viernes, 9 de septiembre de 2016

Las piedras


Stone
Foto de Remi DU


Veía estos días de verano el remake de Ben Hur. En la película aparece una escena donde el mismo Jesucristo frena una lapidación en Jerusalén, librando a un muchacho de una muerte segura. Me parece increíble como nos siguen gustando las piedras y las lapidaciones aunque hayan pasado veinte siglos. La última la puedo contar en primera persona. Acudo a un evento de lanzamiento de un producto alimenticio, publico cinco tuits del mismo, sin dar ni mi valoración ni mi apoyo explícito al producto, y recibo un aluvión de piedras digitales. Me consta que no fui el único, es de agradecer que los proyectiles lanzados sean más livianos que los reales.

Hay personas que piensan que se ha vulnerado la ética, que el acto es totalmente réprobo y perjudicial. Que el que un profesional sanitario se informe de las propiedades de un producto lácteo y haga algún comentario en Twitter es potencialmente dañino para sus pacientes o para la sociedad en general. Dejando a un lado la ironía, lo que pienso ha incomodado no es que un profesional hable de tal o cual producto, de hecho lo llevamos haciendo lustros en todo tipo de actos, sino que se utilice el canal de Twitter para hacerlo. Un canal en el que cada cual controla bastante bien la presencia o no de marcas. Esta intrusión sin permiso es lo que probablemente halla resultado molesta y llamativa, más allá de lo poco que se pudo decir de la marca en cuestión. Llevo en Twitter un montón de años he tuiteado infinidad e de actos, congresos, reuniones y eventos a los que he acudido, mi error en esta ocasión es no haber valorado que el hastag fuera el nombre comercial de un producto y que los lectores lo identificaran como publicidad en lugar de cómo un hilo sobre una conferencia de prensa.

Por otro lado es cierto que lanzar sapos y culebras usando la distancia y la seguridad de las redes sociales es bastante más cómodo que hacerlo a la cara. No abundaré en el tema, pero si profundizaré en la reflexión. Pareciera que cualquier contacto de un profesional sanitario con un producto, servicio o marca contamina sus manos. Me consta que así ocurre en numerosas ocasiones y son incontables los casos en los que marcas y profesionales intercambian favores. Pero no todo el monte es orégano, hay casos flagrantes de sociedades científicas que reciben patrocinio por validar galletas, bebidas y un sinfín de productos, además de gran parte del vademecum y no pasa absolutamente nada. Otros de especialistas estrella que son premiados por apoyar directamente un determinado fármaco. En todo este jardín ¿podría algún profesional sanitario atreverse a pisar una marca  para luego hacer una valoración objetiva? simplemente por estadística aventuremos que algún caso habrá. Pocos, ya les digo, porque las lapidaciones suelen ser inmisericordes.

Y puestos a hablar de piedras ¿por qué no nos fijamos mejor en lo que tal vez sí merezca alguna? Y hablaré de profesionales sanitarios para no salirme del jardín, hablaré no de si está mejor o peor tomarse un yogur  en el desayuno sino del sobreuso de antibióticos en niños y ancianos, el sobre uso de medicación psiquiátrica en personas sin patología (y con ella), del estado de polimedicación total que sufren la mayoría de los mayores institucionalizados (y los que no lo están). Del abuso de pruebas diagnósticas no justificadas a petición del propio interesado o del profesional que lo atiende que así consigue una mejor valoración de prestación por su cliente. He de admitir que en estas y en otras muchas cuestiones si siento vergüenza personal por lo deficientemente que lo hago en ocasiones. Por eso me permitirán que la piedra que está en mi mano la guarde para mí mismo. Hagan ustedes con la suya lo que mejor consideren.

Finalizaré mi reflexión incluyendo una última cuestión de estilo. Las redes sociales nos describen. Según lo que uno diga, según dónde uno vaya, según con quien hablemos, dejamos un rastro, un perfil que termina formando una imagen personal bastante nítida. Cualquiera que se asome un momento a cualquier perfil de Twitter sabrá de que pie cojea su autor. Por eso me resulta sorprendente ver las reacciones y las piedras que han llovido estos días. Contemplar despacio las formas, palabras, ironías, groserías y demás. Ver de dónde proceden, sopesar la fuerza con las que fueron lanzadas. La cuestión no es tanto si acertamos o nos equivocamos sino lo que hacemos con nuestros aciertos y caídas, así como con las de los demás. Quizá alguno no me creerá si le digo que no dejo de aprender cosas cada día, pero sí, la vida es una gran maestra y no deja de proponernos enseñanzas, sobre todo de los errores que como humanos no dejamos de cometer.





jueves, 8 de septiembre de 2016

La guerra de las marcas

The Loar LH300VS (customized)

Foto de Freebird



Nadie se fía de nadie. En nuestro tiempo prevalece el escepticismo ante las instituciones públicas y ante las privadas, ante políticos y dirigentes, a las marcas y grandes corporaciones. Hay razones que lo justifican: la falta de transparencia, los intereses creados, la corrupción, el engaño, el ánimo de lucro desmedido...

Pero las marcas siguen estando ahí y nuestra relación con ellas se basa en un puñado de creencias, valores, gustos y costumbres. Nos hacemos fan de una marca de ropa, móviles o coches como también lo hacemos de un equipo de fútbol, partido político o actor de moda. Somos capaces de defender nuestra marca favorita a capa y espada, así como atacar las propuestas rivales con pareja vehemencia. Solemos hacer juicios sumarios a la totalidad, "uno defiende lo natural", "aquel lo ultratecnológico", "ese los productos nacionales". 

Esta semana me invitaron, en calidad de bloguero, a la presentación de un producto alimenticio que se comercializará en supermercados y tiendas. No he ido nunca a un evento de este tipo y me interesaba aprender cómo la marca exponía las características del mismo, conocer sus razones y ver si hacían "trampa" con la información. En lugar de ofrecer una conferencia de prensa tradicional prepararon una jornada con varias ponencias y debate. Se hizo todo de forma profesional y se aportó información correcta. Las preguntas incómodas fueron respondidas de forma adecuada y no trataron de evitarlas ni tergiversarlas. Tuiteé alguna informacion del acto que me pareció de interés. Al no ser un experto sobre el tema no he terminado de hacerme una opinión al respecto al no haber tenido todavía acceso a información escrita ni haber completado una revisión bibliográfica. Decidiré si hago o no una reseña dependiendo si considero la reflexión de interés para mis lectores. Sin embargo lo que sí me quedó claro es que una marca necesita comunicar cada vez mejor para poder vender. También que no lo pueden hacer solas, la ayuda tradicional del marketing invasivo ya no sirve. Cada vez somos más capaces de bloquear anuncios no deseados, cambiar el canal o mirar para otro lado. Las marcas tenderán a buscar aliados en la sociedad civil que tengan credibilidad para otros. Seguirán haciendo anuncios pero cada vez más saldrán a la calle y a las redes sociales a distribuir sus mensajes, de hecho este acto estaba lleno de blogueros.
¿Podremos fiarnos de los que nos hagan llegar esos mensajes?
Dependerá del grado de credibilidad, ética y transparencia de la fuente, de los argumentos y evidencias científicas que aporten.
Si queremos emanciparnos de la publicidad tradicional necesitaremos personas que nos filtren los productos y servicios. De alguna manera ya lo estamos haciendo cuando consultamos en internet las opiniones de los clientes de un hotel o de una determinada compañía. 
Nos gustará más o menos pero esta tendencia es imparable. Leemos los libros o usamos las Apps con más estrellas, vamos a los hoteles con mejores comentarios y seguimos las recomendaciones de nuestros amigos o de nuestros contactos de internet para comprar tal o cual producto. 

