viernes, 15 de septiembre de 2017

El método Konmari, una aproximación al orden y al desorden





Hoy en día es fácil encontrar fanáticos y expertos en casi todo, la última que me he cruzado es Marie Kondo, una señora japonesa que ha diseñado un método categórico para ordenar la casa de cualquiera. Y he de decir que me parece razonable aunque de momento no me haya animado a aplicarlo.

Lo cierto es que siempre me he considerado una persona ordenada. Desde niño he tenido la responsabilidad de mantener mi cuarto y mis cosas recogidas y me era sencillo mantenerlo todo en perfecto estado de revista. Lo que no sospechaba es que hay otro tipo de orden mucho más complejo e invisible, el interno.

Uno puede tener sus cosas en su sitio pero ir por la vida arrastrando pensamientos, emociones o sensaciones enredadas, atribuladas o descontroladas. Es frecuente que nuestras estancias interiores tengan los suelos llenos de preocupaciones, culpas, añoranzas, deseos, sentimientos no procesados o sensaciones molestas. Nadie nos enseñó a limpiar y ordenarnos por dentro. Por eso el método Konmari me ha señalado que quizá también sea posible habitar espacios interiores algo más ordenados y equilibrados si aplicamos sus dos prerrogativas: tirar lo que no necesitemos y poner cada cosa en su sitio.

Solemos acumular cosas materiales porque también acumulamos las no materiales. Nos aferramos a cualquier desplante, contradicción, experiencia desagradable. Guardamos con fruición las culpas, errores, deseos no cumplidos. Nos quedamos atados a esos asuntos que nos preocupan, que llenan armarios y mochilas de cargas que exceden nuestras capacidades. Y también gustamos de combatir emociones intensas de miedo, asco, ira, ansiedad... quedándonos pegados a ellas y evitando que marchen por el desagüe emocional que todos llevamos dentro.

Tanta basura y tantos objetos interiores nos llenan de desazón, desesperanza e infelicidad. Nuestra defensa suele ser tener apagadas las luces de esas habitaciones para que no se vea el desastre. Cuando la necesidad nos obliga a encenderlas nos suele dar un pasmo al ver la escena. No es para menos, hay gente que lleva años sin barrerse por dentro.

El decrecimiento que nuestra sociedad necesita como agua de mayo tal vez deba empezar por tomar consciencia de que lo que nos sobra nos agobia y oprime. Para ordenar una casa es fundamental deshacerse de todo aquello que ya no sea necesario en nuestra vida. Para ordenarnos por dentro también. Solo así podremos despejar el suficiente sitio para que cada objeto tenga su lugar.

La psicología moderna haría bien en aprender de esta muchacha japonesa que sin quererlo está aportando más con sus lecciones que muchos libros de autoayuda y muchas terapias de salón.




miércoles, 13 de septiembre de 2017

El libro "Diario de un médico descalzo" ya está en prensa






Tienen los libros
La magia de las puertas
Que abren vidas.




Tengo sobre la mesa un texto que, si los elementos lo permiten, saldrá a la luz en breve. Comienza ahora su tratamiento editorial con ánimo de sacar punta a un proyecto que tiene la intención de ayudar. No es obra especialmente meritoria, pero me ha permitido saldar una deuda contraída con muchas personas. Todas aquellas que a lo largo de los años me han enseñado, apoyado, animado y acompañado hacia horizontes más amplios y cimas con mayor perspectiva. A ellas lo pienso dedicar, así como a la enorme cantidad de pacientes que he atendido en mi ejercicio como médico de la sanidad pública en las últimas décadas.



Los pies desnudos
Dejan hermosas huellas
Que besa el mar.



El libro comparte una visión,  la de un profesional de la salud descalzo. ¿Por qué es necesario descalzarse? preguntará alguno, y a ese responderé para acercarse y conseguir entrar en la sagrada tierra del sufrimiento humano, no queda más remedio que quitarse todo aquello que distancie o pueda dañar lo que se pisa.



Cuando duele
De mis heridas cruentas
Quita tus botas.



Ha sido una experiencia de total libertad, para la que asumo la completa responsabilidad. Nadie más que un servidor podía haber hecho algo así, no por la calidad de lo escrito sino por su exclusividad. En estas páginas hablo de mí, ofrezco mi punto de vista, doy lo que solo yo puedo dar.



Contar historias
Abriendo el corazón
Nos humaniza.



He de confesar que me he sentido feliz al escribirlo. Disfrutar con lo que se hace es básico para que quien reciba la acción también lo pueda hacer. He tenido tiempo de sobra en mi ejercicio profesional para aprender esta importante lección.



La narrativa
Nos salva de perecer
Solos y fríos.



Rescatar las potencias de creatividad que todos tenemos es liberador y sanador, por eso he recurrido a la poesía, didáctica, narrativa, filosofía, bioética, ciencias médicas, psicología y en general a todo elemento que considero puede ayudar a los demás a lidiar mejor con enfermedad y sufrimiento a la par que nos humanice y haga más plenos. No he podido resistirme a llenar el texto de haikus, que quien me conoce sabe son mi debilidad. Estos breves poemas de tres versos esconden semillas de asombro y belleza que espero puedan florecer en tu conciencia.



Con su canción
¡Qué las flores disfruten!
Quiere el poeta.



No quiero crear un pedestal desde el que un nuevo gurú reparta soluciones para arreglar el mundo; los grandes de la tierra no suelen descalzarse. Tampoco pretendo sentar cátedra con clases magistrales, más bien al contrario quisiera repartir esos apuntes que alguien facilita para ayudar antes del examen. Por eso pienso que puede ser de tu interés. Lo que digo no es fácil que lo hayas visto escrito de esta forma.



Te doy mi vida
Cada vez que acuno
Tu sufrimiento.



El nacimiento de mi hija hace unos meses ha tenido mucho que ver en este asunto. Lo que me está enseñando me anima a vivir con ese nivel de frescura, flexibilidad y sonrisa que solo los bebés conocen. Somos tiernos y vulnerables como ellos, pero que nadie se llame a engaño, esa levedad extrema que comparten esconde una  flamígera tenacidad llamada vida. Atreverse a encarnarla hasta las últimas consecuencias es un bellísimo reto que merece la pena compartir.



Pequeño bebé
Nos recuerdas el nombre
Con tu sonrisa.



Si estás interesado en recibir información sobre este proyecto puedes seguir la etiqueta #MédicoDescalzo en twitter o seguir los artículos sobre el tema que seguiré publicando en este blog.




En media vida
Solo escribió un verso:
¡Qué gran belleza!

domingo, 10 de septiembre de 2017

El arte de convertir el tiempo en palabra

Seguimos llorando
Lo que no aprendemos
A nombrar.

Ignacio González del Rey Rodríguez
Pequeñas muertes.





Hubo una época donde la realidad era la pura naturaleza, una edad sin palabras. Aquel tiempo acabó cuando el ser humano fue tocado por el verbo y comenzó a transformar el bosque en un jardín. El poder de nombrar permitió desarrollar la revolución neolítica a la que siguieron otras muchas. Todas ellas basadas en la capacidad de convertir la existencia en narrativa. 

Hoy son las máquinas las que generan sujeto y predicado. Serán ellas las custodias de la literatura durante los eones suficientes hasta que los próximos testigos aparezcan. Soy de los últimos supervivientes que todavía somos capaces de desgranar una pequeña historia o una simple poesía y puedo decir que es gravoso soportar el peso de una edad que se cierra para que otra comience a abrirse.

A punto de acabar mi travesía compartiré un último mensaje: aprendí que detrás de las palabras hay lo mismo que hubo antes de ellas, un silencio pristísimo del que surge la vida y todo lo demás; las caricias, los abrazos, los amaneceres. Encarnarlo es quizá el sentido de todo viviente, de todo poeta, de todo narrador. En él encontraremos lo que fue y lo que todavía no se manifestó, porque el tiempo y la palabra son, a fin de cuentas, el envés de ese enorme vacío.






viernes, 1 de septiembre de 2017

Música y salud mental




Llevo algún tiempo demorando la lectura de Instrumental, el libro de James Rhodes donde hace un alegato del poder sanador de la música y pone de ejemplo su atormentada biografía de abusos sexuales, problemas de salud mental y mucho sufrimiento. Al final he aprovechado un par de días de tormentas veraniegas para acometerlo y doy las gracias a Javier Galeano que me lo regaló y a Fernando Fabiani que me dio el último empujoncito.

