sábado, 4 de septiembre de 2021

El miedo a la muerte por un diagnóstico tardío. The fear of death due to a late diagnosis. 害怕因晚期诊断而死亡。




El fallecimiento de la periodista Olatz Vazquez ha generado un gran impacto en redes sociales donde compartía con imágenes y texto su enfermedad. Durante meses documentó sus vivencias con un cáncer gástrico diagnosticado en un estado muy avanzado. La aparición de los primeros síntomas durante la pandemia con la sanidad colapsada impidió haber actuado antes. Para los cientos de miles de seguidores que han acompañado su proceso sin duda no ha sido fácil ser testigos del deterioro físico de una persona joven que era transmitido en directo y acompañado con fotografías de enorme calidad y crudeza.


Olatz tomó la decisión de salir del armario de los enfermos graves y contarlo, según sus propias palabras no lo hizo por valor sino por necesidad personal. Sin duda ha convertido sus últimos días en una pedagogía de la vida y de la muerte. Todos vamos a morir, los jóvenes también, parece decirnos. Una muerte que nuestra sociedad esconde por miedo, fealdad o ser antieconómica. La escondemos de los niños pero también del resto, se aísla a los pacientes terminales, se los separa, de alguna manera se los invisibiliza. Esta reacción dificulta el proceso de integrar la enfermedad, la decrepitud y la muerte como consubstanciales a la vida y dar el paso de asumirlas como propias cuando llegan. Porque llegar llegan a todos antes o después. El hecho de no asumirlas está haciendo de la salud un bien de consumo y de la sanidad una industria más, en perjuicio de todos. 


La presión asistencial que soportan los profesionales sanitarios no deja de subir y en consecuencia la sobreactuación de los mismos tampoco. Estamos generando espirales de sobrediagnóstico y sobretratamiento que generan más dolor, sufrimiento y muerte que la que soportaban nuestros padres o abuelos. Estamos olvidando que el malestar y los pequeños problemas de salud son algo cotidiano que no precisa intervención especializada. Y que para los problemas de salud graves más nos vale tener un buen médico y enfermera de cabecera cerca que nos conozcan y sean capaces de ayudarnos en la navegación hospitalaria y en el regreso a casa posterior.


La posibilidad de morir por un diagnóstico tardío nos aterra. Nuestra expectativa es que la moderna medicina nos salve de prácticamente cualquier cuestión que podamos sufrir. Llegar tarde a un diagnóstico y no poder hacer nada es un fracaso de la técnica, no debería suceder. Por eso preferimos pagar seguros privados, someternos a todas las pruebas diagnósticas posibles y a todo tratamiento que nos ofrezcan obviando que el exceso en medicina es ya la tercera causa de muerte en Estados Unidos. La yatrogenia es mucho más mortal que los diagnósticos tardíos. Pero nadie documenta en redes sociales su muerte por una complicación de una prueba, un tratamiento o una cirugía, habitualmente no da tiempo.


Por eso cada vez hay más ciudadanos que pagan un seguro de salud privado con la esperanza de que si enferman estarán más protegidos, serán atendidos antes y tendrán acceso a más pruebas y tratamientos. Olvidamos  considerar la sanidad un servicio público esencial prioritario que nos defienda a todos por igual. Vemos cómo se deteriora y en lugar de buscar soluciones aplicamos el sálvese quién pueda y permitimos su derrumbe pese a que seamos  los principales damnificados quizá no hoy pero con seguridad mañana.


Ni siquiera una pandemia como la que actualmente sufrimos ha hecho que se refuerce la sanidad. Los centros de salud siguen bloqueados, las urgencias llenas, los hospitales rebosando. No hay más recursos pero tampoco voluntad social para usarlos menos. Se acude a ellos por cualquier cuestión menor ocasionando que su bloqueo sea pernicioso para los que de verdad están graves o mortal para el que sufre procesos avanzados. 


El testimonio de Olatz nos recuerda la fragilidad de la vida. La importancia de ser cuidados y atendidos cuando estamos enfermos. Para ello necesitaremos quien nos cuide. Y probablemente una sanidad que nos apoye. Tomar conciencia para hacer un uso adecuado de los servicios sanitarios es tan importante como financiarlos adecuadamente y permitir que sus profesionales trabajen sin excesivas sobrecargas para que puedan ofrecer calidad técnica y humana.







The fear of death due to a late diagnosis.