¿Debemos meternos los profesionales sanitarios en esa arena? ¿Es correcto que un profesional sanitario dé su opinión sobre un producto alimenticio, deportivo, tecnológico (no incluyo aquí medicamentos que obligarían a hilar más fino)? De momento hay posiciones encontradas, por una parte las Sociedades Científicas son con frecuencia patrocinadas por marcas y un gran número de expertos de todo tipo promocionan directamente productos y medicamentos en congresos y reuniones. Por otro lado otros defienden la necesidad de una independencia total y de un contacto cero con cualquier tipo de marca. Cada cual deberá responder según su criterio personal, es verdad que en el pasado ha habido abusos y se han cometido errores pero también que puede haber una relación entre marcas y profesionales ética y correcta, aunque no aventuro si seremos capaces de encontrarla.



martes, 6 de septiembre de 2016

Problemas de estómago, gastritis, en Saber Vivir RTVE




Hace unos días me invitaron a participar en el programa de televisión Saber Vivir para hablar de Gastritis y problemas de estómago.






Comparto el vídeo del programa por si puede servir de ayuda a alguien. Según mi opinión es fundamental que profesionales sanitarios con dotes de comunicación mejoren la educación para la salud de nuestra sociedad. Conozco muchos que lo harían genial. Espero que con el tiempo esto no sea una rareza sino más bien la norma.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Superar la adversidad



Breakthrough


Breakthrough, foto de kleuske




El ser humano está dotado de muchas facultades que le vienen de serie. La educación, la cultura y la sociedad nos permiten otras opciones extra según lugar y tiempo pero hay propiedades básicas que siempre están ahí. La resiliencia es una de ellas, esa hermosa cualidad que nos permite adaptarnos a condiciones adversas y sobrevivir psicológicamente a ellas. Es verdad que hay muchos mundos en este mundo y muchas vidas en esta vida. Hay circunstancias vitales devastadoras capaces de fundir los plomos al más ecuánime, afortunadamente los expertos nos dicen que tras dos años de una experiencia de este tipo la gran mayoría lo supera y puede volver a experimentar altas cotas de felicidad y plenitud.

El reto radica en aguantar ese tiempo dado que no hay claras recetas para beber tragos tan amargos. Cada cual se adapta como puede y vuelve a subir los fusibles bajados con la paciencia que el tiempo impone. Las experiencias previas de adversidad y el manejo personal de emociones son variables importantes. Las redes relacionales y de apoyo también. Hay pues factores personales y ambientales de cuya combinación surgirá la sorprendente capacidad resiliente que nos sacará del remolino de la ola vital que nos revuelca dentro del mar en una ahogadilla en la que pensamos nos ahogamos definitivamente.

Cuando vivimos un trance semejante una de las alternativas más inteligentes suele ser pedir ayuda. Dado que nuestras redes relacionales son cada vez más débiles lo hacemos en el sistema sanitario. El médico o la enfermera nos escuchan, nos miran y se encogen de hombros al no poder hacer gran cosa con una situación vital que la propia vida se encargará en reconducir. Solo en unos pocos casos es correcto hacer una intervención médica, son aquellos de duelo patológico, depresión mayor o desarrollo de conductas adictivas o destructivas. Salvo en estas excepciones la sanidad hace más mal que bien siendo comunes los sobrediagnósticos de patología (reacciones adaptativas con ansiedad o depresión) y los consiguientes sobretratamientos.

Los paños calientes ante situaciones vitales adversas a nivel profesional los debería poner el psicólogo con terapias de escucha y apoyo pero dado que en nuestro medio este servicio no está incluido en el sistema sanitario público y que los ciudadanos no tienen ni costumbre ni muchas veces posibilidad económica para recurrir a uno privado al final terminan en el centro de salud. Un médico con 30-40 pacientes que atender no tendrá más de seis minutos para escucharle. No es suficiente para aliviar ni reconducir de manera correcta. Como los galenos no son insensibles al dolor humano muchas veces tratan de aliviarlo con un medicamento que en estos casos será necesario tomar unos cuantos meses.

No es mi intención fundamentar el mejor curso de acción ni de juzgar los mismos. Tan solo abrir la reflexión dado que estas situaciones vitales nos afectan absolutamente a todo el mundo. La realidad es que no nos suele gustar adelantar catástrofes de manera directa y personal, lo solemos hacer asistiendo a dramas en formato cinematográfico, literario o dramático. Como espectadores es más fácil acercarnos a estos misterios, dar un paso más e imaginar que pasaría si fuéramos protagonistas nos permitirá reforzar, remendar y apuntalar aquellas agarraderas que en su día serán las que nos ayuden a salir del pozo.




miércoles, 31 de agosto de 2016

Arreglar la Sanidad








Si le preguntáramos a cualquier profesional de la salud, da igual la comunidad autónoma, ¿qué haría si fuera Consejero de Sanidad? Le alegraríamos un poco el día al darle la oportunidad de despacharse a gusto con uno de sus temas preferidos: arreglar el Sistema Sanitario. Es materialmente imposible contar las horas de charla de café que este tema habrá suscitado desde las procelosas reformas sucesivas que dieron a luz el Sistema Nacional de Salud español. Se han escrito infinidad de libros, artículos, libelos y opúsculos de un tema que origina estupor y temblores.

La paradoja estriba en que si comparamos los discursos de cada cual encontraremos puntos similares y puntos diferentes. Entre los similares casi todos coincidirán en que el sistema está fatal, es del todo injusto para la categoría profesional a la que pertenece el intercepto y la gestión no puede ser peor. Entre los diferentes encontraremos el modo de arreglarlo: primando sin duda a la categoría profesional aludida y luego todo lo demás. Esta supina división ha propiciado un estilo de gestión que podríamos denominar de despotismo ilustrado sanitario, si bien es verdad que de ilustrado tampoco ha tenido mucho: “Todo para el ciudadano pero sin el ciudadano, y de los profesionales ni hablamos”..

El hecho es que mientras más alto es el cargo más lejano de la tierra suele estar, es decir de las consultas. En Sanidad no se suelen atrever a visitar, salvo excepciones, las consultas de un centro de salud o las de un hospital. Las visitas protocolarias suelen dirigirse a unidades estrella, profesionales estrella y hospitales estrella, habitualmente se pregonan a posteriori y duran lo que tardan los periodistas en hacer la foto. El desconocimiento de la realidad es por lo tanto mayúsculo.

Además del desconocimiento, el mayor problema de la gestión sanitaria es que termina convirtiéndose en un gigante que devora a sus hijos. El gestor se debe a los votos de los ciudadanos, a las encuestas de valoración de los mismos y a los fríos resultados que interesan a la prensa: listas de espera, casos atendidos, operaciones y procedimientos realizados, urgencias atendidas... Si para alcanzar los objetivos nos dejamos en la cuneta unos cuantos profesionales no pasa nada. ¿Acaso al construir las pirámides o la muralla china no hubo bajas? Pues con nuestro sistema sanitario “de los mejores del mundo” lo mismo.