Es un libro muy duro. Aborda el tema del manejo del horror, el máximo sufrimiento. Despliega un atlas de conductas y cursos de acción de todo tipo para sobrevivir ante una crisis vital desproporcionada. Y comparte un mensaje de esperanza: es posible superar la catástrofe.

Desde antiguo conocemos el poder sanador de la música pese a que en la actualidad la ciencia médica la utilice poco. El mercado ha convertido el mundo musical en una serie de productos de consumo. Se visualizan y comercializan envasados a granel para un "público general" ávido y demandante de novedad y sensaciones. La música clásica de calidad se ha dejado de mostrar a la juventud, reservándose a los más mayores. Cuando llevo a mis hijos a un concierto es excepcional encontrar otros niños en un ambiente mayoritariamente jubilado. La calidad hace tiempo dejó de ser tan importante como la cantidad y el beneficio económico. Las músicas que predominan hoy son la misma sopa enlatada que se consume globalmente.

Todos sabemos que la música tiene el poder de tocarnos el alma, de provocar emociones, de inspirarnos, tranquilizarnos, animarnos, socializarnos, divertirnos y alegrarnos. Por eso la incluimos en nuestra semana, habitualmente en segundo plano, como música de fondo mientras nos desplazamos, trabajamos, hacemos labores del hogar, leemos o nos aseamos. Solemos desaprovechar de este modo la fuerza que esconde la armonía al convertirla en ruido de fondo. Escuchamos música pero no la oímos, no la prestamos suficiente atención. De esta forma no puede cumplir su función sanadora.

Muchos se engañan si piensan que la música de calidad es un producto de élite. He escuchado a músicos magníficos en estaciones del metro, parques o bares. He presenciado conciertos estupendos por menos de lo que vale una entrada de cine con palomitas.

Cuando escribo información para pacientes me gusta prescribir música de forma directa o indirecta. En consulta lo suelo verbalizar como ayuda en situaciones de sufrimiento o malestar emocional. Pero sobre todo me lo aplico a mi mismo, permitiendo que en mi dieta de contenidos haya la suficiente cantidad y calidad de este ingrediente tan importante para todos. Soy el primero que se da cuenta de que si no estoy afinado pobre será mi papel en la orquesta humana que me ha tocado en suerte.

El libro de Rodhes no es para todos los públicos y no lo recomiendo a personas que atraviesen crisis vitales, padezcan enfermedades mentales o sencillamente sean muy sensibles. En estos casos mejor oigan su música o vean alguno de sus vídeos. Lo que sí valoro encarecidamente es el ejemplo de todos aquellos que, tras alcanzar el fondo de algún pozo de sufrimiento, deciden salir del mismo apostando por la creatividad, la mejora personal, el servicio a los demás y poniendo el foco en aquello que nos dé sentido. 

A veces para descubrir qué es lo más importante debemos enfrentar grandes pérdidas o pruebas. Si conseguimos superarlas seguiremos caminando con una nueva visión de las cosas. Me uno a todos aquellos que, de esta forma, apuestan por la vida. Y te deseo que también a ti la música te acompañe.


jueves, 31 de agosto de 2017

Confusión

 

¿Quién nos solucionará la confusión de vida? 
¿Quién el peso de esta levedad nuestra que nos pierde?
Buscas la respuesta en este libro, aquel curso o en nuevo maestro,
Te apuntas al enésimo taller, a una nueva teoría, a otra terapia,
Pero no consigues calmar esa Ausencia que lleva siglos quemando
El alma vieja de una humanidad errante que sigue tan perdida
En los mismos laberintos de sinrazón y olvido
Como cuando consumió el derecho de habitar en Edén.

No serán las pastillas quienes te liberen del agobio,
Tampoco el prestigioso especialista con sus técnicas.
Lo que persigues no se puede comprar, ni poseer, ni siquiera entender
Se dejará encontrar si lo desea pero poco podrás hacer
Más allá de buscar e intentar acercarte una y otra vez.

Fracasaron sabios, poetas y galenos, sacerdotes, filósofos, anacoretas,
No fueron capaces de contar lo incontable, de traducir aquello que alcanzaron a ver
Y el resto seguía ciego, a la intemperie, caravanas abandonadas de sí mismas,
Civilizaciones que se tragó el desierto, mundos totalmente olvidados.

Si sientes el clamor de la desesperanza, la llama de tensión
Que te obliga a buscar otra fuente
Recuerda que la Vida brota en manantiales escondidos 
Debajo de las capas de apariencia con las que te vestiste
Si eres capaz de entrar en el jardín, las mismas plantas te guiarán 
Hacia el lugar más fresco, allí la encontrarás
Y saciará tu sed, aclarará tu confusión, te hará entender.




lunes, 21 de agosto de 2017

La enfermedad como oportunidad




Cuando notamos cualquier síntoma o signo de enfermedad solemos desear que desaparezca lo antes posible. Casi de forma automática nos automedicamos o acudimos al servicio sanitario más accesible que tengamos. Exponemos nuestro problema y de forma implícita o explícita pedimos algún remedio rápido para solucionarlo cuanto antes.

En la mayoría de los casos la propia capacidad corporal conseguirá volver al equilibrio perdido en pocos días, aportando poco valor los medicamentos o remedios. Si el problema de salud tiene cierta gravedad sí será necesario ayudar con tratamientos y medidas externas.

Suelen ser más difíciles de sobrellevar los procesos de enfermedad largos o crónicos. En estos casos es habitual mantener una relación continuada con los profesionales sanitarios y seguir regímenes terapéuticos prolongados con mayor o menor eficacia. Es habitual enfrentarse a sentimientos de desesperanza, miedo, ira, cansancio, tristeza... también lo es sentirse solo, minusvalorado y discapacitado.

Llama la atención que en estas situaciones no deseadas no se ayude a la persona en tiempo de enfermar a adaptarse mejor al mismo. De hecho es excepcional preguntarle cómo lo está llevando o señalar y aconsejar algún aspecto de higiene psicológica o autocuidado personal. En mi experiencia he constatado que a mayor grado de resistencia frente a la enfermedad, mayor sufrimiento. Este aspecto tampoco se suele explorar durante la relación clínica, las enfermeras o los médicos no solemos interesarnos en cómo se lleva el paciente con su malestar pese a que sea evidente en el lenguaje verbal o no verbal del mismo.

Otro aspecto que también suele pasar desapercibido es el sentido que la  enfermedad, el dolor y el sufrimiento puedan tener para el paciente. Lo habitual es que no tenga ninguno, incluso que no se haya planteado esta cuestión. En mi opinión creo que podría aportar valor favorecer que la persona en tiempo de enfermar se formule sus propias preguntas sobre el qué, el por qué y el para qué de su proceso. Animar a que se atreva a contemplar la luz y la sombra de este tiempo y trate de encontrar los elementos que le indiquen cuáles son sus valores, deseos y necesidades. De todo ello podrá destilar un sentido vital que le ayude a avanzar hacia el horizonte elegido. De lo que no cabe duda es que la enfermedad suele simplificar las cosas y dejarnos claro la diferencia entre lo principal y lo accesorio.

Las enfermedades se tipifican y describen en nuestra sociedad según sus aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Por esa razón el sistema sanitario no suele ofrecer cursos de acción que incluyan la dimensión existencial, ética y transcendente de la persona. Las oportunidades, enseñanzas, luces y sentido que pudiera contener la enfermedad se esconden precisamente ahí. Dado el enorme coste personal que tiene caer enfermos pareciera inteligente rescatar las potenciales pepitas de oro que pudiera esconder. Si no se buscan se perderán irremisiblemente y habremos dejado de aprender alguna valiosa lección. Y cuando no pasamos un examen, la vida es pertinaz.






miércoles, 16 de agosto de 2017

Medicina artificial




La automatización de procesos y la generación de algoritmos de inteligencia artificial permitirán crear módulos de comunicación médica personal accesibles en cualquier terminal móvil. Los programas recabarán nuestros datos biométricos, antecedentes sanitarios, características personales y los cruzaran con sus ingentes bases de datos dándonos respuesta a nuestras dudas de salud. Podrán diferenciar síntomas de enfermedad de señales corporales normales y en los casos dudosos ofrecer las mejores posibilidades de diagnóstico o consulta. Habrá módulos automatizados de segundo nivel capaces de solicitar pruebas diagnósticas elementales y prescribir tratamientos sencillos, cuando estos no puedan dar respuesta derivarán a un consultor humano por teleconsulta o presencial. Este consultor de primer nivel podrá a su vez derivar al paciente a niveles superiores de lo que será una organización hipercompleja. 