The death of journalist Olatz Vazquez has generated a great impact on social networks where she shared her illness with images and text. For months she documented her experiences with gastric cancer diagnosed at a very advanced stage. The appearance of the first symptoms during the pandemic when the health system collapsed prevented earlier action. For the hundreds of thousands of followers who have accompanied her process, it has certainly not been easy to witness the physical deterioration of a young person, which was transmitted live and accompanied by photographs of enormous quality and crudeness.

Olatz took the decision to come out of the wardrobe of the seriously ill and to tell about it, according to her own words, not out of courage but out of personal necessity. She has undoubtedly turned her last days into a pedagogy of life and death. We are all going to die, young people too, he seems to be telling us. A death that our society hides out of fear, ugliness or because it is uneconomical. We hide it from children but also from the rest, we isolate terminal patients, we separate them, we make them somehow invisible. This reaction hinders the process of integrating illness, decrepitude and death as consubstantial to life and taking the step of assuming them as one's own when they arrive. Because they come to everyone sooner or later. Failure to accept them is turning health into a consumer good and healthcare into just another industry, to the detriment of all. 

The pressure on healthcare professionals is constantly increasing, and as a result, so is their over-responsiveness. We are generating spirals of over-diagnosis and over-treatment that generate more pain, suffering and death than our parents or grandparents endured. We are forgetting that discomfort and minor health problems are everyday occurrences that do not require specialised intervention. And that for serious health problems it is better to have a good family doctor and nurse close by who know us and are able to help us through the hospital journey and the subsequent return home.

The possibility of dying from a late diagnosis terrifies us. Our expectation is that modern medicine will save us from virtually any issue we may suffer. To be late for a diagnosis and not be able to do anything is a failure of technique, it should not happen. That is why we prefer to pay for private insurance, undergo every possible diagnostic test and treatment offered, ignoring the fact that medical overkill is already the third leading cause of death in the United States. Iatrogenesis is far more deadly than late diagnosis. But no one documents their death from a complication of a test, treatment or surgery on social media - there is usually not enough time.

That is why more and more citizens are paying for private health insurance in the hope that if they fall ill they will be better protected, treated earlier and have access to more tests and treatments. We forget to consider healthcare as a priority essential public service that defends us all equally. We see it deteriorating and instead of looking for solutions we apply the every man for himself approach and allow it to collapse even though we are the main victims, perhaps not today but certainly tomorrow.

Not even a pandemic like the one we are currently experiencing has led to a strengthening of the health system. Health centres are still blocked, emergency rooms are full, hospitals are overflowing. There are no more resources, but neither is there the social will to use them less. People go to them for any minor matter, causing their blockage to be pernicious for those who are really serious or deadly for those suffering from advanced processes. 

Olatz's testimony reminds us of the fragility of life. The importance of being looked after and cared for when we are ill. For this we need someone to take care of us. And probably a health system that supports us. Being aware of the importance of making proper use of health services is as important as financing them adequately and allowing their professionals to work without excessive overload so that they can offer technical and human quality.






害怕因晚期诊断而死亡。


自动翻译,请原谅错误。

记者奥拉茨-巴斯克斯的死亡在社交网络上产生了巨大的影响,她在那里用图片和文字分享了她的病情。几个月来,她记录了她被诊断为胃癌晚期的经历。在大流行期间,当卫生系统崩溃时,第一批症状的出现妨碍了更早的行动。对于伴随着她的过程的数十万追随者来说,见证一个年轻人的身体恶化当然不容易,这种恶化是现场传送的,并伴有质量极高的照片,而且很粗俗。

奥拉茨决定从重病患者的衣柜里出来,并讲述了这件事,根据她自己的说法,不是出于勇气,而是出于个人需要。她无疑将自己最后的日子变成了生与死的教育学。我们都会死,年轻人也一样,他似乎在告诉我们。我们的社会出于恐惧、丑陋或因为不经济而隐藏了一种死亡。我们向孩子们隐瞒,但也向其他人隐瞒,我们将临终病人隔离,我们将他们分开,我们使他们在某种程度上不可见。这种反应阻碍了将疾病、衰弱和死亡作为生命的组成部分,并在它们到来时采取将其视为自己的步骤的过程。因为他们迟早会来到每个人身边。不接受这些,就是把健康变成了一种消费品,把医疗卫生变成了另一个行业,对所有人都不利。