El problema es que no hablamos de un obrero de la construcción en el Egipto primitivo sino de un profesional que ha costado formar una fortuna y que sigue siendo el eslabón más frágil del enorme castillo sanitario. Un médico de urgencias, o en una consulta de atención primaria o sometido a una gran sobrecarga en hospital, terminará con los plomos fundidos más pronto que tarde. Lo mismo con una enfermera o cualquier trabajador que quieran. El nivel de profesionales quemados es altísimo y en consecuencia la calidad de los cuidados y el balance de resultados no puede ser igual.

Esta situación debería ser prioritaria pero no lo es. Los planes de “humanización” que están desarrollando algunas consejerías de sanidad no contemplan la protección del profesional sanitario, no previenen ni tratan la sobrecarga, no corrigen la saturación burocrática ni ofrecen apoyo a los profesionales con burnout. A parte de discursos y de papel mojado es poco lo que se ha hecho es esta línea por unos y por otros.

El estado seguirá velando por que se mantenga el derecho a la asistencia sanitaria, pero tal y como van las cosas esta asistencia estará deteriorada. Un profesional sobrecargado y quemado no podrá hacer las cosas óptimamente. Y no es posible quitar y poner nuevos profesionales como si fueran fichas, por un lado cuestan un montón, por otro no los hay. Al final terminan marchando a otros países, mientras recibimos inmigración sanitaria de lugares con niveles formativos inferiores, lo que como comprenderán no arreglará las cosas. 



 El cascabel que nadie se atreve a poner al gato es el cambio de un modelo basado en la capitación (pago por número de pacientes atendidos) a otro basado en pago por atención realizada. Si les interesa el tema lean a Sergio Minué





¿Qué haría yo si fuera Consejero de Sanidad?... echarme a temblar.












Nota al margen: Mañana jueves 1 de septiembre participaré en el programa de televisión Saber Vivir. Hablaremos sobre el estómago y sus problemas. Si les interesa estaremos en antena sobre las 10:30.
 



viernes, 19 de agosto de 2016

La escalera narrativa



Escalera de luz siguiendo los números de Fibonacci. Centro de Salud Villalba pueblo. Foto del autor.



דער לייטער דערציילונג.

יעקבֿ האָבן קראָסט די מדבר פון מידיאַן און פאַרטיק ויסגעמאַטערט. אין די סוף פון די טאָג ער אַראָפאַקן שלאָפנדיק אויף אַ שטיין און געחלומט פון אַ לייטער וואָס קאָננעקטעד מיט דעם הימל. פיל האט שוין געזאגט וועגן איר פֿאַר דערקלערונגען און מינינגז.
ווען מענטש פּנימער ומגליק, געפאַר, שיעור אָדער מיסטעריע איר האָבן שטענדיק האט די אָפּציע צו דערציילן די מייַסע. גער אייער פּראַקטיק אין סטאָריטעלינג. פֿאַר מיר יעקבֿ ס לאַדער איז אַ דערציילונג יטינעראַרי, אַ וועג פון יונייטינג באַזונדער וועלטן און פּליינז, קרייַז טשאַסמס און פאַרבינדן אין אַ נייַ וועג מיט די מיסטעריע.
אין דער דערציילונג עס זענען קיין לימאַץ. אַזוי מיר דאַרפֿן ביידע, ווייל ווי מיר זענען קאָנטינגענט קרעאַטורעס. אַזוי מיר זענען אינטערעסירט אין אנדערע מענטשן ס מעשיות און ביידע בעטן צו הערן זייער אייגן. ווען מיר געפינען אַ גוט געשיכטע ינדזשויד יסקייפּינג פֿאַר אַ מאָמענט פון אונדזער ומשטאַנד. און אויב די באַגעגעניש איז אַ גרויס דערציילער אונדזער פרייד איז אַפֿילו גרעסער. דער זעלביקער איז אמת ווען מיר געפינען עמעצער וואס וועט הערן און ינקריסאַז, ווי איז לאַדזשיקאַל, מיט די נומער פון די וילעם.
גער אַ דערפאַרונג, געפיל אָדער דייַגעס אין דערציילונג טראַנספאָרמס די ינסיפּיד וואַסער פון אונדזער לעבן געשמאַק ווייַן אַז גלאַדדענס די האַרץ. געטינג דערגרייכן אנדערע פּליינז טראָוינג אונדזער דערציילונגען טרעפּ צו די וועלטן פון יענע אַרום אונדז באַפרייַען אונדזער משאות.
די אַלט בעדאָוין קען לאָזן די מדבר און דערציילן זיין חלום צו אנדערע. איך האָפֿן אַז הייַנט מיר זענען ביכולת צו טאָן אַזוי.
(אָטאַמאַטיק איבערזעצונג. אנטשולדיגט פֿאַר די מיסטייקס.)




The narrative staircase.

Once upon a time, Jacob crossed the desert of Madian and finished exhausted. At the end of the day he fell asleep on a stone and dreamed of a ladder that connected the ground with the sky. Much has been said about this stair searching explanations and meanings.
When man faces adversity, danger, limit or mystery, always have the option to tell the tale to others. Convert your experience in storytelling. For me Jacob's Ladder is a narrative itinerary, a way of uniting separate worlds and planes, cross chasms and relate in a new way with the mystery.
In narrative there are no limits. That's the reason which explain our dependece of it, being as we are contingent creatures. Wherefore we are so interested in other people's stories and at the same time we beg attention for telling ours. When we find a good story we enjoy escaping our circunstances for a moment. And if we meet a great storyteller our joy is even greater. The same is true when we find someone who listen us and increases, as is logical, with the size of the audience.
Convert an experience, feeling or anxiety in narrative transforms the insipid water of our ordinary life in a tasty wine that gladdens the heart. Throwing our narratives stairs to the worlds of those around us relieve our burdens.
The old Bedouin could leave the desert and share his dream to others. I hope that today we are able to do so.

 
 
 
 

Cuentan que Jacob atravesaba el desierto de Madián y terminó agotado. Al acabar la jornada se quedó profundamente dormido sobre una piedra y soñó con una escalera que conectaba con el cielo. Mucho se ha hablado sobre ella buscando explicaciones y significados. 

Cuando el ser humano se enfrenta a la adversidad, al peligro, al límite o al misterio siempre ha tenido la opción de contarlo. Convertir su vivencia en narración. Para mí la escalera de Jacob es un itinerario narrativo, una forma de unir mundos y planos separados, de cruzar abismos y de relacionarnos de una manera nueva con el misterio.

En la narrativa no hay límites. Por eso la necesitamos tanto, siendo como somos criaturas contingentes. Por eso nos interesan tanto las historias ajenas y suplicamos para que escuchen las propias. Cuando nos encontramos con una buena historia disfrutamos al escapar por un momento de nuestra circunstancia. Y si el encuentro es con un gran narrador nuestro gozo es todavía mayor. Lo mismo ocurre cuando encontramos a alguien que nos escuche y aumenta, como es lógico, con el tamaño de la audiencia.

Convertir una experiencia, sentimiento o zozobra en narración transforma el agua insípida de nuestra vida en vino sabroso que alegra el corazón. Conseguir llegar a otros planos lanzando nuestras escaleras narrativas hacia los mundos de quienes nos rodean alivia nuestras cargas.