Las interacciones humanas se reducirán al máximo reservándose a manejo de casos complejos, graves o de pronóstico reservado. Los procesos comunes (el 90% de los casos) serán manejados por algoritmos y teleconsulta, dejando solo la interacción humana a los casos urgentes o que precisen tratamientos operativos como curas, vendajes o cirugía menor. 

Quien desee atención personal para cualquier cuestión tendrá que pagar una elevada cantidad.

El proceso de industrialización sanitaria seguirá su curso, incorporando robotización, automatización y mecanización de todos los flujos de acción posibles. Antes de acudir a cualquier consulta médica será preciso navegar por árboles de decisión que algoritmos cada vez más potentes irán desplegando de forma personalizada ante cada cuestión de salud que aparezca. 

Es cierto que todavía nadie ha sido capaz de pintar el cuadro completo de este escenario de futuro y que quedan importantes incógnitas por resolver. ¿Qué credibilidad tendrán las máquinas ante el agobio de sentirse enfermo? ¿Confiaremos en bots, robots y algoritmos tal y como lo hacemos en los profesionales sanitarios? ¿Seremos capaces de interactuar bien con la tecnología o se desencuadernará una epidemia de malestar y enfermedad ante cualquier señal corporal? ¿Seguirán aumentando el sobrediagnóstico y sobretratamiento que sufrimos actualmente?

Lo que sí sabemos es que el escenario actual se va a transformar rápidamente. Las enormes inversiones en investigación y desarrollo impulsarán cambios graduales que iremos ensayando en los próximos años. Los sistemas sanitarios son una de las estructuras sociales más complejas que existen, con organigramas de recursos humanos ingentes, altos niveles tecnológicos y gran gasto de recursos. Pese a su enorme inercia cambiarán, y nosotros lo veremos. 










jueves, 10 de agosto de 2017

Mapa de Enfermeras de Atención Primaria con presencia en Web Social #MapaEnfermeríaAP




Hace un año iniciábamos un pequeño proyecto que pretendía ayudar a la visibilización de enfermeras de Atención Primaria con presencia en Internet.

Este es el Mapa:

https://docs.google.com/document/d/1i5SWmvuRfn7PXs6_2SGfhYoRpJp5Dj0R4wyERoefv1M/edit?usp=sharing


Es tan solo un primer paso. Si estás interesada en mantenerlo o mejorarlo ponte en contacto conmigo o deja tu comentario.

jueves, 3 de agosto de 2017

La lista


Lista de 52 pacientes, 33 propios y 19 de otros compañeros, que atendí el lunes.




Los centros de salud españoles van justitos. Llevan así años, muchos años. Van tirando como pueden según las estaciones. En otoño y primavera va la cosa a tope, en invierno se saturan y en verano, con las vacaciones no suplidas del personal, también.

Hay días que un médico de familia tiene que pasar el equivalente de dos consultas a la vez, lo que hace desaparecer la dignidad del acto clínico. Como estoy a un lado de la mesa no soy objetivo, mi valoración como problema de gestión, seguridad del paciente, deontología y derechos ciudadanos es del todo parcial. Pero sé de qué hablo. Como lo saben miles de compañeros de profesión a lo largo y ancho del país.

Por muy bueno que uno pueda ser no es posible desplegar la misma eficiencia, resolubilidad y calidad atendiendo a 30 pacientes que a 60.

Esto ya me lo han oído alguna vez. ¿Soluciones? muchas:


  1. Mejorar la capacidad del médico (flexibilizando agendas y horarios por ejemplo).
  2. Mejorar la capacidad de los administrativos para citar de forma inteligente e idividualizada.
  3. Mejorar la consulta a demanda de enfermería y el cribaje de pacientes sin cita en los centros de salud.
  4. Mejorar la organización del servicio.
  5. Mejorar la gestión del servicio.
  6. Mejorar la financiación del servicio.
  7. Mejorar la usabilidad del servicio por el ciudadano. Cuándo ir, cómo ir, a dónde ir y por qué. 
  8. Mejorar la autonomía del ciudadano y su capacidad de autocuidados.





Podría enrollarme mucho más pero ya saben que me gusta la concisión. Dejo abierta la posibilidad de dar opciones en forma de comentario.







Vídeo del canal de Youtube 1 cada 8 horas

domingo, 30 de julio de 2017

Gijón, capital mundial de la poesía




En un mundo prosaico como el nuestro, atenazado por la violencia y el deseo, girando a gran velocidad en un remolino que parece succionarnos hacia la desesperación, todo parece hundirse. Las palabras oscuras han conquistado los territorios del orbe globalizado en su imperio de pensamiento único, consumista, desarrollista y capitalista. ¿Todo? No, parece que allá en el norte hay una pequeña aldea que resiste al invasor ayudada por una poción mágica de fórmula lírica y antigua. 

Decido embarcarme con mi familia en una peregrinación poética, tengo gran necesidad de beber de dicho manantial, aunque para ello sea necesario doblegar el tiempo y el espacio, voluntades adolescentes y cantos de bebé. 

Se presentan dos libros de la editorial Eolas en la librería La buena letra de Gijón: Pequeñas Muertes de Ignacio González del Rey Rodríguez y Los gorriones de Artemio Rulán de Rafa Cofiño. Como soy rulanense desde hace años acudo con presteza para averiguar algún detalle más, que por despiste no se incluyera en las crónicas escritas. Y gracias a la suerte consigo conocer de primera mano varias fuentes (infantiles) de inspiración de esos escritos y a muchos de los que los han incubado con su calor y presencia. El libro de los Gorriones fue presentado por sus protagonistas, Rulán, Florentina Resteiro y un tal Tito Quiraldo, bastante popular en el mundo político. El periódico La Nueva España asi lo anunciaba en la edición del día, del autor no se pronunció una sola palabra. Este acudió con el acto terminado, repartió abrazos y firmó libros pero no abrió la boca, fueron los demás los que hablaron por él. Incluso el otro célebre poeta no pudo dejar de glosarlo desde el principio, en un juego cruzado que amenizó al abarrotado aforo de la pequeña librería que acogía el evento, donde coincidieron por azar o necesidad intelectuales de diversas disciplinas, curiosos, diletantes y algún místico.

No es casualidad que en Asturias se destile una de las mejores poesías del mundo, además de su célebre sidra y esos conocidos paisajes que le abren a uno el alma cuando pasa por ellos. En una misma tarde pude degustar la lírica breve, precisa y oriental de Ignacio González maridada con la cercana, evocativa y hermosa de Rafa Cofiño, en un plato que el editor presentó a la mesa en una delicada fuente. 

Es verdad que las cincuenta personas que fuimos testigos de esa cata fuimos privilegiadas. Es cierto que quizá las muchedumbres no lleguen nunca a saborear este mágico elixir. Pero si alguien quiere vencer al romano invasor y pertenecer de pleno derecho a esta aldea gala, junto a Asterix, Obelix y otros contemporáneos, no tendrá más remedio que apurar la copa y pedir más. Solo la belleza tiene el poder de rescatar en nosotros el recuerdo de lo que podemos llegar a ser. 



viernes, 28 de julio de 2017

El poder de una buena escucha


Grupo de cachalotes en su periodo diario de sueño de 23 minutos. Silencio.




En nuestra sociedad la palabra está sobrevalorada. Desde que nos levantamos hasta que caemos rendidos en la cama, no dejamos de escuchar o leer. Nos bombardean desde televisiones, radios, móviles y ordenadores. En la calle, en casa, en el trabajo... todo tiende a llenarse de frases, conversaciones y ruido.