医护人员的压力不断增加,因此,他们的过度反应也是如此。我们正在产生螺旋式的过度诊断和过度治疗,产生比我们的父母或祖父母所承受的更多的痛苦、折磨和死亡。我们正在忘记,不适和小的健康问题是日常发生的事情,不需要专门的干预。对于严重的健康问题,最好有一个好的家庭医生和护士在身边,他们了解我们,能够帮助我们度过医院之旅和随后的回家。

晚期诊断导致死亡的可能性使我们感到恐惧。我们的期望是,现代医学将把我们从几乎任何可能遭受的问题中拯救出来。迟到的诊断和不能做任何事情是技术的失败,不应该发生。这就是为什么我们宁愿支付私人保险,接受每一个可能的诊断测试和提供的治疗,无视医疗过度已经是美国第三大死亡原因的事实。诱发因素远比晚期诊断更致命。但是没有人在社交媒体上记录他们因测试、治疗或手术的并发症而死亡的情况--通常没有足够的时间。

这就是为什么越来越多的公民支付私人健康保险,希望如果他们生病,他们将得到更好的保护,更早的治疗,并有机会获得更多的测试和治疗。我们忘记了将医疗保健视为优先的基本公共服务,平等地捍卫我们所有人。我们看到它在恶化,而不是寻找解决方案,我们采用人人为我的方法,让它崩溃,尽管我们是主要受害者,也许不是今天,但肯定是明天。

甚至像我们目前正在经历的那种大流行病也没有导致卫生系统的加强。保健中心仍然被封锁,急诊室满员,医院人满为患。没有更多的资源,但也没有减少使用资源的社会意愿。人们为任何小事去找他们,导致他们的堵塞对那些真正严重的人来说是有害的,对那些患有高级过程的人来说是致命的。

奥拉兹的证词提醒我们生命的脆弱。当我们生病时,被照顾和关心的重要性。为此,我们将需要有人来照顾我们。可能还有一个支持我们的卫生系统。意识到适当利用卫生服务的重要性,与为其提供充足的资金并允许其专业人员在不过度超负荷的情况下工作同样重要,以便他们能够提供技术和人力质量。





jueves, 12 de agosto de 2021

Posicionamiento del grupo SIAP en contra de los pasaportes y vacunas obligatorias

 

Ilustración: Quino



SIAP COVID19: Posicionamiento en contra de los pasaportes y vacunas obligatorias


Las personas tenemos sensibilidades, experiencias y comprensiones muy diferentes respecto del sentido de nuestra vida, en general, y del modo de entender la salud, en particular. Las falsas dicotomías surgidas alrededor de la pandemia de covid19 han polarizado el debate y simplificado cuestiones complejas al obviar los matices, la escala de grises, que les acompañan (aquí). Seguir este camino solo nos lleva al deterioro de las relaciones sociales. 


Para afrontar colectivamente de la mejor manera los desafíos globales ante los que nos sitúa  la pandemia de covid19 necesitamos debates abiertos e inclusivos y no paripés mediáticos de supuestos expertos alineados en una única visión reduccionista, utilitarista, tecnocrática e infantilizadora. 


La salida de la pandemia no son las vacunas sino la co-creación colectiva de entornos de cuidado y el diálogo para el mantenimiento de la cohesión social. En este momento de la pandemia, la participación social, el debate no polarizante y la persuasión permitirán, sin duda, mejores resultados que las imposiciones. Además, la obligatoriedad de una medida por parte de la autoridad, cuando se hace con escaso respaldo en pruebas, suele activar la rebeldía (con o sin casusa) de parte de la población, lo que reduce, sin duda, la efectividad de tal medida.

 

Los más de 300 profesionales sanitarios y no sanitarios participantes desde marzo de 2020 en el Seminario de Innovación en Atención Primaria dedicado a la covid19 (aquí) estamos muy preocupados por la deriva autoritaria de muchos gobiernos de todo el mundo, pero especialmente de los europeos, en las medidas adoptadas en el contexto de la pandemia covid19.

 

Especialmente nos preocupan:

 1/ la implantación del llamado "certificado" o "pasaporte" covid19 y 

2/ la obligatoriedad de la vacunación.

 Como profesionales, queremos aportar hechos y sosiego para un debate científico y ético que consideramos prácticamente ausente en el momento actual.

 

España se ha caracterizado por la adhesión a los calendarios de vacunaciones y a todas las recomendaciones sanitarias en mayor grado que otros países como demuestran:

 1/ el hecho de que seamos líderes en la Unión Europea en vacunación contra la covid19; 

2/ el que una vez retirada la obligatoriedad del uso de la mascarilla en exteriores, muchos ciudadanos continúan llevándola a pesar de mantener la distancia de seguridad, y 

3/ el hecho de que ha sido ejemplar la adhesión de la mayoría de la ciudadanía a confinamientos, toques de queda, cierres perimetrales  y demás medidas no farmacológicas pese a la más que dudosa eficacia de muchas de ellas en frenar de forma efectiva la diseminación del virus.