Aquel viejo beduino pudo salir del desierto y contar su sueño a los demás. Espero que también nosotros hoy seamos capaces de hacerlo.

martes, 16 de agosto de 2016

Relato: la noche de verano



Foto: Negratinta




Ayer me acordé de Manuel Vilas mientras escuchaba por la noche  canciones de Elvis en directo en una plaza de una ciudad de provincias. Sé que hubiera disfrutado como lo hicimos los que de forma informal escuchamos a un par de jóvenes con guitarras llenar de música alegre y tierna la nocturnidad del verano. Me vino a la mente Manuel, recorriendo con su coche las carreteras de España para acudir a algún evento literario, atender una obligación o encontrarse con alguna persona especial. Él no lo sabe pero esos trayectos automovilísticos son seminales. Al hacerlos regala al viento multitud de semillas de creatividad y narrativa como en su tiempo hicieran Cervantes o Quevedo. Nadie se dará cuenta, salvo alguna excepción y son estas excepciones las que justifican el pesado trabajo de ser profeta en tu tierra. En estos pagos solo reconocemos a los grandes creadores cuando están muertos y ya no pueden molestar. Por eso me parece inaudito que Vilas acuda a mi recuerdo bajo la luna. Tal vez algún día seamos legión los que podremos ver la genialidad de nuestro prójimo al pasar como la elegante belleza que surge al soplar un diente de león.

viernes, 12 de agosto de 2016

¿Cuánto vale la Sanidad?


Tesoro de Gazteluberri. Wikipedia commons.





Hace unos años se implementó en Madrid un proyecto que, como muchos otros, acabó en agua de borrajas. La Consejería de Sanidad quería que la ciudadanía valorase los cuidados sanitarios que recibía adjuntando una factura sanitaria virtual al alta de una estancia de hospital o al salir de un servicio de urgencia o de un centro de salud. Aquello, como digo, no pasó de proyecto y terminó olvidado en algún cajón. La idea subyacente me parece merecedora de rescate, no tanto por el método sino por la reflexión: ¿sabemos lo que vale la sanidad?, ¿conocemos lo que valen los servicios sanitarios?. En España me parece que no. Esto se explica por la cobertura casi universal del seguro de salud público y por el 25% de la población que usa seguros privados o ambos. Muy poca gente paga en el acto sus servicios sanitarios privados. En consecuencia, no hay forma de que recordemos cuánto vale una consulta médica, una cura de enfermería, un aviso a domicilio, una consulta especializada o una atención urgente. En la mayoría de los casos, no nos cuesta dinero directo, tenemos la impresión de que nos sale gratis, y quizá por ello usemos cada vez más estos servicios.

Muchos conocen lo que cuesta una visita de un profesional en fontanería, electricidad, calderas o cerraduras, algunos habrán tenido incluso que requerir algún servicio nocturno o urgente. ¿Qué pasaría si cuando requerimos un servicio sanitario nos tocase pagar una parte?

El escenario de los copagos no es plato de gusto para ningún partido político, pese a que su actitud hacia ellos es notoriamente diferente. Saben que tienen un precio político y cuestan muchos votos. El verdadero problema surgirá cuando no tengan más remedio que aplicarlos por exigencias del guión. Y en una coyuntura de decrecimiento y presupuestos menguantes, esto terminará pasando. Si no somos capaces de ahorrar en mecanismos del Estado redundantes, corruptelas varias, asesores, gastos superfluos y demás no tendremos más remedio que seguir sufriendo recortes en servicios públicos. En sanidad será preciso priorizar el apartado de farmacia por un lado y el apartado de personal por otro. Repensar qué coberturas, servicios y programas son básicos y universales y cuáles son secundarios y cofinanciables. Este proceso es doloroso, como lo es toda operación que exige abrir la piel y exponer tejidos vulnerables con la intención de eliminar lo que está poniendo en riesgo la vida del paciente y remendar lo que precisa refuerzo y curación. La anestesia para acometer este proceso no debería ser narcótica en nuestro caso, sino todo lo contrario. Precisamos lucidez, información cierta y profesionales honrados que nos ayuden en el proceso de elección.

Como profesional de a pie, estoy lejos de los despachos y pasillos en los que se guisan las políticas sanitarias, pero esto no merma mi capacidad de discernimiento. Cada año sufro en mis carnes la reducción del presupuesto, cada vez menos suplentes, cada vez más saturación, más pacientes, más complejidad a la que atender en menos tiempo. Todo tiene un límite, y esto también.

Lo que no tengo tan claro es que podamos abordar este proceso de reformulación del sistema sanitario y de priorización de sus servicios de forma autónoma. De momento, llevamos décadas sin dar pasos hacia una solución ni proponer ideas consistentes. Bueno, proponer ideas sí lo hemos hecho, pero me temo que cada uno la suya, y así no hay forma de ir a ninguna parte. Cuando una delegación de tecnócratas de Bruselas venga con el pliego de alternativas seguramente no nos guste. Sean ellos o sean simplemente las leyes del mercado y las arcas públicas vacías, al final terminaremos enfrentando lo inevitable: habrá que pagar más por el seguro sanitario.




Artículo publicado en el Huffington Post.

martes, 9 de agosto de 2016

Racionalidad e irracionalidad en medicina










Los médicos ortodoxos no suelen entender porqué la gente va en masa a las terapias alternativas. ¿Cómo es posible que se dejen el dinero en homeopatía cuando lo que están tomando no es más que agua o azucar? ¿Cómo siguen yendo a esos terapéutas si no existe suficiente evidencia científica que los apoye? Lo habitual es que se escandalicen y en cierta forma lo comprendo. Hay un gran mercando en el mundo de la salud alternativa y, como ha pasado toda la vida, mucho charlatán. Creo que es necesario defender a la ciudadanía del fraude, la dificultad está en trazar la delgada línea roja que separe lo que es claramente dañino de lo demás.

¿Es perjudicial que la gente se ponga una pulsera amarilla o con "componentes ionizados"? ¿Lo es que un deportista se ponga ventosas o tome suplementos de oligoelementos? ¿Es lícito que unos padres lleven a su hijo al homeópata por un catarro? Es bastante difícil que una pulsera haga mal a su portador, tampoco ponerse ventosas daña gran cosa. En el pasado lo hacían los propios médicos oficiales con sanguijuelas y sangrías, lo que si era dañino. Tomar oligoelementos, suplementos proteicos y barritas energéticas tampoco es esencialmente perjudicial aunque es verdad que comerse un buen bocata suele ser igualmente efectivo y mucho más económico. Que unos padres decidan dar a su hijo unas gotitas de homeopatía para los mocos en lugar de acudir varias veces al sobrecargado pediatra del seguro hasta conseguir un antibiótico tampoco parece muy peligroso. Si el niño empeora y el catarro va a más, sí lo sería.

Cuando un ser humano enferma además del malestar consiguiente se suele sentir intranquilidad o miedo. En los procesos crónicos además impaciencia, sobre todo en los numerosos casos en los que la médicina convencional puede hacer poco para aliviar unas articulaciones o huesos desgastados, un corazón o un riñón envejecido o simplemente el riguroso efecto del paso de los años. Es inevitable pensar ¿habrá alguna otra forma de aliviarme?. Por otro lado las personas jóvenes suelen desear superarse y mejorar su forma física o su calidad de vida. Por eso no dudan en ponerse una pulsera amarilla, un parche, una pegatina o si insisten una calcamonía como en otros tiempos se ponían cruces en el cuello, escapularios, estampitas y otros adminículos. Medidas que cansan bastante menos que apuntarse a un gimnasio o hacer cinco horas seguidas de deporte. Esto me temo que no va a cambiar y seguirán sucediéndose modas a medida que futbolistas, deportistas, y famosos vayan cambiando sus usos y costumbres.