Nos pasamos el día pensando y pronunciando discursos intrascendentes centrados en mil preocupaciones secundarias. Cuando nos encontramos con un verdadero problema paradójicamente no suele haber nadie para contarlo. Acostumbrados a charlas de perfil bajo, queja fácil y cotilleo a granel, no es nada sencillo formular una conversación profunda. Fallamos nosotros a la hora de crear la correspondiente narración y falla nuestro medio por cuanto es dificilísimo encontrar interlocutores válidos que sepan escuchar en condiciones la misma. Los que tenemos suelen estar ya bastante quemados con nuestro cansino discurso negativo habitual y no solemos atrevernos a machacarles mucho más con asuntos aun más densos.

¿Quién no se ha descubierto alguna vez compartiendo una preocupación personal con un desconocido en un medio de transporte o en un encuentro fortuito? Al haber desaparecido la familia extensa y ser muy exiguas nuestras redes de contactos reales no es sencillo entablar conversaciones de calidad.

A las consultas del centro de salud acude mucha gente para hablar, para contar sus cosas. Hablan con la enfermera o con el médico y explican que están mal, que sufren, que tienen problemas con la hija, con el jefe, con la pareja, con la familia. Nos desgranan su soledad, sus sentimientos de infravaloración y poca autoestima, sus infiernos y sus desesperanzas.

Como respuesta pueden encontrar profesionales acelerados que no tienen tiempo suficiente para escucharles en condiciones, con la sala de espera llena, con agendas interminables, con la cara cansada. O, a veces, con alguien que les hace un poquito de caso, que les dedica un instante de escucha silenciosa sin juicio y que tal vez les sonría y les verbalice su apoyo.

Escuchar es una de las más potentes medicinas que conozco. La he puesto en práctica desde que era niño, tal vez ahí descubrí mi vocación de ayuda. Cualquier persona tiene la potencialidad de escuchar bien, qué pena que se ejerza tan poco. Tan solo se requiere estar plenamente presente y dedicar toda la atención a quien nos habla. Acoger su narración sin juzgarla, como si nos estuvieran entregando un regalo valioso, con la delicadeza del que sabe que está en el sagrado terreno de la intimidad ajena.

Los sistemas educativos priman la expresión oral y escrita pero no la escucha atenta. Los sistemas sanitarios priman el diagnóstico y tratamiento certero pero no la escucha de calidad. En consecuencia nuestra sociedad no escucha bien y con ello salimos todos perdiendo. Alguna vez necesitaremos que nos presten atención, ¿quién lo hará?

Encuentro el punto positivo en el hecho de que al mejorar la escucha ajena nos escuchamos mejor a nosotros mismos y viceversa. Mientras mejor nos relacionamos con nosotros, mejor lo haremos con los demás. Si somos capaces de dedicarnos tiempos de calidad, autocuidados suficientes y atendemos nuestras necesidades más profundas, estaremos capacitados para hacer lo propio con el prójimo.

En tiempos de crisis económica (peremne), más nos vale invertir energía en cursos de acción que no requieran costosas tecnologías o elevados gastos. Apuesto por invertir en escucha a todos los niveles posibles. Imaginen un mundo donde la alta gestión escuche a los profesionales, los políticos a la ciudadanía y los profesionales a sus usuarios. Imaginen un mundo donde nos escuchemos mejor en las familias, barrios y comunidades, en todos los ámbitos, de forma natural y espontánea. Podemos empezar a construirlo hoy mismo, comenzando contigo y con los que hoy acudan a ti solicitando escucha.

lunes, 24 de julio de 2017

Mutilación Genital Femenina






Se acaba de publicar una guía sobre mutilación genital femenina que ha coordinado Teresa García de Herreros, compañera de mi centro de salud. Es un documento muy completo en el que ha participado un equipo multidisciplinar que ha conseguido realizar un estupendo trabajo. Les doy mi enhorabuena.



Dejo información sobre la misma y un enlace para descargarla a quien pueda estar interesado en el tema.


Extraigo a continuación algunos recursos de la guía para quien necesite más información.


RECURSOS SOBRE EL TEMA:

Páginas Web con ilustraciones sobre tipos de MGF

> CREATE Youth-Net. http://www.createyouthnet.eu/fgm./
> Daughters of Eve. http://www.dofeve.org/types-of-fgm.html.
> Justice for FGM victims. http://www.justiceforfgmvictims.co.uk/what-is-fgm/..
Video de mujeres inmigrantes en España que relatan su experiencia sobre la MGF
Médicos del Mundo. https://www.youtube.com/watch?v=7ZgqO_fyfmI.
Folletos con información sobre MGF
> GIPE/PTP. Grupo Interdisciplinar para el Estudio y la Prevención de Prácticas
Tradicionales Perjudiciales.
http://www.mgf.uab.cat/esp/recursos_para_profesionales. En castellano, inglés y
francés. html. Dirigido a profesionales.
> UNAF. Unión Nacional de Asociaciones Familiares. http://www.unaf.org/saludsexual/
prevencion-de-la-mutilacion-genital-femenina/material-de-sensibilizacion/.
Información para la salud de mujeres y niñas” en castellano, inglés y francés.

Mediación intercultural

> Médicos del Mundo. Dispone de mediadora especializada en prevención y
atención a MGF. Telf: 91 315 60 94. E-Mail:
hodan.sulaman@medicosdelmundo.org o mgfmdmmadrid@gmail.com
> Salud entre Culturas. Cuenta con un programa de interpretación y mediación
intercultural en el ámbito sanitario. Telf: 91 336 80 00 - Ext: 7952 / Móvil: 662 02 77
65, E-mail: info@saludentreculturas.es
Asociaciones que trabajan la prevención de la MGF en la Comunidad de Madrid
> Médicos del Mundo. Formación a profesionales, mediación especializada en MGF y
actividades de educación y sensibilización dirigidas a mujeres y hombres africanos y
población general. https://www.medicosdelmundo.org. Telf: 91 315 6094. Email:
hodan.sulaman@medicosdelmundo.org; mgfmdmmadrid@gmail.com.
> Lasexologia.com. Formación a profesionales, actividades de educación sexual, de
prevención de la MGF, y terapia sexual gratuita con mujeres víctimas de MGF.
http://www.lasexologia.com/. E-mail mgf@lasexologia.com. Telf: 91 523 08 14
> UNAF. Unión Nacional de Asociaciones Familiares. Sensibilización e información
con población

Mediación intercultural

> Médicos del Mundo. Dispone de mediadora especializada en prevención y
atención a MGF. Telf: 91 315 60 94. E-Mail:
hodan.sulaman@medicosdelmundo.org o mgfmdmmadrid@gmail.com
> Salud entre Culturas. Cuenta con un programa de interpretación y mediación
intercultural en el ámbito sanitario. Telf: 91 336 80 00 - Ext: 7952 / Móvil: 662 02 77
65, E-mail: info@saludentreculturas.es

Asociaciones que trabajan la prevención de la MGF en la Comunidad de Madrid

> Médicos del Mundo. Formación a profesionales, mediación especializada en MGF y
actividades de educación y sensibilización dirigidas a mujeres y hombres africanos y
población general. https://www.medicosdelmundo.org. Telf: 91 315 6094. Email:
hodan.sulaman@medicosdelmundo.org; mgfmdmmadrid@gmail.com.

> Lasexologia.com. Formación a profesionales, actividades de educación sexual, de
prevención de la MGF, y terapia sexual gratuita con mujeres víctimas de MGF.
http://www.lasexologia.com/. E-mail mgf@lasexologia.com. Telf: 91 523 08 14

> UNAF. Unión Nacional de Asociaciones Familiares. Sensibilización e información
con población africana así cómo cursos de formación para profesionales de todos los
ámbitos. Formación y colaboración con mediadores y mediadoras interculturales.
Edición y difusión de materiales y recursos, así como la información y sensibilización
a través de los medios de comunicación y las redes sociales. http://www.unaf.org/.
E-mail: inmigracionysexualidad@unaf.org. Telf: 91 446 31 62.

> Save a Girl Save a Generation. Organización fundada por mujeres africanas para la
prevención y erradicación de la MGF, los matrimonios forzados y otras prácticas
tradicionales que perjudican a las mujeres. Lleva a cabo en España un programa
conjunto de actuación con la ONG Acción en Red para la formación de profesionales
de la salud, la educación y la atención social; para el empoderamiento, apoyo y
formación a mujeres africanas en la creación de liderazgos para la erradicación de
estas prácticas en sus comunidades. Ambas líneas tienen un enfoque intercultural y
de género. http://www.saveagirlsaveageneration.org. E-mail:
asha.ismail@saveagirlsaveageneration.org /sagmgf@accionenredmadrid.org. Telf:
658978474 / 915421409.