 

Pese a todo ello, vemos atónitos que se plantea la obligatoriedad de la vacunación y se implementa un "pasaporte" o "certificado" para poder acceder al ocio o a la restauración y que, nos tememos, se amplíe al acceso a la educación, al trabajo y a la libre circulación y desplazamientos. Contemplamos con temor la práctica ausencia de debate y la imposición de un planteamiento único que juega con el miedo, los sentimientos de culpa y las medias verdades para imponer el uso de dicho "certificado" o "pasaporte" y, quizá, la vacunación obligatoria.

 

El propio concepto de "pasaporte" o "certificado" nos parece peligroso porque fomenta la discriminación de las personas sin aportar claros beneficios. Las consideraciones éticas en contra de su implantación ya fueron discutidas en el seno de este Seminario (aquí) y alguna sentencia judicial en contra de exigirlo para el ocio nos da la razón (aquí).

 

Ahora, contemplamos con estupor cómo la exigencia de este "pasaporte" se une a la exigencia vacunal, incluso para concursar a puestos de trabajo en la Administración Pública (aquí). Deseamos que la denuncia por discriminación interpuesta por el sindicato CCOO en éste caso concreto llegue a buen puerto porque este tipo de exigencias suponen una discriminación desde la ética y, además, carecen de soporte científico puesto que las vacunas hoy disponibles no evitan totalmente la enfermedad ni, sobre todo, reducen suficientemente la circulación del virus.

 

Hablamos de vacunas que ni siquiera están definitivamente aprobadas por las agencias reguladoras, sólo han sido provisionalmente aprobadas "de urgencia" dada la situación de emergencia pandémica. Vacunas lastradas por una falta de transparencia desde el inicio de su andadura, y que persiste en la actualidad (aquí). Se trata de vacunas que, lamentablemente, no evitan suficientemente la transmisión del virus, especialmente en el caso de la variante delta, actualmente la más frecuente en España. Es decir, las personas vacunadas son capaces de transmitir, de contagiar, el virus ,en muchos casos en la misma medida que las no vacunadas, motivo por el cual los CDC de EEUU han cambiado recientemente su política, instando a los vacunados a tomar exactamente las mismas medidas de seguridad que los no vacunados (aquí).

 

Se plantea ya, por políticos e industrias con intereses, una tercera dosis aún en contra del criterio tanto de la OMS como de las agencias reguladoras (aquí). Se plantea vacunar a preadolescentes, incluso a la infancia, que tienen una incidencia mínima de covid19 grave o persistente, con una vacuna que, probablemente, proporcione menor inmunidad duradera que la propia infección natural. Es decir, se plantea vacunar a una población, infantil y adolescente, en la que el balance beneficio-riesgo de la vacunación es, probablemente, inferior al de la infección natural. Se dice, además, que la vacunación es la única manera de llegar a la inmunidad de rebaño o colectiva, algo imposible de alcanzar con una vacuna que no evita suficientemente ni la reinfección sintomática ni, muchísimo menos, la transmisión o contagio del virus por parte de los vacunados (aquí).

 

Por todo lo expuesto, por ética y por ciencia, nos posicionamos en contra del uso del "pasaporte" o "certificado" covid19 y de la vacunación obligatoria y nos gustaría promover con este comunicado el debate sereno y profundo sobre estas cuestiones, abierto a profesionales, expertos, autoridades y población general.