La empresa privada saca buena tajada de este componente irracional al anunciar yogures que defienden el intestino, leches que mejoran la microflora y la larga lista de productos con cualidades bio, mejorantes, mineralizantes y sufragantes. Ya saben de que hablo. Son miles de millones, no pienen que se trata de calderilla. Aquí si que nos deberíamos llevar las manos a la cabeza y velar para que se cumpla la legislación y se eviten los mensajes falsos.

Por eso sonrío al contemplar como muchos se preguntan si servirá de algo la ventosita que se ha puesto un afamado nadador y cuya foto está suscitando mares de tinta, como toda serpiente de verano que se precie. Si le sirve a él para nadar mejor pues seguramente le haya salido bien la inversión. Otros se ponen piercings o tatuajes y nadie dice gran cosa. Pero como de lo que se trata es de innovar, ahí ven como entramos al trapo fácilmente cuando detectamos algo fuera de lo normal.

La reflexión que tal vez pueda aportar algo de luz en este tema nace de la constatación de que todo ser humano posee una parte racional y otra irracional. Tenemos un cerebro cortical y otro subcortical, capacidad para el pensamiento reflexivo y para el intuitivo. Poseemos pues una ambivalencia anatómica y funcional que nos hace ser más efectivios y nos ayuda a sobrevivir mejor. Por eso siempre habrá medicina ortodoxa y alternativa. Ayudar a los ciudadanos a discernir lo que más les conviene tal vez sea demasiado osado, los profesionales tendremos que intervenir si nos preguntan o vemos que hay un claro riesgo. Velar por lo tanto para que no haya daño si que me parece consecuente. A los galenos pediría un poco de humildad, a los ciudadanos prudencia y a los que se dedican a menesteres alternativos mucho cuidado. Es bueno recordar que la Organización Médica Colegial, los Colegios profesionales y los propios profesionales sanitarios velan constantemente para que no haya excesos y así deberá seguir siendo.


viernes, 29 de julio de 2016

La paradoja de la humanización de la asistencia sanitaria






En los últimos días se ha presentado en Madrid el Plan de Humanización de la Asistencia Sanitaria, una de las líneas estratégicas del consejero de sanidad Sánchez Martos. Comparto con él la inquietud de visibilizar este aspecto de la asistencia y darle la importancia que merece. Dado que el desarrollo tecnológico biosanitario es rapidísimo resulta fundamental cuidar los aspectos humanistas del trato al paciente para poder seguir prestando una asistencia de calidad y no derivar en meros tecnócratas.

El reto para conseguir una humanización de la asistencia sanitaria es doble. Por un lado implica mejorar la atención al paciente potenciando la calidad de la comunicación, la empatía, la organización de los procesos y la escucha. Pero por otro también incluye mejorar el cuidado de los profesionales sanitarios para que puedan realizar correctamente sus funciones. Si la organización no vela para evitar agendas sobrecargadas, procesos ineficientes o redundantes, exceso de burocracia y gestión inmobilista, si no se corrige la precariedad laboral, la disminución progresiva de poder adquisitivo y la sobrecarga de las plantillas... todo quedará en bonitas palabras.

Gestionar una organización como la sanidad madrileña con 69.700 profesionales no es nada fácil. Poner encima de la mesa la importancia de la profesionalidad y la humanización de la asistencia es un paso. Al igual que la mejora de la comunicación con los pacientes mejorará su trato y lo humanizará lo mismo podemos aplicar al complejo mundo de la coordinación entre diferentes niveles de gestión y asistencia. Nos cuesta hablar y comunicarnos con los que tienen otras funciones, trabajan en otros ámbitos o pertenecen a equipos diferentes. Las directrices de comunicación internas (basadas en un correo electrónico coorporativo insuficiente y una intranet que no motiva a la participación) no están consiguiendo generar conversaciones y salvo excepciones el nivel de incomunicación interna es alto. Siempre nos quedarán las redes sociales que vuelven a dejar en evidencia a los que cargan con la responsabilidad de conectar mejor a los profesionales.





Fuente: Juan Simó http://saludineroap.blogspot.com.es/2016/07/recortes-en-gasto-sanitario-y-en.html


Dos entrevistas a Jon Kabat-Zinn






Entrevista de Ima Sanchís a Jon Kabat-Zinn, en La Contra, de La Vanguardia

Jon Kabat-Zinn, biólogo molecular, investigador y promotor de ‘mindfulness’ en Occidente: “Tengo 72 años. Catedrático de Medicina en la Universidad de Massachusetts. Llevo 47 años casado, 3 hijos y 3 nietos. Debemos aprender a vivir juntos con nuestras diferencias. La diversidad es una fuerza positiva. Me interesa la experiencia directa de la interconexión, pero no las creencias”.

El reto del científico
Se levanta a las cuatro de la mañana desde hace más de 40 años para dedicar una hora a la meditación y otra a la práctica del yoga. Yo salto como una pulga: “¡Quiero vivir, ver a los amigos!”. “Diversión –me contesta con una sonrisa– etimológicamente significa salirte de tu ruta, y si estás enfermo o tienes problemas, es mejor que los resuelvas. Y sabemos científicamente que con la práctica de la atención plena podemos restablecer nuestro equilibrio mental y corporal, estimular la curación y el bienestar. Pero tiene razón, es muy difícil cambiar de estilo de vida”. Un reto que explica paso a paso en su ya clásico «Vivir con plenitud las crisis» (Kairós), que ha revisado y ha puesto al día con los nuevos estudios científicos.
Mi madre, que vivía conmigo, murió a los 101 años. Los últimos 25 años con ella fueron una delicia.

¿Por qué?
Era pintora y a medida que envejecía experimentaba el mundo como Monet: veía formas de luz que la mayoría no observamos. Mi padre era un científico de renombre mundial, experto en el sistema inmunitario. La suya era una polaridad muy interesante.

Polaridad que usted ha integrado.
Cierto, descubrí la meditación zen a los 21 años y desde entonces he investigado de manera científica las capacidades del mindfulness (atención plena) para sanarnos. He demostrado la eficacia de una práctica espiritual milenaria y la he puesto a caminar en Occidente.

¿Por qué le dio por meditar?
En aquella época trabajaba en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) con el premio Nobel Salvador Luria. Estábamos desarrollando la comprensión del genoma, todo era muy interesante, pero me sentía infeliz. En el MIT se desarrollaban armas para el ejército y estábamos bombardeando un país, Vietnam, que ni siquiera tenía fuerza aérea.

Momentos turbulentos.
Philip Kapleau, experiodista, explicó en la conferencia que tras cubrir los juicios de Nuremberg comenzó a tener terribles jaquecas que consiguió sanar retirado en un templo zen. Empecé a meditar una hora diaria para comprobar si eso era posible y nunca lo he dejado.

¿Cómo consiguió aplicarlo a la ciencia?
Tuve suerte, se abrieron puertas que me permitieron crear la Clínica para la Reducción del Estrés y el Centro de Atención Plena para la Medicina en la Universidad de Medicina de Massachusetts.

