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martes, 9 de agosto de 2016

Racionalidad e irracionalidad en medicina










Los médicos ortodoxos no suelen entender porqué la gente va en masa a las terapias alternativas. ¿Cómo es posible que se dejen el dinero en homeopatía cuando lo que están tomando no es más que agua o azucar? ¿Cómo siguen yendo a esos terapéutas si no existe suficiente evidencia científica que los apoye? Lo habitual es que se escandalicen y en cierta forma lo comprendo. Hay un gran mercando en el mundo de la salud alternativa y, como ha pasado toda la vida, mucho charlatán. Creo que es necesario defender a la ciudadanía del fraude, la dificultad está en trazar la delgada línea roja que separe lo que es claramente dañino de lo demás.

¿Es perjudicial que la gente se ponga una pulsera amarilla o con "componentes ionizados"? ¿Lo es que un deportista se ponga ventosas o tome suplementos de oligoelementos? ¿Es lícito que unos padres lleven a su hijo al homeópata por un catarro? Es bastante difícil que una pulsera haga mal a su portador, tampoco ponerse ventosas daña gran cosa. En el pasado lo hacían los propios médicos oficiales con sanguijuelas y sangrías, lo que si era dañino. Tomar oligoelementos, suplementos proteicos y barritas energéticas tampoco es esencialmente perjudicial aunque es verdad que comerse un buen bocata suele ser igualmente efectivo y mucho más económico. Que unos padres decidan dar a su hijo unas gotitas de homeopatía para los mocos en lugar de acudir varias veces al sobrecargado pediatra del seguro hasta conseguir un antibiótico tampoco parece muy peligroso. Si el niño empeora y el catarro va a más, sí lo sería.

Cuando un ser humano enferma además del malestar consiguiente se suele sentir intranquilidad o miedo. En los procesos crónicos además impaciencia, sobre todo en los numerosos casos en los que la médicina convencional puede hacer poco para aliviar unas articulaciones o huesos desgastados, un corazón o un riñón envejecido o simplemente el riguroso efecto del paso de los años. Es inevitable pensar ¿habrá alguna otra forma de aliviarme?. Por otro lado las personas jóvenes suelen desear superarse y mejorar su forma física o su calidad de vida. Por eso no dudan en ponerse una pulsera amarilla, un parche, una pegatina o si insisten una calcamonía como en otros tiempos se ponían cruces en el cuello, escapularios, estampitas y otros adminículos. Medidas que cansan bastante menos que apuntarse a un gimnasio o hacer cinco horas seguidas de deporte. Esto me temo que no va a cambiar y seguirán sucediéndose modas a medida que futbolistas, deportistas, y famosos vayan cambiando sus usos y costumbres.

La empresa privada saca buena tajada de este componente irracional al anunciar yogures que defienden el intestino, leches que mejoran la microflora y la larga lista de productos con cualidades bio, mejorantes, mineralizantes y sufragantes. Ya saben de que hablo. Son miles de millones, no pienen que se trata de calderilla. Aquí si que nos deberíamos llevar las manos a la cabeza y velar para que se cumpla la legislación y se eviten los mensajes falsos.

Por eso sonrío al contemplar como muchos se preguntan si servirá de algo la ventosita que se ha puesto un afamado nadador y cuya foto está suscitando mares de tinta, como toda serpiente de verano que se precie. Si le sirve a él para nadar mejor pues seguramente le haya salido bien la inversión. Otros se ponen piercings o tatuajes y nadie dice gran cosa. Pero como de lo que se trata es de innovar, ahí ven como entramos al trapo fácilmente cuando detectamos algo fuera de lo normal.

La reflexión que tal vez pueda aportar algo de luz en este tema nace de la constatación de que todo ser humano posee una parte racional y otra irracional. Tenemos un cerebro cortical y otro subcortical, capacidad para el pensamiento reflexivo y para el intuitivo. Poseemos pues una ambivalencia anatómica y funcional que nos hace ser más efectivios y nos ayuda a sobrevivir mejor. Por eso siempre habrá medicina ortodoxa y alternativa. Ayudar a los ciudadanos a discernir lo que más les conviene tal vez sea demasiado osado, los profesionales tendremos que intervenir si nos preguntan o vemos que hay un claro riesgo. Velar por lo tanto para que no haya daño si que me parece consecuente. A los galenos pediría un poco de humildad, a los ciudadanos prudencia y a los que se dedican a menesteres alternativos mucho cuidado. Es bueno recordar que la Organización Médica Colegial, los Colegios profesionales y los propios profesionales sanitarios velan constantemente para que no haya excesos y así deberá seguir siendo.


viernes, 29 de abril de 2016

¿Es ético proponer acupuntura a un paciente con dolor crónico refractario a otros tratamientos?