Romantic Summer, Sandy Dooley





SIAP COVID19: Positioning against compulsory passports and vaccinations People have very different sensitivities, experiences and understandings of the meaning of our lives in general and of the way we understand health in particular. The false dichotomies that have emerged around the covid19 pandemic have polarised the debate and simplified complex issues by ignoring the nuances, the greyscale, that accompany them. Following this path only leads to the deterioration of social relations. To collectively face the global challenges posed by the covid19 pandemic in the best way possible, we need open and inclusive debates and not media parades of supposed experts aligned in a single reductionist, utilitarian, technocratic and infantilising vision. The way out of the pandemic is not vaccines but the collective co-creation of caring environments and dialogue for the maintenance of social cohesion. At this point in the pandemic, social participation, non-polarising debate and persuasion will undoubtedly produce better results than impositions. In addition, the imposition of a measure by the authorities, when done with little evidence, tends to trigger rebellion (with or without cause) in part of the population, which undoubtedly reduces the effectiveness of such a measure. The more than 300 health and non-health professionals participating in the covid19 Innovation in Primary Care Seminar since March 2020 are very concerned about the authoritarian drift of many governments around the world, but especially in Europe, in the measures adopted in the context of the covid19 pandemic. We are particularly concerned about: 1/ the introduction of the so-called covid19 "certificate" or "passport", and 2/ the compulsory nature of vaccination. As professionals, we want to bring facts and calm to a scientific and ethical debate that we consider to be practically absent at the present time. Spain has been characterised by adherence to vaccination schedules and to all health recommendations to a greater degree than other countries, as shown by: 1/ the fact that we are leaders in the European Union in vaccination against covid19; 2/ the fact that once the obligatory use of masks outdoors has been withdrawn, many citizens continue to wear them despite maintaining the safety distance; and 3/ the fact that the majority of citizens have been exemplary in their adherence to confinements, curfews, perimeter closures and other non-pharmacological measures, despite the more than dubious effectiveness of many of them in effectively curbing the spread of the virus. Despite all this, we are astonished to see that vaccination is being made compulsory and that a "passport" or "certificate" is being introduced to gain access to leisure or restaurants and that, we fear, it will be extended to access to education, work and freedom of movement and travel. We view with fear the virtual absence of debate and the imposition of a single approach that plays on fear, guilt and half-truths to impose the use of such a "certificate" or "passport" and, perhaps, compulsory vaccination. The very concept of a "passport" or "certificate" seems to us dangerous because it encourages discrimination against people without bringing clear benefits. The ethical considerations against its introduction have already been discussed in this Seminar and some court rulings against requiring it for leisure have proved us right. Now, we are astonished to see how the requirement of this "passport" is joined to the vaccination requirement, even to apply for jobs in the Public Administration. We hope that the discrimination complaint filed by the CCOO trade union in this specific case will be successful, because this type of requirement is ethically discriminatory and, moreover, lacks scientific support, since the vaccines available today do not completely prevent the disease and, above all, do not sufficiently reduce the circulation of the virus. We are talking about vaccines that have not even been definitively approved by the regulatory agencies; they have only been provisionally approved "as a matter of urgency" given the pandemic emergency situation. Vaccines burdened by a lack of transparency from the beginning of their development, and which persists today. Unfortunately, these vaccines do not sufficiently prevent transmission of the virus, especially in the case of the delta variant, currently the most frequent in Spain. In other words, vaccinated people are capable of transmitting, of infecting, the virus, in many cases to the same extent as unvaccinated people, which is why the US CDC has recently changed its policy, urging vaccinated people to take exactly the same safety measures as unvaccinated people. A third dose is already being considered by politicians and industry interests against the advice of both the WHO and regulatory agencies. There are plans to vaccinate pre-adolescents, even infants, who have a minimal incidence of severe or persistent covid19 , with a vaccine that is likely to provide less long-lasting immunity than natural infection itself. In other words, it is proposed to vaccinate a population, children and adolescents, in which the benefit-risk balance of vaccination is probably lower than that of natural infection. It is also said that vaccination is the only way to achieve herd or collective immunity, something impossible to achieve with a vaccine that does not sufficiently prevent either symptomatic reinfection or, much less, transmission or contagion of the virus by those vaccinated. For all of the above reasons, for ethical and scientific reasons, we are against the use of the covid19 "passport" or "certificate" and compulsory vaccination and we would like to promote with this communiqué a calm and profound debate on these issues, open to professionals, experts, authorities and the general public.







亚太经社会COVID19:反对强制护照和疫苗接种的立场



自动翻译,抱歉有误。


对于我们生活的意义,特别是对于我们理解健康的方式,人们有非常不同的敏感度、经验和理解。围绕19型病毒大流行出现的错误二分法使辩论两极分化,并通过忽视伴随着这些问题的细微差别、灰度来简化复杂的问题。走这条路只会导致社会关系的恶化。


为了以最好的方式共同面对covid19大流行病带来的全球挑战,我们需要公开和包容的辩论,而不是由所谓的专家在媒体上进行游行,以一种单一的还原主义、功利主义、技术官僚和幼稚的眼光来看待。


