterais plusieurs biographies. Quand ils finissent de parler, leurs yeux brillent où montrent clairement les larmes, leur cœurs s' agitent, secouant le château, la mer. Je garde silence un moment. Avant de parler je me permet une pensée qui vienne à m' orienter dans cette fascinante nuit que j ' aborde avec attention. En cette occasion, elle m' est venue rapidement: il est toujours possible plus de beauté. Avec une douceur suprême j'ai commencé à la déployer, comme une nouvelle voile qui se prolonge entre les mâts pour donner vie à un inerte navire. Quelle vérité: quand nos vies perdent souffle et la lumière semble nous abandonner,nous souspirons  pour quelque chose qui ne vient pas, pour un peu d'eau qui nous soulage la torture de cette soif. La beauté est partie, mais peut-être elle nous attend bien plus proche de ce que nous pouvons imaginer.




Cuando me llega a consulta alguien sufriendo suelo escuchar en profundo silencio. Conozco las palabras, la agitación, el miedo que me cuentan. He vivido mil veces esa espiral que arrastra y nos devora. Si las contase todas completaría varias biografías. Cuando terminan de contar los ojos suelen brillar ó mostrar claramente sus lágrimas, el corazón se agita, tiembla el castillo, brama el mar. Mantengo la quietud unos instantes. Antes de hablar suelo permitir que un pensamiento llegue para orientarme en esa noche fascinante y oscura que encaro atentamente. En aquella ocasión acudió raudo: siempre es posible más belleza. Con suavidad suprema empecé a desplegarlo, como una vela nueva que se extiende en los palos para dotar de vida al inerte navío. Qué verdad es que cuando nuestras vidas pierden fuelle y la luz parece abandonarnos todos suspiramos por algo que no llega, por un poco de agua que alivie la tortura de esa sed. La belleza se ha ido pero tal vez aguarde más cerca de lo que es posible imaginar.





الجمال هو ممكن أكثر دائماعندما كنت انظر الى الحصول على شخص يعاني عادة الاستماع في صمت. وأنا أعلم أن الكلمات، والإثارة، والخوف أن لدي. لقد عشت ألف مرة أن دوامة أن تستمر ويلتهم لنا. عد كل ملء عدة السير الذاتية. عند الانتهاء من العد أو عيون تلمع بوضوح تظهر دموعهم، يحرك القلب، والهز القلعة، وطافوا في البحر. وأظل هادئا للحظة واحدة. قبل التحدث تسمح التربة يأتي التفكير في توجيه نفسي في هذا رائعة، ليلة مظلمة أتعامل بشكل وثيق. في تلك المناسبة جاء سريعا: من الممكن دائما إلى المزيد من الجمال. مع بدء نعومة العليا تتكشف، وهو الجناح الجديد الذي يمتد في العصي لإعطاء الحياة للسفينة الخاملة. ما الحقيقة هو أنه عندما يفقد حياتنا منفاخ والضوء ويبدو أن التخلي عن كل شيء لفترة طويلة لأنه لا يأتي عن القليل من الماء لتخفيف التعذيب من العطش. رحل جمال ولكن ربما تنتظر أقرب مما كنت قد يتصور.(الترجمة الآلية، آسف للاخطاء.)



美女总是可能更当我看到有人受苦平时听在心里。我知道的话,情绪激动,怕我有。我已经度过了上千次的螺旋的拖累和吞噬我们。计算所有填写几个传记。当他们完成计数或眼睛闪着清楚地表明自己的眼泪,心脏搅拌,摇晃城堡,大海的咆哮。我保持沉默了片刻。之前讲的土壤允许的思想来定位自己在这迷人的,漆黑的夜晚我处理紧密结合。在那次会议上,他就迅速:它总是可以更美。有了至高无上的柔软度开始展开,一个新的翼这在棍棒延伸到给生活惰性容器。什么事实是,当我们的生活失去波纹管和光似乎放弃所有渴望的东西,不来了一点水解渴的折磨。美是走了,但也许等待更接近比你可以想象。(机器翻译,遗憾的错误。)







domingo, 13 de septiembre de 2015

Relatos de verano: De mujeres y hombres.