> Acción en Red. ONG pluritemática que aborda el trabajo de prevención y
erradicación de la MGF a través de un programa conjunto con la ONG Save a Girl
Save a Generation. Dicho programa tiene dos ámbitos principales de actuación,
ambos con un enfoque intercultural y de género: la formación de profesionales de
la salud, la educación y la atención social, y las actividades de empoderamiento y
apoyo a las mujeres africanas en la consolidación y creación de liderazgos para la
erradicación de estas prácticas en sus respectivas comunidades.
http://www.accionenredmadrid.org; E-mail: sagmgf@accionenredmadrid.org. Telf:
655485241 / 915421409.

> F.P.F.E. Federación de Planificación Familiar Estatal. Realiza formación a
profesionales, actividades de educación sexual, sensibilización e información, así
como asesoría y terapia sexual gratuita con mujeres víctimas de MGF.
http://www.fpfe.org/ ; E-mail: info@fpfe.org. Telf: 91 531 66 55.

Teléfonos de interés

> Teléfono de Atención a la mujer 012 de la Comunidad de Madrid. Dispositivo
centralizado sobre los recursos disponibles en materia de violencia de género que
dispone también de la información actualizada de la Red de PMORVG: Puntos
Municipales del Observatorio Regional de Violencia de Género y proporciona a la
mujer o al profesional que lo requiera, la dirección, teléfono y horario de atención
del Punto Municipal que le corresponda por domicilio. Fuera del horario de cada
PMORVG se ha de llamar al 016 (Estatal).

> Teléfono de Información municipal 010, donde se puede consultar el Centros de
Servicios Sociales municipales correspondiente.

> Dirección General de la Familia y el Menor 91 580 34 64, dgfm@madrid.org.

> Fiscalía de menores 913198233, fax: 913195962, de 8.00h a 15.00h de lunes a
viernes. Telf: de guardia hasta las 22.00h: 917674315.

viernes, 21 de julio de 2017

¿Humanizar o deshumanizar la medicina?




Gráfico de Juan Simó



Para realizar una medicina humana es fundamental que el profesional de la salud pueda acoger, recibir, escuchar, entender y explorar al paciente. También necesitará reflexionar, estudiar, consultar para poder diagnosticar y tratar. A esto se añade acompañar, orientar, animar, informar y cuidar. Probablemente me deje algún aspecto en el tintero, tienen los comentarios para completar este post.

¿Cuánto tiempo creen que se precisa para esto?

Son muchos verbos, si nos dejamos alguno la atención no será excelente. El problema radica en que el tiempo es dinero y parece que cada vez hay menos, por lo menos para Atención Primaria. Hemos vuelto a las cifras de financiación del 2002 en una de las mayores desinversiones Europeas en este sector sanitario.

Es verdad que es posible hacer mejoras que no requieran inversión y que es necesaria una profunda toma de conciencia para dejar de hacer cosas que no aportan valor al paciente y hacer otras que sí se lo dan. Para reconocer que además de sus necesidades biológicas, psicológicas y sociales, la persona en tiempo de enfermar tiene también una esfera de valores, existencial y espiritual que sufre y hay que atender. Para permitir que los profesionales puedan ofrecer comunicación, escucha, empatía e interés genuino.

Pero sin una organización mejorada, una financiación suficiente, una dotación de plantillas adecuada y una motivación óptima de las mismas, la cosa no irá bien.

Y perder altura tiene riesgos. Hablamos de una organización pesada con mucha inercia, si cae se armará una buena.






lunes, 17 de julio de 2017

Monacato, servicio militar y contacto interior







En el sudeste asiático es costumbre frecuente que los jóvenes dediquen un año de su vida a tener una experiencia como novicios en un monasterio budista. Durante ese año visten el hábito color azafrán que caracteriza a los monjes y profundizan en la meditación con el objetivo de conocerse mejor y tomar conciencia de la impermanencia de todo lo que existe y la interconexión de todos los seres entre sí.

Como vivo en España yo no tuve una experiencia tan tranquila. Aquí se llamaba servicio militar y me tocó prestarlo quince meses en una base aérea. También nos daban uniforme, en nuestro caso dos en tonos azules: uno de faena y otro de vestir. Nos rapaban el pelo y nos mandaban a meditar a la garita, donde teníamos tiempo de sobra para hacernos las grandes preguntas de la vida. En lugar de un cuenco mendicante nos prestaban un cetme, que es una poderosa arma de fuego. Lamentablemente, mientras serví, alguno que otro se dio un tiro, de forma voluntaria o por accidente, lo que fue para mí una dolorosa experiencia de impermanencia. Podría contar muchas batallas pero no lo haré, tan solo añadir que al finalizar el servicio quedaba claro que la interconexión entre personas está marcada por una férrea pirámide de poder donde es vital saber qué lugar ocupas para sobrevivir con dignidad, sobre todo si eres soldado raso.

Con el paso de los años pude visitar Asia y comprobar con mis propios ojos lo que me habían contado. Pude ver los hábitos azafrán, los templos y pagodas y sobre todo la calma con la que son capaces lidiar con atascos, colas e inconvenientes sin torcer el gesto ni mascullar insultos. Pese a toda apariencia, en el fondo no nos diferenciamos tanto, también allí existen inflexibles pirámides de poder social coloreadas por una pátina distinta que al extraño le resulta exótica. Es cierto que las costumbres y cultura cambian pero en el fondo el ser humano comparte un mismo lienzo en todas partes.

Lo cierto es que nuestra en nuestra sociedad están difuminándose las costumbres, ritos y maneras que ayudaban a encontrar tu posición en el mundo. La involución de las religiones, filosofía, instituciones y costumbres, la preponderancia de la excesiva información y ruido constante, el poder del mercado que ocupa todos los ámbitos vitales, nos impiden contactar con nosotros mismos. Las grandes preguntas se postergan, la muerte y la conciencia de brevedad se niegan y retrasan, la vida pasa a ser una tormenta de movimientos en las que todos corren y sálvese quién pueda. No voy a proponer que mandemos a nuestros jóvenes a monasterios ni a ninguna mili, pero sí que entendamos que es necesario ayudarles a contactar con ellos mismos para que puedan convertirse en adultos conscientes.

Ese contacto interior era lo que proponía el movimiento Hippie, la corriente New Age y múltiples opciones y voces de distinto origen. Como casi todo, se ha intentado comercializar con razonable éxito en forma de gurús de todo tipo, libros de autoayuda, cursos, movimientos, sectas y demás posibilidades. Al final se ha generado una jungla que ha ocupado el espacio que los antiguos templos y cultos patrios dejaron al menguar. No es fácil moverse entre tanta maleza, lo que sí es sencillo es acabar totalmente perdido y comido de picaduras de mosquito.

Desde mi consulta llevo años acompañando y orientando personas a la par que impartiendo cursos de Mindfulness a personas mayores y a grupos de mujeres. La propuesta es sencilla: ocho semanas donde cada cual se siente un rato al día a meditar o respirar conscientemente. No hace falta memorizar manuales ni realizar ningún extraño ritual, tampoco pagar nada. En mi opinión cada cual habrá de buscar su propio camino de autoconocimiento pero si no se hace de forma electiva, será la propia vida con sus adversidades la que termine forzándonos a mirar allí dónde nos resistimos.

Contactar con uno mismo y aprender a llevarse bien con esa voz interior que nos acompaña desde que nos levantamos, es fundamental. No hacerlo conlleva sufrimiento y puede derivar en molestias diversas y en enfermedad. Nunca tuvimos más facilidades y opciones para ello, aunque es cierto que nunca tuvimos tanto ruido y agobio como ahora.

Merece la pena pensar un momento cómo nos llevamos con nosotros, cómo nos cuidamos, qué necesitamos realmente. Si estas preguntas quedan sin responder, en algún momento algo frágil se romperá por dentro. Estas preguntas son buenas aliadas, si las tenemos cerca nos ayudarán a ponernos en camino hacia las necesarias respuestas.