这场大流行病的出路不是疫苗,而是集体共同创造关爱的环境和对话,以维护社会的凝聚力。在这个大流行病的时刻,社会参与、非两极化的辩论和说服无疑会比强加于人产生更好的效果。此外,当局在没有什么证据的情况下强行采取某种措施,往往会引发部分民众的反抗(无论有无原因),这无疑会降低这种措施的效果。


 


自2020年3月以来,参加covid19初级保健创新研讨会的300多名卫生和非卫生专业人员(在此)非常关注世界各地,特别是欧洲的许多政府在covid19大流行病背景下采取的措施的专制倾向。


 


我们特别关注的是


 1/ 采用所谓的covid19 "证书 "或 "护照",以及 


2/ 疫苗接种的强制性质。


 作为专业人士,我们希望为这场科学和道德的辩论带来事实和冷静,我们认为目前实际上是没有的。


 


西班牙的特点是比其他国家更遵守疫苗接种计划和所有健康建议,这表现在:1:


 1.我们在欧盟国家中,在接种丙型肝炎疫苗方面处于领先地位。


2/ 一旦取消了在户外必须使用口罩的规定,尽管保持了安全距离,许多公民仍继续佩戴口罩;以及 


3/ 大多数公民在遵守禁闭、宵禁、周边封闭和其他非药物措施方面堪称典范,尽管其中许多措施在有效遏制病毒传播方面的效果令人怀疑。


 


尽管如此,我们惊讶地看到,疫苗接种正在被强制执行,"护照 "或 "证书 "正在被引入,以获得进入休闲或餐馆的机会,而且我们担心,它将被扩展到获得教育、工作和行动与旅行的自由。我们对几乎没有辩论和强加单一的方法感到恐惧,这种方法利用恐惧、内疚和半真半假来强行使用这种 "证书 "或 "护照",或许还有强制性的疫苗接种。


 


在我们看来,"护照 "或 "证书 "的概念本身就很危险,因为它鼓励对人的歧视,却没有带来明显的好处。本研讨会已经讨论了反对引入这种做法的伦理考虑,一些反对要求休闲的法院裁决已经证明我们是正确的。


 

现在,我们惊讶地看到,这种 "护照 "的要求是如何与疫苗接种的要求结合起来的,甚至在申请公共管理部门的工作时也是如此。我们希望CCOO工会在这一具体案例中提出的歧视申诉能够成功,因为这种要求在道德上是歧视性的,而且缺乏科学依据,因为今天的疫苗并不能完全预防疾病,尤其是不能充分减少病毒的传播。


我们谈论的是甚至还没有被监管机构明确批准的疫苗;鉴于大流行病的紧急情况,它们只是被 "作为紧急事项 "临时批准。疫苗从开发之初就缺乏透明度,这种情况一直持续到今天(这里)。不幸的是,这些疫苗并不能充分防止病毒的传播,特别是对于目前在西班牙最常见的delta变体。换句话说,接种疫苗的人能够传播、感染病毒,在许多情况下,其程度与未接种疫苗的人相同,这就是为什么美国CDC最近改变了政策,敦促接种疫苗的人采取与未接种疫苗的人完全相同的安全措施(这里)。


 


政治家和行业利益集团已经在考虑第三种剂量,而不顾世界卫生组织和监管机构的建议(这里)。有计划对严重或顽固性covid19发病率极低的青少年前期,甚至婴儿进行疫苗接种,这种疫苗提供的持久性免疫力可能不如自然感染本身。换句话说,建议对儿童和青少年这一人群进行疫苗接种,在这一人群中,接种疫苗的收益与风险平衡可能低于自然感染。还有人说,接种疫苗是实现群体或集体免疫的唯一途径,而这是不可能实现的,因为疫苗既不能充分防止症状性再感染,更不能防止接种者传播或传染病毒(这里)。


 


基于上述所有原因,出于伦理和科学的考虑,我们反对使用covid19 "护照 "或 "证书 "和强制接种,我们希望通过这份公报促进对这些问题进行冷静和深刻的辩论,向专业人士、专家、当局和公众开放。




jueves, 5 de agosto de 2021

Perdidos. Lost. 丢失




Como en algún programa televisivo la humanidad parece perdida en una isla desierta. En ese tipo de realities un grupo de chicos y chicas jóvenes son desplazados a algún entorno paradiásico para que se busquen la vida, liguen y enreden. Las cámaras tomarán buena nota de la acción para una audiencia ávida de carnaza. 