 John William Waterhouse



Los hombres no solemos dar la talla por una larga lista de razones. Es muy extensa la línea de tiempo durante la que las mujeres han sostenido el mayor peso de la historia con una clara desventaja en cuanto a reconocimiento y valoración. El diseño de especie tiene mucho que ver pero las organizaciones sociales que emanaron de éste mucho más. Como todos sabemos el hombre fue dotado de dos mecanismos de afrontamiento de la adversidad: la lucha y la huida. En su relación con otros hombres predomina el primero, con las mujeres el segundo. Es verdad que la mujer recibe una enorme carga de violencia de la mano de sus compañeros pero sobre todo recibe muchísima huida de los mismos. Enfrentarse a algo incomprensible del universo de la mujer como sus dudas frente a lo cotidiano ó la existencia, sus días especiales del mes, los baches e inestabilidades en su estado de ánimo, los litigios eternos que suelen ser peticiones de auxilio y la larga lista de misterios que en definitiva contituye el universo femenino hace a los hombres poner los pies en polvorosa. También lo suelen hacer otros acontecimientos de la existencia como la crianza de los niños, el cuidado de los mayores, las tareas domésticas ó el manejo de la cocina que con sus excepciones constituyen la triste cotidianididad. Parece pues que estamos en buen momento para resintonizar los géneros con el fin de que cada uno se afine con lo mejor del otro disminuyendo así la carga de sufrimiento que en definitiva su desarmonía produce en ambos. Yo de momento les comparto mi toma de conciencia que aunque mínima seguro les incita a realizarla de forma más completa. 

viernes, 10 de julio de 2015

Aprender a innovar

Me llegan múltiples invitaciones a eventos de innovación sanitaria. Declino la mayoría porque mi agenda profesional y personal no da para más. Además soy un poco antiguo para esto de la innovación. Sigo a maestros descatalogados como Heráclito de Éfeso, Spinoza ó Johan Sebastian Bach, entre otros. De este último les traigo hoy un pequeño ejemplo muy conocido.

¿Somos capaces hoy de convertir un meme en una obra de arte? ¿cómo podríamos deconstruir nuestro modo de hacer las cosas y encontrar nuevas formas más apropiadas ó adaptadas?

Con Bach es fácil asombrarse, les dejo un rato en su compañía.








Aquí la versión completa dirigida por Jordi Savall.



viernes, 5 de junio de 2015

Los rinocerontes de Manuel Vilas, pura creatividad.










Cuando uno tiene entre sus manos un libro que podía perfectamente haber sido escrito en el año 2666 lo menos que siente es un profundo asombro. Setecientos millones de rinocerontes es la última novela de Manuel Vilas y su título, como ven, es ya una declaración de intenciones. La obra no nos cuenta una historia al uso con su introducción, nudo y desenlace, es mucho más ambiciosa. Nos propone un universo, directamente. El autor se permite la libertad de acompañarnos por incontables mundos poblados de un sin número de personajes en la novela que mas rinocerontes tiene entre sus páginas desde la Torre de Babel. De la mano de Vilas asistiremos a asesinatos, pasiones, hundimientos, derrumbes y toda clase de exabruptos humanos. El derroche de creatividad es magistral, toda la obra es una lección de ingenio con el toque de humor ácido que tanto gusta al autor. La irreverencia, sarcasmo, acritud, impostura, belleza, violencia, sequedad y ternura que descubrirán en sus páginas ilustran la brillantez de uno de los mejores narradores en castellano de todos los tiempos. La literatura de ficción es un arte que permite al que lo disfruta trasladarse a mundos nuevos, en la novela de Vilas encontrarán bastantes y si se atreven a mirar dentro de los personajes igual descubren caras conocidas. Tras el viaje a las profundidades del deseo humano que nos propuso con El luminoso regalo y a los abismos de la desazón que narró en El hundimiento, ahora asistimos a una invitación distinta que trata de abordar la sima de la profundidad humana desde la gravedad de la carne, desde su peso y consistencia cuyo epítome es el animal totémico que da nombre a la obra. ¿Qué es el ser humano sino carne, una materia densa apresada por fuerzas que la ligan irremisiblemente a la tierra? Si un medico como yo se permite la osadía de acometer una crítica literaria como esta es por que tiene muy claro que autores como Vilas han venido para salvarnos... de nosotros mismos, a recordarnos que es posible la creatividad máxima y que ante todo el ser humano es una hermosa maquina de adaptación. Espero que la obra les guste, a su salud.