Si necesitas recursos sobre Mindfulness usa la correspondiente etiqueta de este blog o consulta este post con valiosa información.

sábado, 15 de julio de 2017

Soneto para Liu Xiaobo










一个废弃的诗人去世
对于写情书
在结晶散文
不经意间,他毒死了自己心爱的人。

发现了一个星团
在双鱼座的星座
确认宇宙的同质化
在无限的距离。

没有人意识到这些里程碑
他们告诉我们同样的事情:
要成为种子的生活。

对于尽管使我们的轻率
我们可以珍惜遥远的星系
并依靠经文继续下去。




Muere un poeta abandonado
Por haber escrito una carta de amor
En una prosa cristalina
Que sin querer envenenó a la amada.

Descubren un cúmulo estelar
En la constelación de Piscis
Que confirma la homogeneidad del universo
En las distancias infinitas.

Nadie se dio cuenta de que estos hitos
Nos indican lo mismo:
El fin de una semilla es convertirse en vida.

Pues a pesar de la levedad que nos conforma
Podemos acariciar las remotas galaxias
Y apoyarnos en versos para seguir andando.





Ein verlassenes Dichter stirbt
Für einen Liebesbrief schreiben
In einer kristallinen Prosa
Versehentlich vergiftet er seine Geliebte.

Entdeckt ein Sternhaufen
In der Konstellation der Fische
Bestätigung der Homogenität des Universums
In den unendlichen Weiten.

Niemand erkannte, dass diese Meilensteine
Sie sagen uns, das gleiche:
Um ein Samen Leben.

Denn trotz der Leichtigkeit, die uns macht
Wir können weit entfernte Galaxien schätzen
Und auf Vers verlassen zu halten.




An abandoned poet dies
For writing a love letter
In a crystalline prose
That accidentally poisoned the beloved.

The discovering of a star cluster
In the constellation of Pisces
Confirms the homogeneity of the universe
In infinite distances.

No one realized that these milestones
Tell us the same thing:
The end of a seed is to become life.

For despite the lightness that conforms us
We can caress the remote galaxies
And lean on verses to keep walking.






viernes, 14 de julio de 2017

¿Qué prefieres, ser una enfermedad o una persona?

Me publican este mes en la revista el Emotional, un proyecto periodístico que apoyo por su calidad, una reflexión que cada vez va a tener mayor peso. Las fuerzas del mercado tienden a cosificarlo todo, también lo harán con la salud y la enfermedad. Merece la pena tener una idea clara de cuáles serán las posibilidades. 









¿Prefieres ser una enfermedad o una persona?



Pese a nuestras circunstancias y peculiaridades en la vida nos solemos considerar personas. Cuando atravesamos un tiempo de enfermar y acudimos al sistema sanitario hay potentes fuerzas que nos deshumanizarán para terminar convirtiéndonos en una unidad de gasto: una enfermedad. 

Con las cuestiones agudas y breves no hay problema, en poco tiempo estaremos lejos de la fuerza se gravedad del sistema sanitario. Pero si tenemos la mala suerte de enfermar de verdad tenemos muchas papeletas de que nos etiqueten como enfermos crónicos y nos apliquen la terrible pirámide de estratificación, de nivel de riesgo, de nivel de intervención o cualquier otra milonga de importación copiada de algún prócer ilustre. Dejaremos de ser persona y pasaremos a ser enfermedad. 

Hay dos visiones pues, una predominantemente de Atención Primaria centrada en la persona (atención a lo largo del tiempo por los mismos profesionales, teniendo en cuenta familia y comunidad) y otra predominantemente hospitalaria centrada en la enfermedad (atención puntual, por proceso, con salida rápida). 

El envejecimiento poblacional y el aumento de patología y complejidad hace que muchos procesos hospitalarios se prolonguen aumentando el gasto. Por eso se sacan de la manga un ardid que permite limitar el papel del hospital por un lado y por otro facilitar que sea este el que dirija al paciente por el sistema, eso sí, convertido en enfermo crónico, en un conjunto de enfermedades.

La narrativa está cambiando. Si permitimos este cambio semántico implicará que cambiarán sujetos y predicados. Los nuevos sujetos serán los catálogos de enfermedades, los predicados quienes las padecen y tienen la suerte de disponer de algún tipo de aseguramiento.

La digitalización sanitaria se aplicará primero a pacientes y luego a profesionales. La religión del big data y de los algoritmos quemará hasta sus cimientos la vieja forma de relacionarnos con la enfermedad. Los cambios que estamos presenciando no son nada comparados con los que están por venir. 

miércoles, 12 de julio de 2017

Compasión aplicada al ámbito sanitario





La EASP en su programa de #MinutoExperto nos ofrece este vídeo con Gonzalo Brito, formador en mindfulness y compasión.

Es uno de los pioneros en abrir una interesante línea de mejora en la relación entre profesionales de la salud y pacientes que va más allá de la empatía.

Son tres minutos que merecen ser vistos.


lunes, 10 de julio de 2017

Una propuesta de Alex Jadad: "El festín de nuestra vida"






Conozco bien a Alejandro Jadad, es un profesional de la salud referencial para muchos. La obra que recientemente ha publicado  no es un libro al uso, más bien es una propuesta. En sus breves páginas condensa una inquietud: Alex desea compartir con sus lectores su propia intimidad, su visión de la vida y sus principales motivaciones. Nos regala un buen manojo de preguntas que, pese a la corta extensión del texto, obligan a dedicar un considerable espacio para que cada cual encuentre sus respuestas.

No es un libro de autoayuda, no es una novela, tampoco una guía de vida; quien busque consejos o soluciones no los encontrará. Es una invitación de alguien con una formación técnica y humana sobresaliente cuya intención es compartirnos una visión más amplia de lo que somos y de lo que la vida puede ser para todos.

Si te gusta reflexionar, y eres de los que se toman su vida en serio, te animo a plantearte las cuestiones que nos lanza Jadad.





viernes, 7 de julio de 2017

Infiernos, desesperanza y sinsentido

En mi columna del Huffpost de esta semana reflexiono sobre la desesperanza y los estados negativos que lleva asociada. Es una realidad que pienso debería ser mejor manejada en general, tanto a nivel personal como social. Un campo de sufrimiento que tendría que ser tomado en cuenta por los profesionales de la salud. 







Las peores llamas del infierno son aquellas que nacen de la desesperanza y el sinsentido. Los profesionales de la salud lo sabemos bien. Acompañamos a muchos caminantes, como Virgilio hizo con Dante, por los pasadizos de los flamígeros círculos sanitarios llenos de procesos, estrategias de crónicos y otros peligros.

Frente a las catástrofes vitales caben muchas posibilidades, la mayoría adaptativas. Pero en ocasiones la persona se siente desbordada y pierde pie, cayendo por la resbaladiza pendiente de una adicción, una conducta peligrosa o una ideación suicida. Los desesperados son muy peligrosos, sobre todo para ellos mismos, aunque no perdamos de vista la posibilidad de que puedan hacer daño a su entorno. En el germen de muchos tipos de violencia y maltrato se esconde una pérdida de rumbo, valores o desesperanza.

Paradójicamente no es siempre fácil poner de manifiesto estas cuestiones. Algunas personalidades las guardan en la profundidad de su intimidad y no se permiten verbalizarlas a nadie. En esos casos el sufrimiento rezuma por los cuatro costados y el mismo gesto suele ser relevante pero la queja se suele disparar hacia problemas físicos o malestares circunstanciales. Será excepcional que el profesional de la salud se interese por la dimensión existencial y de valores de la persona, por lo que su situación se etiquetará como problemas biológicos varios y depresión/ansiedad que no mejora con tratamiento. A estos pacientes se les incluye entre los "difíciles" dado que no responden a ningún plan de cuidados, suelen ser hiperfrecuentadores y no dejan de quejarse por incontables cuestiones.

No nos solemos dar cuenta de que debajo de un mar de quejas hay siempre un sufrimiento profundo no atendido. Y si bien es cierto que en una consulta breve de centro de salud no es fácil desplegar el tiempo, la energía y la conciencia para desvelar estas cuestiones, también lo es que el único camino posible pasa por ofrecer la posibilidad de verbalizarlo en un entorno de confianza y eso si lo pueden ofrecer los trabajadores sociales, enfermeras y médicos.