En el mundo real pasa lo mismo, hemos permitido que las redes sociales publiciten nuestras vidas mientras tratamos de triunfar. Algo que casi nadie consigue y que suele destrozar tanto al que aparentemente gana como a los que aparentemente pierden. El éxito es la nueva fiebre del oro. Una pandemia que pese a no ser infecciosa es terriblemente virulenta. Da igual que el planeta no aguante tanto despropósito, para triunfar hay que correr más rápido que los demás y quemar gasolina y vida pisando a fondo el acelerador. 


Los jóvenes se están empezando a dar cuenta que esta loca carrera no lleva a ningún sitio. Sin trabajo, sin poder independizarse por no acceder a vivienda propia, sin posibilidad en muchos casos de tener hijos… el panorama es todo menos idílico. Y no podemos negar que correr corren, pero tampoco garantizar que llegarán donde quieren. 


Por otro lado los que tienen trabajo también están acelerados, demasiado. Es casi imposible encontrar a alguien que no se sienta explotado, sobrecargado o agotado en el desempeño de sus obligaciones laborales. Los horarios infinitos, la normalización de realizar el trabajo de varios y la sobrecarga progresiva se han normalizado. No quedan fuerzas para tener una vida privada calidad mínima ni para cuidar en condiciones de niños o mayores. Las cifras de natalidad están en mínimos, las residencias de ancianos en máximos. Y los que tienen mascotas las dejan solas la mayoría del día. 


Estamos perdidos de nosotros mismos. Los referentes de las generaciones anteriores han desaparecido. Los antiguo sistemas éticos y creenciales fueron sustituidos por enormes rótulos  y pantallas gigantes que prometen paraísos artificiales que manan bebidas refrescantes y placeres sin límite. El viejo Dios de nuestros mayores fue asesinado por un mercado que no quiere saber nada de lo que huela a transcendencia enfocado como está en adorar al dios dinero que siempre ha sido el de la inmediatez. 


Y como el dinero es el que otorga hoy la felicidad, a él rinden pleitesía todos los poderes del mundo y detrás de ellos toda la sociedad. En contraprestación vivimos perdidos, al no tener un norte al que mirar reina la confusión. Y en ese rio revuelto ganan los pescadores que lo tienen muy fácil para pescar en sus redes a todos los incautos que nadan por el rio en permanente tormenta de movimientos. 


Desde mi consulta de medicina general soy testigo de las fatigas y catástrofes vitales que mis pacientes me comparten. En pocos sitios se vierte tanto dolor, sufrimiento y dificultad como aquí, especialmente en estos días en los que nadie parece tener tiempo para escuchar en condiciones el malestar del otro. Por eso tengo claro que la sanidad que conocíamos ha colapsado. Cada día que pasa me obligan a atender a más pacientes y en consecuencia dedicarles menos tiempo. La medicina lenta de nuestros abuelos ya no existe. ¿Quién la custodiará? ¿Quedará un resto en algún sitio?


Miro la negra noche y veo a Saturno en el sur y a un murciélago trajinandose la cena. Desde niño me gusta mirar el cielo tanto de día como de noche. Y en esta oscuridad entrego mis cuitas y desvelos confiando que el nuevo día traiga la suficiente luz para seguir caminando. 









Lost

Like in some TV shows, humanity seems lost on a desert island. In this type of reality show, a group of young boys and girls are sent to some paradisiacal environment to make a life for themselves, flirt, and get involved. The cameras will take good note of the action for an audience hungry for fodder. 

In the real world it's the same, we have allowed social media to advertise our lives while we try to succeed. Something that almost no one succeeds at and it tends to destroy both the apparent winners and the apparent losers. Success is the new gold rush. An old
 pandemic that, although not infectious, is terribly virulent. It doesn't matter that the planet can't take so much nonsense, to succeed you have to run faster than everyone else and burn petrol and life by putting the pedal to the metal. 

Young people are beginning to realise that this mad race is going nowhere. Without a job, unable to become independent because they don't have access to their own home, without the possibility in many cases of having children... the outlook is anything but idyllic. And we cannot deny that they are running, but neither can we guarantee that they will get where they want to go. 

On the other hand, those who have jobs are also in a hurry, too much. It is almost impossible to find someone who does not feel exploited, overburdened or exhausted in the performance of their work duties. Endless schedules, the normalisation of doing the work of several people and the progressive overload have become normalised. There is no strength left to lead a private life of minimum quality or to take care of children or the elderly. Birth rates are at an all-time low, old people's homes are at an all-time high. And those who have pets leave them alone most of the day. 