De izquierda a derecha Gabriela Wiener, un servidor, Manuel Vilas y Christina Rosenvinge.
Foto: Salvador Casado

miércoles, 18 de marzo de 2015

Arvo Pärt y medicina de familia

  




Arvo Pärt ja peremeditsiiniPaljud teist minna arsti juurde, kui nad teevad seda põhjendatult eeldada, et see on hea spetsialist. Nad oletavad, et nende tehnilisi ja teaduslikke võimsuse tõuseb oma terviseprobleem. Oletame, et on parimate tingimuste teenida neid õigesti ja tõhusalt.Arstid ka eeldada. Me kulutame mitu tundi nädalas uurida ja hoida meie praegustele teadmistele. Püüame parandada oma oskusi ja võimeid. Aga kas sellest piisab? Läheme võimalik?Minu puhul ma tunnistan ma pean toita paljudest teistest allikatest, et puhtalt teaduslik. Olen pärit perekonna rida meditsiiniliste humanistid, kus muusika, luule ja kirjandus olid olulised. Kuna lapsepõlves on õpetanud mulle, et nautida ilu, et mehed ja naised on pärandanud meile. Nautige on parim viis austada neid ja tehke nende õiglust. Konsulteerides on oluline, et minu paat minna nendega küünlad aru saada, mida inimene on haige osaajalise mind oma narratiiv. Et kursis sellega. Anda mõned korralikud track, mis teeb selle loo elamisväärsemaks.Arvo Pärt on tänapäeva helilooja vähetuntud meie keskkonda. Ehk keskmine kodanik ei saa kerge olema. Aga ma arvan, et tema töö on väga hea oma minimalism üritab püüda vaigistab tõlkida. No keerulisem ülesanne muusikaline universumis. On keegi meie vanus kõlarid, skandaalid ja lakkamatu kahin.Perearstiabi on kuidagi sama tegema. Püüa päästa, mis peitub ilmne, mis peitub 2.5 põhjustel sellise nõupidamise keskel jõuab iga visiidi kliinikus. Üks asi on see, mida on öeldud ja hoopis teine ​​asi, mida ei öelnud. Üks asi on see, mida räägitakse ja selle üle, mida tegelikult ärritas isik konsulteerimist oma arstiga.Lisaks sellele, et vaadata radioloogia muidugi sel nädalavahetusel olen andnud kontsert selle autori mitmed luuletused ja mõned peatükid hea romaan ning kaasaegse filosoofia. Kindlasti ma ei ole parim arstid, kuid nad kindlasti sobivad, et proovida kasutada kõike olen poolt, et parandada hoolt Annan patsientidel.(Masintõlget, sorry palju vigu)







Muchos de ustedes cuando acuden al médico lo hacen con la justa expectativa de que sea un buen profesional. Suponen que su capacidad técnica y científica estará a la altura de su problema de salud. Suponen que se encontrará en las mejores circunstancias para atenderles de manera correcta y eficiente.

Los médicos también lo suponemos. Dedicamos muchas horas a la semana a estudiar y mantener nuestros conocimientos actualizados. Nos esforzamos por mejorar nuestras capacidades y habilidades. Pero ¿es suficiente? ¿hacemos todo lo posible?

En mi caso les confieso que necesito nutrirme de otras muchas fuentes que las meramente científicas. Provengo de una estirpe familiar de médicos humanistas donde la música, la poesía y la literatura eran imprescindibles. Desde pequeño se me ha enseñado a degustar la belleza que otros hombres y mujeres han legado para nosotros. Disfrutarla es la mejor manera de honrarlos y hacerles justicia. En consulta me resulta imprescindible que mi barco navegue con esas velas para poder entender lo que la persona en tiempo de enfermar trata de compartirme con su narrativa. Para poder estar a la altura de la misma. Para poder aportar alguna pista digna que haga dicha narración más habitable.

Arvo Pärt es un compositor contemporáneo no muy conocido en nuestro entorno. Tal vez al ciudadano medio no le resulte fácil. Pero en mi opinión su obra es muy fina, en su minimalismo trata de atrapar los silencios, de traducirlos. No hay tarea más compleja en el universo musical. No la hay en nuestra época de altavoces, escándalos y murmullo incesante.

La medicina de familia trata de de alguna forma de hacer lo mismo. Intenta rescatar lo que hay detrás de lo aparente, lo que se esconde tras esos 2.5 motivos de consulta que de media tiene cada visita que llega al centro de salud. Una cosa es lo que se dice y otra muy distinta lo que no se dice. Una cosa es lo que se verbaliza y otra lo que verdaderamente preocupa a la persona que consulta con su médico.

Además de haberme revisado un curso de radiología este fin de semana me he regalado un concierto de este autor, varios poemas y algunos capítulos de buena novela y filosofía contemporánea. Seguramente no soy el mejor de los médicos pero no les quepa duda de que trato de emplear todo lo que tengo a mano para mejorar la atención que doy a mis pacientes.



Variations for the Healing of Arinushka by Kalle Randalu on Grooveshark