Sus colegas le debían de mirar raro.
Sí, pero obtuve resultados contundentes e inapelables. Desarrollé un programa (Rebap) para la reducción del estrés basado en la atención plena y en 1982 publiqué mi primer artículo científico sobre los beneficios en pacientes con dolor crónico y estrés. El año pasado se publicaron 674 artículos, es un crecimiento exponencial. Ha llegado el momento.

¿Qué propone usted?
La conciencia plena se ejercita prestando atención de manera activa en el momento presente y sin juzgar. Desarrollar la capacidad de abrazar la realidad de las cosas es curativo y transformador, cambia nuestro cerebro, tal como demuestran las investigaciones neurológicas.

Habla usted como un gurú.
Nuestro programa no tiene nada de alternativo, formamos parte de los departamentos de medicina y tenemos pruebas científicas. Los pacientes consiguen controlar el dolor crónico, la ansiedad, el pánico y paliar los efectos del cáncer o enfermedades del corazón, pero yo se lo recomiendo a cualquier persona.

Implica un cambio de vida.
Si aumentas la conciencia, los cambios en tu vida vienen solos. Requiere disciplina, pero lo más curioso es que no hay que hacer nada. Lo que propone la atención plena no es que uno cambie su vida, sino que se enamore de ella.

Sugestivo.
La atención plena te da otra manera de sostener tu experiencia desde la presencia, algo que no nos enseñan en la escuela. Te enseñan a pensar, pero a menudo el pensamiento no nos es útil a la hora de solucionar problemas vitales.

¿La atención plena lo consigue?
Hemos documentado los cambios experimentados por 20.000 pacientes que han seguido el programa de ocho semanas en nuestra clínica, y que en el mundo son millones de personas.

¿Meditar nos cambia el cerebro?
Regiones que tienen que ver con el aprendizaje y la memoria se ensanchan. La amígdala, la zona del cerebro que reacciona a las amenazas y secuestra la atención, se refuerza; se mejoran las conexiones neuronales e incluso se dan cambios en el genoma.

¿Se activan y desactivan genes?
Sí; por ejemplo, los genes que tienen que ver con procesos inflamatorios y por tanto con el cáncer se inhiben. Y hemos comprobado que la densidad y el tamaño del cerebro, que se encoge con los años, deja de hacerlo si meditas.

¿Qué hay que entender?
Lo más difícil de entender es que no hay que hacer nada. No se trata de intentar cambiar, se trata de en lugar de vivir dormido, vivir despierto.

Siempre hay cosas en tu vida que no acaban de gustarte.
Ahí es donde la meditación funciona, porque el hecho de que te gusten o no depende solo de tus pensamientos. La depresión está causada por una desregulación en el pensamiento, empiezas a rumiar y entras en una espiral negativa que acaba en trastorno.

¿El mindfulness lleva la atención a esos pensamientos negativos?
Si abrazas ese pensamiento, ya no continúa reproduciéndose. Sabemos que una mente distraída es una mente infeliz. Debemos acceder a la conciencia, un tipo de inteligencia innata de la que sabemos poco pero conocemos su poder.

Tenemos solo algunas piezas del puzle.
Suficientes como para saber que la relación que mantenemos con nuestro cuerpo, nuestra mente, pensamientos y emociones, instante tras instante, nos aporta, si es la correcta, salud, bienestar y sabiduría. El cultivo de la atención plena es un acto radical de cordura, amor y compasión por uno mismo.







Entrevista de Natalia Martín Cantero para el suplemento ZEN de El Mundo:

El mindfulness está en la cresta de la ola. Lo usan desde los bancos, que contratan cursos para reducir el estrés y mejorar la capacidad de atención de sus empleados, hasta los hospitales, colegios, prisiones o instituciones deportivas. En el Parlamento británico se presentó hace unos meses un informe, Mindful Nation, que recoge pruebas científicas sobre sus beneficios y recomienda implantar la práctica de raíces budistas en la salud, la educación, el trabajo y la justicia. Jon Kabat-Zinn (Nueva York, 1944) es quien lo impulsó y catapultó a través del programa de Reducción de Estrés Basado en Mindfulness (MBSR) que puso en marcha en 1979 en la Universidad de Massachusetts y que sigue impartiéndose en todo el mundo.
Este doctor en Biología Molecular por el MIT ha venido a España a promocionar la nueva edición de su best seller Vivir con plenitud la crisis (Kairós) y a hablar de mindfulness con médicos, psicólogos, profesores, instructores, practicantes y los lectores de ZEN.
Muchos españoles equiparan meditación con la acción de reflexionar. ¿Qué es meditar en el contexto del mindfulness?
No es contemplación, ni pensar sobre un tema determinado. Hablamos de meditación como una forma de estar relacionándote con la experiencia según transcurre. Y eso significa que estás entrenando tus facultades de atención para estar en el momento presente y menos distraído. Si te fijas, te darás cuenta de que la mayor parte del tiempo la mente está en el futuro, planeando o preocupándose. Y cuando no está en el futuro está en el pasado, elucubrando sobre qué ocurrió realmente, quién tiene la culpa... Mientras tanto, el momento presente, que es el único en el que podemos ver, oler, saborear, amar, aprender, sentir... se queda estrujado entre esas dos fuerzas. La meditación se refiere a expandir la capacidad de habitar el presente y por tanto vivir con plenitud y en el cuerpo, porque la mitad del tiempo estamos en la cabeza y no en el cuerpo. Muchos creen que todo lo que necesito hacer es dejar la mente en blanco y entonces estaré en una especie de conciencia cósmica, con una mente luminosa. Sin embargo, la mente ya es luminosa. Mindfulness nos dice que podemos salir de esa prisión de miedos y deseos que tiran de nosotros. No se trata de echar a los pensamientos, si no de observarlos y dejar que se queden ahí, como lo que permanece de una nota musical.
¿Cómo? ¿Sentándose muchas horas en la postura del loto?
No hace falta estar sentado en una cueva durante 30 años para conseguir la iluminación. Lo que necesitamos es despertar, porque por alguna razón los humanos nos hemos quedado atrapados en el pasado. Si puedes respirar sin dificultad, es un milagro. Si puedes ver sin dificultad, es un milagro. En todos los sentidos estamos bien, pero seguimos pensando que estaríamos mejor si tuviésemos más dinero, nos casásemos, nos divorciásemos, etc. Pero la realidad es que sólo tenemos este momento, el ahora.
Por tanto, ¿meditación y mindfulness es lo mismo?
Hay muchas formas de meditación. La autorregulación de la atención es una de ellas. Como cultivar intencionadamente la amabilidad o el perdón. Es una rama de las prácticas meditativas, que cultiva la conciencia pura. No se consigue sentándote en el suelo y pretendiendo ser una estatua. La meditación real transcurre en este momento. Esta entrevista es una meditación. La meditación es un acto de amor a la vida, al potencial de la mente de conocerse a uno mismo.
¿Cómo sé que funciona?
Funciona cuando hay una congruencia entre nuestra vida y lo que hacemos. La verdadera meditación es cómo vivimos nuestra existencia momento a momento. Se trata de observar cuántas veces perdemos la cabeza, recuperar la atención y empezar de nuevo.
¿Es una práctica apropiada para todo el mundo?
Todo depende de las habilidades del instructor. Si alguien sufre problemas muy profundos (por ejemplo, un trauma de abuso sexual en la infancia), ¿es la meditación buena para esta persona? Quizá no, en el sentido de que quizás vuelva a traumatizarse. Se requiere un guía con una gran profesionalidad y sabiduría que te ayude a salir de ese trauma. No se puede utilizar una fórmula única. De forma más genérica, sin embargo, ¿es la conciencia de la respiración buena para todo el mundo? Claro. ¿Es la conciencia del cuerpo buena para todo el mundo? Sí, no tiene nada de malo.
Usted está preocupado porque la motivación de algunos instructores no es sanar o ganar en sabiduría, más bien es económica. ¿Cómo se identifica a un buen profesor?
Un buen indicador es cuando el instructor es capaz de verte como persona, no como paciente. La confianza es muy importante. No dejes de emplear tu discernimiento si ves que te manipula, si dice cosas distintas a diferentes personas, si el dinero es un problema... si no te parece ético, escapa lo más rápido posible. Hay mucha gente que asegura ser experto en mindfulness porque se ha vuelto muy popular, pero no saben ni deletrearlo.
Hablemos de los niños. Usted dice que "la infancia está desapareciendo". ¿Por qué?
En parte, es culpa de la tecnología. Los padres están más y más ocupados y estresados, y los niños también. Tienen demasiadas lecciones, actividades, van de un lado a otro constantemente. Además, tienen acceso a internet. Estamos ante un mundo nuevo que está poniendo una gran presión sobre los niños y enfrentándoles a cosas para las que no están preparados. Así que a nivel social cabría preguntarse si no estamos siendo abducidos por tecnologías que están cambiando nuestro cerebro y nuestra biología e incluso el desarrollo de los jóvenes.
Un maestro zen le regaló una cita que dice: 'Nunca te olvides de la visión a 1.000 años'. ¿Cuál es la relevancia del largo plazo en lo que se refiere a su trabajo?
Nunca hubo un tiempo mejor para descubrir lo que significa ser humano en este planeta. Y nosotros participamos en ello, nos guste o no. Debemos asumir la responsabilidad de lo que está pasando, reconocer la violencia en potencia que habita en nosotros mismos y transformar esa energía en belleza y creación. Una guerra nuclear o la subida del mar podría acabar con todo. Dejemos de hacer el tonto y despertemos para saber los que significa ser ciudadano de la Tierra.