Creo que es hora de una ampliación de rol de las profesiones sanitarias que incluya estas dimensiones de la persona que pese a ser ocultas y pertenecer a su ámbito íntimo pueden ser causa de profundo sufrimiento y enfermedad. A la par que reconocerlas y cuidarlas en los propios profesionales probablemente les protejan del exceso de queja y el desgaste profesional.



lunes, 3 de julio de 2017

Salir a correr






Como todos tengo una larga lista de cuestiones pendientes, una agenda compleja y obligaciones que atender. Pese a ello trato de buscar un rato de vez en cuando para salir a correr o a pasear, hábito que me ayuda a contemplar y entender mejor el mundo y a mí mismo. Salir de casa ya es un triunfo dado el límite espacial que impone la arquitectura a la mente humana y el virtual con que las pantallas atan a nuestro malogrado espíritu. Estamos diseñados para la intemperie y es ahí donde más a gusto nos sentimos, aunque hoy haya grandes intereses para que el personal olvide algo tan evidente.

Al correr me alejo de las calles y zonas que más suelo frecuentar, tomo distancia. Me suelo encontrar con personas que pasean solas o con perros, ciclistas u otros corredores que gusto saludar sabiendo que ese sencillo gesto es suficiente para alegrar a los demás y a uno mismo. El corazón es el primero que sonríe cuando corro recordándome el movimiento de gozo de la cola de mi viejo cocker spaniel, hace ya muchos años, cuando intuía la cercanía de una salida. Hay que sacar a pasear el corazón, y de paso las emociones, asuntos y problemas. Desplegarlos al sol como en esos tendederos de verano donde colgamos la ropa de cama al viento permitiendo que al orearse adquiera ese olor a limpio que solo el astro rey sabe dar a las cosas. Lo habitual es que dejemos nuestros trapos húmedos encerrados en cajones interiores donde con el tiempo se enmohecen y apulgaran impregnándolo todo de un hedor insalubre. Esa peste interior termina corrompiéndonos el estado de ánimo y haciéndonos perder tanto el equilibrio como el sentido. Acabamos dando vueltas en la vida, como los caballos sin rumbo por la noche, perdidos de nosotros mismos.

Cuando recomiendo salir a pasear o a correr lo hago desde la certeza de saber lo que digo. No hace falta ser un médico con experiencia ni un experto en nada. Todos sabemos que para vivir bien es necesario hacerlo y que cuando lo escatimamos somos los primeros en sufrir las consecuencias de una privación importante. Leí hace años un libro del escritor japonés Murakami en el que contaba su experiencia con el atletismo y con la literatura, actividades ambas que ejerce hasta el extremo. Me gustó que pudiera llegar a encontrarse a sí mismo con cosas tan sencillas como correr o escribir. De alguna forma a todos nos pasa igual, nos terminamos reconociendo en cosas cotidianas. Y cuando nos atrevemos a desarrollarlas con virtud nos sorprende darnos cuenta de que somos capaces de hacer algo excelente. Yo no corro maratones ni escribo novelas, me basta con treinta a sesenta minutos de carrera y con una página o dos al día para compartir un pensamiento o una reflexión. Cada cual tiene su medida. Lo que sí puedo decir es lo liberador que es hacer lo que uno está llamado a hacer, lo que incluye usar nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones. El día que consiga transmitir correctamente esta sencilla idea a mis pacientes podré decir que al fin he aprendido a hacer algo medianamente bien.

viernes, 30 de junio de 2017

Tres conceptos complejos: Transhumanismo, deshumanismo, antihumanismo


Mi columna dominical de hace unos días en el Huffpost tiene que ver con tres conceptos complejos y su relación con el sufrimiento y la salud. Protagonizamos cambios que afectan a todas las esferas de existencia espoleados por una revolución tecnológica que no entendemos por completo. Es tiempo de reflexión y el presente artículo trata de ayudar a profundizar la suya.


Foto: Ricardo Cuba



Transhumanismo, deshumanismo, antihumanismo



Todos quieren tener un móvil último modelo, un ordenador nuevo, una televisión de resolución ilimitada. Coches eléctricos que se conduzcan solos, apartamentos que limpie un robot, neveras que hagan la compra por nosotros. Lo que no nos gusta tanto es tener que pagar una fortuna por estas maravillas, preferimos que los costes los asuman otros, en fábricas lejanas, en explotación invisible que nos escondan de la vista. Nos fastidia un poco que para ello haya que bajar un poco las pensiones, devaluar una pizca la educación y la sanidad pública u otros servicios esenciales cuyo deterioro progresivo a penas notamos. Eso sí, que no nos priven de ese móvil con infinitas aplicaciones, procesador de núcleos incontables y cámaras de treinta y cinco millones de píxeles, signifique esto lo que signifique.

La democracia dejó de dirimirse en las urnas, ahora elegimos el canal de televisión, la red social y la cadena de supermercados o ropa de importación, que además incluye millonarios donativos a buenas causas como plan de fidelización subliminar.

Las naciones desarrolladas se están subdesarrollando al convertir su estructura y andamiaje en un esqueleto low cost que terminará viniéndose abajo con la próxima brisa o tormenta de verano de los mercados.

Y qué decir del sufrimiento humano cuya profundidad es ahora mayor si cabe que en épocas pretéritas. Basta con asomarse a cualquier consulta de un centro de salud para comprobar como el sufrimiento se incrementa como la deuda o la inflación, siguiendo un ritmo tan acelerado y loco como esa ley de Moore de los ordenadores que los hace el doble de potentes en la mitad de tiempo. Sufren los niños, sufren los jóvenes, sufren los adultos, sufren los mayores. Casi todos acuden al sistema de salud que registra con meticulosidad las dolencias, quejas y quebrantos de cada cual, administrando con generosidad pastillas y remedios, pruebas diagnósticas y valoraciones especializadas. Lamentablemente la sanidad no cuenta en plantilla con filósofos, psicólogos, místicos, sabios, pastores o referentes en valores. Por lo que la mayoría de las cuestiones son etiquetadas como problemas físicos, psíquicos o psicosomáticos y el personal vuelve a sus quehaceres con alguna pastilla de más pero igual de confusos y atribulados, sino más.

Las cosas no van a mejorar pese a que los gurús de la tecnología afirmen que el Big Data, la telemedicina, la eSalud y otros avances revolucionarán la sanidad. En realidad lo que está pasando es que nos estamos quedando sin ella tras décadas de infrafinanciación y recortes. Caerá primero la salud mental, luego la atención primaria y finalmente los hospitales que se reconvertirán en cadenas de servicio exclusivas para unos pocos privilegiados. El resto pasará a engrosar las colas de la beneficencia que será objeto de limosnas de las grandes corporaciones o de magnates que aman hacer un bien con deducción de impuestos incluido.

Para humanizar la medicina hace falta dinero, mucho dinero. Si alguien afirma lo contrario miente vilmente. Ya llevamos muchos años de mentiras que están quemando a cientos de profesionales sanitarios que no saben qué hacer ante una situación que les desborda y para la que no están preparados, por muy extensos que sean sus curriculum.

El problema es que la situación no tiene vuelta atrás. No es posible apagar internet ni devolver al fabricante la retahíla de gadgets que adorna nuestra cotidianidad desde que abrimos los ojos por la mañana y miramos el móvil hasta que los cerramos por la noche tras apagar la correspondiente pantalla. Toca pagar y el precio va a ser alto. De momento parece que no porque lo hemos aplazado, como con tantas otras cosas. Pero al final tendremos que pagar con interés una "libra de carne" que tal vez nos deje más maltrechos de lo que con ingenuidad imaginamos, como pasó con aquel joven que tuvo problemas de deudas con un cruel mercader veneciano.

Tal vez en poco tiempo tengamos transhumanos que pasen al cielo de los elegidos. Lo que está claro es que tendremos turbas deshumanizadas en los infiernos cotidianos y que con seguridad surgirán antihumanos ya sea de silicio o de fundamentalismos varios a la carta.