We are lost to ourselves. The reference points of previous generations have disappeared. The old ethical and belief systems have been replaced by huge billboards and giant screens promising artificial paradises gushing with refreshing drinks and limitless pleasures. The old God of our elders has been murdered by a market that wants nothing to do with anything that smacks of transcendence, focused as it is on worshipping the god of money, which has always been the god of immediacy. 

And since it is money that grants happiness today, all the powers of the world pay obeisance to it, and behind them the whole of society. In return, we live lost, with no north to look towards, confusion reigns. And in this turbulent river, the fishermen win, as they have an easy time catching in their nets all the unwary who swim the river in a permanent storm of movements. 

From my general practice clinic, I am a witness to the fatigue and vital catastrophes that my patients share with me. There are few places where so much pain, suffering and difficulty is poured out as here, especially in these days when nobody seems to have time to listen properly to the discomfort of others. That is why it is clear to me that the healthcare we used to know has collapsed. With each passing day I am forced to see more patients and consequently spend less time with them. The slow medicine of our grandparents no longer exists. Who will take care of it? Will there be a remnant left somewhere?

I look at the black night and see Saturn in the south and a bat swallowing its dinner. Since I was a child I like to look at the sky both day and night. And in this darkness I surrender my troubles and sleeplessness trusting that the new day will bring enough light to keep on walking. 







丢失

自动翻译,抱歉有错误。

就像在一些电视节目中,人类似乎迷失在一个荒岛上。在这种类型的真人秀节目中,一群年轻的男孩和女孩被送到一些天堂般的环境中,为自己创造生活,调情,并参与其中。摄像机将为渴望获得素材的观众很好地记录下这些行动。

在现实世界中也是如此,我们在努力成功的同时,也让社交媒体为我们的生活做了广告。这是几乎没有人成功的事情,它往往会摧毁明显的赢家和明显的输家。成功是新的淘金热。一种大流行病,虽然没有传染性,但毒性非常强。地球承受不了这么多的废话,这并不重要,要想成功,你必须比别人跑得更快,通过踩油门来燃烧汽油和生命。

年轻人开始意识到,这场疯狂的竞赛没有任何进展。没有工作,无法独立,因为他们没有自己的家,在许多情况下,没有生孩子的可能......前景不是田园诗般的。而且我们不能否认他们正在运行,但我们也不能保证他们会到达他们想要去的地方。

另一方面,那些有工作的人也很着急,太着急了。几乎不可能找到一个在履行工作职责时不感到被剥削、负担过重或疲惫的人。无休止的日程安排,做几个人的工作的常态化,以及逐渐超负荷的工作已经成为常态化。没有力量去过最低质量的私人生活,也没有力量去照顾孩子或老人。出生率处于历史最低水平,老人院处于历史最高水平。而那些有宠物的人在一天中的大部分时间都让它们独处。

我们对自己迷失了方向。前几代人的参考点已经消失了。旧的道德和信仰体系已被巨大的广告牌和巨大的屏幕所取代,这些广告牌和屏幕承诺人造天堂涌现出清爽的饮料和无限的快乐。我们老一辈的上帝已经被一个市场谋杀了,这个市场不希望与任何具有超越性的东西有任何关系,它专注于崇拜金钱之神,而金钱之神一直都是即时性的。

既然今天是金钱赋予了幸福,那么世界上所有的权力都向它致敬,在它们背后是整个社会。作为回报,我们活得很迷茫,没有北方可寻,混乱不堪。在这条湍急的河流中,渔民们赢得了胜利,因为他们很容易在他们的渔网中捕捉到所有不小心的人,这些人在河流中游动的时候,永远都是暴风雨。

从我的全科医生来看,我是我的病人与我分享的疲劳和生命灾难的见证者。很少有地方能像这里一样倾泻出如此多的痛苦、苦难和困难,尤其是在这个似乎没有人有时间好好倾听别人的不适的时代。这就是为什么我清楚地知道,我们过去所知道的医疗保健已经崩溃了。随着时间的推移,我被迫看更多的病人,因此花在他们身上的时间越来越少。我们祖祖辈辈的慢药已经不存在了。 谁来照顾它? 会不会在某个地方留下残余?

我看着黑夜,看到土星在南方,一只蝙蝠正在吞下它的晚餐。我从小就喜欢看天空,无论是白天还是晚上。在这黑暗中,我交出了我的烦恼和失眠,相信新的一天会带来足够的光亮来继续行走。