miércoles, 27 de julio de 2016

Una dosis de optimismo con Victor Küppers






Os dejo un puñadito de frases que encontré en una entrevista:

  • Vivimos en un mundo de tarados.
  • Todos tenemos un bicho dentro, una voz que no calla.
  • No tratar a nadie como bultos peludos con patas.
  • Lo más importante es lo más importante.
  • Felicitarte por el trabajo bien hecho es un chute mucho más grande que el sueldo que te pagan.
  • Las circunstancias no son lo mismo que las actitudes.
  • Vamos por la vida como si fuéramos en una lavadora y a veces hay que salir, pararse y pensar, porque estamos en un mundo de taraos.
  • En la vida nos damos cuenta de las cosas, tarde.


Esta es mi preferida:

"Tenemos que luchar cada día para que nuestra vida sea una obra de arte."




http://www.kuppers.com/victor_kuppers.html 

martes, 26 de julio de 2016

Todos queremos más notoriedad




Dinero, fama y poder son las más potentes zanahorias que el ser humano ha creado para mover la burra de la historia. Si bien tiene en estima otro trío de venturas como “salud, dinero y amor” que comparte un mínimo común múltiplo en el vil metal que a fin de cuentas ha conseguido erigirse como la motivación universal que hace que todos nos levantemos por la mañana prescindiendo del bienestar que nos ofrece el lecho, crucemos media ciudad con los ojos entreabiertos y pasemos toda una jornada lejos de casa trabajando como descosidos hasta la noche. Así día tras día. No nos será fácil encontrar un ente todopoderoso, capaz de adquirir cualquier forma o convertirse en cualquier servicio, líquido, invisible, sugerente, fugaz. Transformador de todo lo aparente, encumbrador de hombres, esclavista infinito.

En el hormiguero social todas las hormigas aspiran secretamente a coronarse en reina, o por lo menos a vivir como zánganos de un modo relajado. Para ello hace falta dinero, mucho dinero. En ocasiones es posible que la fama lo provea y permita un ascenso. Es esta facultad limitada y otorga sus favores a unos pocos. Aquello a lo que damos valor es difícilmente generalizable y repartible justamente por eso se considera valioso. El hormiguero se esforzará para conseguir héroes, poetas o científicos que merezcan el laurel de ganador. Lo demás se tendrán que conformar con sus vidas de obrero y seguir apuntalando las infinitas galerías que conforman su mundo.

El poder es otra facultad deseada por cuanto provee de fama y de dinero al mismo tiempo. Por ello es todavía más exigua y deseada. Se lucha por poder hasta desbordar cotas máximas de violencia que generan conflictos, guerras y tropelías imposibles.

Al nacer venimos provistos por la naturaleza de la facultad del llanto. Con ella conseguimos la suficiente notoriedad como para no morir de hambre y frío en un mundo extraño que en apariencia no cuida de nosotros. La mayoría pasamos por la vida alcanzando la notoriedad suficiente como para no perecer antes de tiempo en una combinación de cuidados propios y ajenos hasta que el deterioro de la vejez termina culminando. ¿Qué pasaría si descubriéramos una facultad nueva para espolear ese llanto primigenio y atraer hacia nosotros todas las miradas? Unos lo hacen dando patadas a un balón que son televisadas a miles de millones, otros pasando mucho tiempo tocando su violín hasta conseguir sacar del él néctar de dioses. Algunos se confinan en bibliotecas hasta dar con la respuesta capaz de transformar el mundo, otros inventan cosas de las que sería muy difícil prescindir.

Sin embargo lo habitual es lograr mínimas cantidades de notoriedad. Estamos diseñados para vivir en clanes de unos 150 miembros que se conocían perfectamente unos a otros. La jerarquía en ellos era meridiana según las variables que la especie y la cultura estipularan para dicho grupo. La notoriedad se repartía según las mismas de un modo suficiente como para que todos supieran cuáles eran las habilidades de los demás. Más adelante tras la revolución neolítica y la formación de ciudades la notoriedad devino imprescindible para dar a conocer personas con habilidades valiosas. Y ahí seguimos, tratando de conseguir nuestro lugar en sociedad para lo que usamos todo lo que caiga en nuestras manos: chismorreo, entrenamiento, creatividad, medios de comunicación y redes sociales. Cada cual emite su propio canal de radio y televisión con la esperanza de conseguir más telespectadores en una lucha a muerte por el “share” que se reparte de manera asimétrica y piramidal como lo ha hecho durante tiempos incontables.

Cada vez que se modifica una regla o surge una nueva herramienta social los gladiadores se apresuran a usarla en su propio beneficio en esta batalla campal que es el circo máximo de las relaciones sociales, donde muchos perecen y solo unos pocos ganarán por un día la corona de laurel.

Si miramos la historia veremos que siempre hubo alguno que no se creyó del todo esta regla de hierro y abandonó el combate marchando a un exilio voluntario. Es posible vivir sin este yugo pero para ello hay que abandonar la sociedad establecida y si me apuran algo mucho más difícil de vencer, el propio ego. La estructura egoica de la personalidad nos permite la supervivencia al crear el dipolo yo-tu que sostiene nuestra identidad y la defiende del resto del mundo. El que consigue transcender su ego ya no necesita  ni dinero, ni fama ni poder. Se ha conseguido liberar del deseo de notoriedad que es privativo de ese ego que ansía crecer en perjuicio de los otros.