Si lo dicho hasta ahora parece descorazonador tendrán que perdonarme pero no ha sido posible edulcorarlo. Si lo incorporan a su reflexión y a la de sus círculos de conversación al menos tendrán la posibilidad de comprobar o no su verosimilitud y prepararse para cambios que serán mucho mayores a lo que llevan visto.

lunes, 26 de junio de 2017

Narrativa, silencio y vacuidad





El drama de todo el que se considera escritor nace el día en que se da cuenta de que lo verdaderamente valioso es el silencio. Habitamos mundos de ruido caracterizados por encarnar la prisa y el barullo en su infinitas posibilidades. Tratar de hilvanar narrativas o versos en dicha coyuntura es meritorio pero aun lo es más construir silencios asentados en un equilibrio razonable. Las cosas, situaciones y seres que nos rodean merecen ser tomados en cuenta con dignidad pero el nivel de atención que les dedicamos pocas veces cumple un mínimo de calidad. Es el drama de nuestra humanidad, somos hermosos seres con la capacidad de contemplar que se pierden en laberintos de despiste y no despliegan sus maravillosas cualidades. Esto nos hace desdichados por cuanto dejamos por un lado de ejercer aquello que más nos humaniza y por otro nos morimos de hambre por no recibir la atención necesaria.

Siempre he amado las primeras horas del día. Ese tiempo mágico en el que la mayoría aun duerme y que se caracteriza por su callada fuerza. La luz se expande invitando a los seres a la acción, ser testigo de ese gesto cotidiano y apuntalarlo con la alegría del que se sabe custodio de otro día de vida me pone de buen humor. Con esa disposición me aseo, medito, escribo o salgo a correr. Y en cada itinerario descubro un gozo inédito, los principiantes empezamos a vivir cada mañana, y de esa forma el aburrimiento se mantiene alejado de nosotros dado que cada intento es nuevo, cada acierto, cada error, todo es volver a empezar. Incluso al escribir sabemos que cada hoja es la primera como aquella novela que repetía incansable una misma jornada de su protagonista. Tal vez por eso el silencio vuelva a surgir como un tesoro. Al ser nuevo y viejo a la vez, lleno y vacío, origen y destino. Todo cabe en él y al mismo tiempo nos demuestra que es pura nada. Por eso me cuesta compartir las letras que dejan testimonio de mi pensamiento. Lo verdaderamente esencial es inefable como saben los místicos o los enamorados. Y el resto de las cosas carece de importancia. Pido pues sus disculpas por haber ocupado un instante su atención, espero al menos haberle podido animar para que disfrute un poco más el tiempo que contienen sus manos.

viernes, 23 de junio de 2017

Conciencia, Compasión y Espiritualidad en clínica





Congreso entrevista clínica, Córdoba 12-13 octubre 2017



Los que me conocen saben que uno de mis congresos de referencia es el que organiza el grupo de Comunicación y Salud de Semfyc que este año se celebrará en Córdoba y asume unos retos enormes al tratar de  hacerlo asequible a muchas más personas (han bajado el precio pese a no tener patrocinadores industriales), abrirlo a cualquier perfil sanitario y en formación, así como ofrecer una calidad y cantidad de actividades difíciles de igualar. Pero lo que de verdad lo hará especial es que vengas tú, y si perteneces al mundo del periodismo, la gestión sanitaria, el ámbito hospitalario, si eres enfermera, psicóloga, médico, trabajador social, trabajas en urgencias o sencillamente te interesa mejorar tu comunicación profesional ten por seguro que serás muy bienvenida.



Participarán 112 ponentes, 56 talleres y 12 mesas redondas, es uno de los mejores programas de su historia dinamizado por unos comités organizador y científico ejemplares.


Me tendrán a su disposición en dos mesas:

El día 12 oct a las 15:45 junto a la dra. Isabel Núñez: Conciencia, Compasión y Espiritualidad en clínica
y el 13 junto a Emilio de Benito y Joan Carles March: Paciente informado vs paciente desinformado.


Comparto algunas ideas de la primera propuesta para tratar de animarles a seguir la misma. 




 Conciencia, Compasión y Espiritualidad en clínica


Vivimos tiempos en los que el paradigma de evolución de la medicina parece estar mediatizado por el gran desarrollo tecnológico. Usar tecnología aplicada para mejorar la salud es bueno pero no debemos ser ingenuos, si no miramos a los ojos y escuchamos con plena atención al paciente nuestra actuación no será correcta. 

Existen hoy potentes fuerzas deshumanizadoras de la relación sanitario-paciente. Ponemos como ejemplo la sobrecarga de los profesionales, el agobio de estos, la desinversión en servicios sanitarios, las estructuras organizativas obsoletas, la falta de liderazgo y de trabajo en equipo, la prisa, la obsesión por la eficacia, el modelo de crónicos basado en patologías y no en la persona y el exceso de ruido en todo lo concerniente a la salud y la enfermedad.

Humanizar significa priorizar y desarrollar lo humano. En la asistencia sanitaria tiene que ver con la forma en que el paciente es tratado, con la relación sanitario-paciente y con aplicación de comunicación de máxima calidad. Ingredientes como la conciencia plena y la compasión son fundamentales. También reconocer todas las dimensiones del ser humano  en su complejidad e interdependencia y no quedarnos sólo en los niveles psicosomáticos.

El enfoque biopsicosocial del ser humano constituyó un gran avance en clínica a la hora de tratar y cuidar a una persona en tiempo de enfermar. Sin embargo las ciencias aplicadas de la salud no terminan de tener en cuenta su amplia dimensión existencial, espiritual o transcendente salvo excepciones como los cuidados paliativos.

Estamos atrapados por deficiniones de salud como la de la OMS: "La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y también social, no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia", en las que se equipara salud con bienestar, viniendo a decir que el malestar nos aleja de la salud, cuando esto no siempre es así. La vida lleva implícita una carga inherente de malestar que no es enfermedad. El problema surge cuando el ciudadano ante cualquier tipo de malestar acude al sistema sanitario por ayuda. Es frecuente que a consulta acudan personas que sufren por una pérdida, un problema relacional, laboral o económico. De esta confusión se derivan problemas como la saturación del servicio sanitario, el sobrediagnóstico, el sobretratamiento y la pérdida de tiempo y energía por ambas partes. 


Reconocer y acoger el sufrimiento y el malestar del paciente es labor de los profesionales de la salud que en todos los casos habrían de ser capaces de nominalizar la situación para ayudar al paciente a construir su propia narrativa. Contextualizar también es importante, mucho sufrimiento y malestar no pertenece al ámbito de la enfermedad y habrá de ser manejado fuera del sistema sanitario. Orientar finalmente cerraría el proceso que permita al ciudadano seguir caminando hacia la solución o mejor manejo de su problema. Para su correcto despliegue estas habilidades precisan de un alto nivel de conciencia y empatía por parte de los profesionales. 

Para conseguir mejorar la conciencia plena en consulta es necesario detectar los distractores y automatismos tanto externos como internos. También ayudarán todas aquellas circunstancias que aporten calibración, equilibrio y afinamiento al profesional como actividades artísticas, musicales, literarias, o cualquier actividad creativa, hacer deporte, cultivar espacios de silencio de calidad y buena comunicación, etc...

La empatía se ha reconocido desde hace años como imprescindible en toda profesión o actividad de ayuda a otros. Hay grados de calidad en la misma siendo el superior la empatía compasiva que es capaz de transmitir a la persona que sufre comprensión, confianza, seguridad, aliento y apoyo. Esta habilidad también es susceptible de mejora continua tanto con la práctica externa como con ejercicios personales como los que implementan las terapias psicológicas cuaternarias.

Ampliar la visión de los profesionales de la salud para que tengan en cuenta esta capa de realidad de sus pacientes redundará en una relación clínica más sólida y un mejor cuidado de estos, así como en mejorar los autocuidados propios y en la prevención del desgaste profesional.

El taller tratará de establecer un marco teórico y práctico para ayudar a que cada profesional de la salud pueda identificar esa dimensión en sí mismo y relacionarse con la del paciente cuando sea adecuado por su situación clínica o su circunstancia.





ESTRUCTURA DE LA MESA

1. Experiencia personal de sufrimiento, enfermedad y muerte. 
2. Espiritualidad en ciencias de la salud. Marco teórico.
3. Dimensión existencial/espiritual/transcendente del profesional y del paciente, ¿Es posible el encuentro?
3. ¿Cómo generar conciencia en consulta?
4. ¿Cómo generar compasion en consulta? 
5. Manejo práctico del sufrimiento de causa existencial/espiritual/trascendente en consulta



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Si tienen interés pueden visitar la web del congreso aquí, el blog, o echar un ojo al programa


Pueden seguirlo en Twitter: @congresoCyS y también en la etiqueta  #eclinica2017