Si bien es cierto que este viaje se ha acometido normalmente en solitario, también lo es que algunos grupos lo han conseguido juntos, formando pequeñas comunidades alternativas. Pero queda mucho por andar antes de poder soñar con una sociedad entera que se guíe por reglas totalmente diferentes que no sean dictadas por esa pulsión egoica tan potente.

De momento seguiremos dandole a la tecla del móvil, buscando esa pequeña recompensa de notoriedad que significan sus múltiples pitidos, vibraciones y mensajes. En una sociedad en la que paradójicamente cada vez estamos más solos y con menos notoriedad si cabe

domingo, 24 de julio de 2016

Las musas





Las musas son livianas como las corrientes de aire que dejan tras su paso. Es necesario conocerlas bien para aprender a respetarlas y a dejarlas entrar en el jardín. Ellas vendrán, pues aman la fragancia de las rosas y el frescor de las sombras en verano. Pero no será fácil atraparlas. Dejarán sus ideas prendadas en los setos, en pétalos brillantes o en los visillos que mueve la corriente. Si te atreves a generar el suficiente silencio para que acudan confiadas y después plasmas el regalo que te dejen conseguirás fortalecer una de las relaciones más importantes de tu vida. Te llenarán de dicha, nutrirán tus afanes, permitirán que tu creatividad florezca. Solo serás un ser humano verdadero si ellas te permiten brillar. Los antiguos griegos lo sabían y honraban su presencia. Hoy nos es más difícil complacerlas dado que nos incomoda todo lo invisible e inaudito. Despreciamos aquello de lo que no obtengamos beneficios palpables. Tal vez por eso haya tan pocos seres capaces de caminar, escribir y pintar por amor al arte. Merece la pena no desesperar, hay vida abundante en la caricia que la brisa traza en tu mejilla. Ellas están rondando, solo te pedirán un poco de silencio y apenas unas gotas de conciencia.




Qué tus piés descalzos sepan acariciar la hierva lentamente,
qué tu corazón triste se deje ablandar por la belleza,
qué tu memoria fluya y derretida permita tu silencio,
del mismo surgirá la posibilidad de crear un mundo,
tal vez un universo, quizá la levedad de un beso.

Qué las musas acompañen tu ruta y consigas saberlo
qué devuelvas al mundo todo lo que te digan
y así consigas liberarte del pesado yugo negro
de lo que alguna vez no nos atrevimos a soñar,
marcha hermano, sea por siempre mio tu camino.









jueves, 21 de julio de 2016

Tres poemas







1. Veintidós entre siete



Me gustaría traerte de nuevo al mundo de los vivos
pero no alcanzo a agarrar tu levedad mucho más alta que la mía
lo intento, salto, lo vuelvo a intentar,
ay... lo invisible...

lo irracional, lo sublime, lo ignoto

busco, traduzco, me ofusco
ay...  obstinación...


quizá con sorna me mires desde allí
sabes que no puedo llegar
sabes lo que lo anhelo


en la playa desierta cincuenta ángeles miraban al oeste
la luz de la tarde era gloriosa, el silencio también
tú estabas entre ellos, los cabellos al viento, las alas desplegadas

me viste allí desnudo
congelado en sorpresa y en imposibilidad

unos ojos humanos,
posados en los tuyos,
un puente que no debía ni siquiera ser imaginado
un instante que lo cambiaría todo


no dejé de soñarte desde entonces
nuestra relación se fue fraguando
en los sótanos de mis oníricas jornadas
en esos mares de poesía que la noche condensa
en el vientre caliente de los anhelos imposibles


ven, quédate aquí un instante,
basta un pequeño toque
el reflejo de algún número primo
la certeza de que el peso del mundo
cabe en una simple inspiración

abriremos las manos
nos dejaremos ir...










2. Una copa de vino


Los poemas no sirven para nada
pero cuando conseguimos que broten de nosotros
nos permiten vivir con dignidad
semejante a dejar que el aire que inspiramos
retorne a las alturas que lo expanden.

No te puedo decir
cómo conseguimos abrir esas compuertas
nadie lo sabe a ciencia cierta
pero sí averiguamos que esas aguas
contienen nuestros nombres verdaderos.

Los verbos iniciales, los áureos adjetivos,
el sentido y todas las caricias que nos dieron
en un magma iridiscente que llamaron poesía
el elixir que bebieron dioses y gigantes
en los altos tiempos imperiales.

Toma mi copa, te dejo que la apures,
ese vino soy yo como ya averiguaron
los místicos antes de ser quemados
ese vino contiene todo lo que seremos
el misterio del mundo, el dos que se hace uno.

Entra en tu cuerpo la bebida completa
y acaricio con ella tus entrañas
que ahora son también diamantino palacio
donde habitaré por siglos infinitos
mientras suspiras mirando hacia levante.

Dulce Nereida yazgo aquí desde entonces
en la profundidad del piélago
que sostiene tus días y llena de ardor tus noches
soy la espuma y el brillo de la luna
soy lo que anhelas y lo que a ti te busca.

Alrededor bailamos, una legión de notas,
una brisa que contiene melodías
un intento matemáticamente inconcluso
de resolver la división por cero
de la que naciste hace ya muchos mundos.

No, no lo sabrás jamás,
no es posible que averigues lo mucho que te aman
la cantidad de amor que vertieron un día
para que el universo te gestara
y tu fulgor naciera de una estrella.

No, no cabe en mente humana
ni tampoco en su pecho por enorme que sea
tamaña sin razón, tamaño espanto,
la armónica cadencia que las esferas cantan
mientras tu acaricias mi cuerpo con tus pasos.

En esa piel confabulas tu prosa
mientras el mar trata de recordarte lo que eres
por eso dejo versos a tu puerta
sabiendo que invisibles
tal vez consigan que retomes tu nombre.










3.


Quiso dejarte
su nombre en un poema;
no se atrevió.

domingo, 17 de julio de 2016

Relato: la lotería











Llevaba días inquieto. Tras la cascada de pruebas le hicieron la biopsia. La cosa no tenía buena pinta y lo sabía. No quería hablar con nadie del asunto. De alguna manera pensaba que mientras menos moviera el tema mejor. Pero el día llegó. En la sala de espera sintió agobio como pocas veces antes y eso que tenía en su haber incontables batallas y muchas travesías con mar gruesa y fuego cruzado. Un señor con bigote detrás de una gran mesa y un monitor de ordenador se puso a consultar datos. Notaba las gotas de sudor caer por su cara y la incomodidad de la camisa pegada al cuerpo. "Vamos a ver señor Martínez si consigo encontrar sus resultados, hoy el servidor va fatal" farfulló el galeno sin dejar un instante de mirar la pantalla y golpear con fuerza el teclado. El corazón se le salía del pecho cuando por fin el viejo doctor le dijo, "Aquí tenemos la anatomía patológica. Es benigno, puede quedarse tranquilo". Dejó de escuchar. Recuerda que le dijeron más cosas pero el salió de allí como en una nube. Caminó sin rumbo por la calle sin darse cuenta de que llevaba el abrigo en la mano pese a la inclemente temperatura de febrero. Cuando sintió los pinchazos del frío entró en un bar y se pidió un café. Mientras movía la cucharilla dejó perdida la mirada en la calle. Le había tocado la lotería, lo tenía clarísimo.