La acupuntura es una de las terapias de Medicina Tradicional Oriental más conocidas. Entre los profesionales sanitarios suele ser controvertida dada la poca evidencia científica que la soporta. Al ser por definición una terapia muy individualizada en el paciente y muy dependiente del terapeuta hay habitualmente variables de confusión que impiden realizar ensayos clínicos metodológicamente correctos. En occidente solemos centrar la evidencia en patología no en individuos, lo que permite diseñar cohortes y aletorizar intervenciones con más facilidad.

La reflexión que planteo podría basarse en un caso clínico habitual:


 Paciente de 82 años y gonalgia severa por poliartrosis. La señora casi no sale de casa y se levanta muy poco de la silla. Se desestimó cirugía hace años. Está tomando desde hace años un gramo de paracetamol cada ocho horas pautado por su reumatólgo, al médico de familia le parece excesivo pero lo mantiene por el dolor de la paciente. No tolera antiinflamatorios por su gastritis crónica ni tramadol ni similares por su estreñimiento pertinaz. Su médico de familia le ofreció diez sesiones semanales de acupuntura para disminuir el dolor, explicándola en qué consistía la técnica, no se modificó la medicación. Al terminar la paciente refería menos molestias.


¿Es correcto el curso terapéutico elegido?



Frente al dolor crónico y la insuficiencia orgánica (cardiaca, respiratoria, endocrina, de aparato locomotor...) la medicina occidental termina tocando techo. Llega un momento en que no puede aportar más. Ese punto suele frustrar al médico que termina dando de alta al paciente y enviándolo de nuevo al médico de familia. Este también suelen llegar a su límite cuando no pueden ofrecer nada más al paciente pese que este siga acudiendo a múltiples visitas.

Cuando el paciente crónico percibe que el sistema sanitario no puede hacer más por él termina, en muchas ocasiones, acudiendo a diversas terapias alternativas. En este ámbito se puede encontrar de todo, imposición de manos, bebedizos, productos químicos supuestamente naturales, terapias manuales, homeopatía, terapias orientales, imanes, depuración con cebollas y una lista casi infinita. Al ser una elección libre no suelen comentarla con su médico de familia salvo alguna excepción.

La acupuntura es una técnica con escasos efectos secundarios. La sustentan siglos de uso y resultados empíricos en millones de personas. Los chinos son de naturaleza práctica por lo que siguen usándola con frecuencia para aquellas situaciones en las que la medicina occidental no es muy resolutiva. No es sencillo tener una visión hacia ella dotada de perspectiva. Nos encontramos con defensores acérrimos y sus correspondientes enemigos. Entre ellos quedan los cientos de miles de ciudadanos que acuden a la misma anualmente.

No es mi intención convencer a nadie de nada tan solo favorecer una reflexión que no suele ser cómoda para muchos.





Aporto tres sencillas ideas para compartir con el paciente.

1. ¿Qué alternativas le ofrece la medicina para su problema actual?

2. Si la medicina científica carece de ellas, ¿es prudente en su caso probar otras que carezcan de soporte científico? ¿qué riesgo tendría?

3. Si el paciente decide usar alguna medicina alternativa, ¿está dispuesto su profesional sanitario a hablar del tema y ser parte activa en el seguimiento?





sábado, 12 de abril de 2014

¿Deberíamos enseñar a los estudiantes de medicina las medicinas alternativas?

En la revista British Medical Journal se plantean esta semana si sería correcto tratar con los estudiantes de medicina el tema de las medicians alteranativas. Parece que lo más sencillo sería el blanco o el negro. Los que llevamos tiempo navegando las procelosas aguas de la salud y la enfermedad sabemos que casi todos los temas complejos se dirimen en la gama de grises. Es necesario que un estudiante de medicina tenga una aproximación a esta realidad. Es necesario que cualquier profesional de la salud sepa del mismo. Pese a nuestra opinión los pacientes van a incluirlas en sus opciones, se estima que aproximádamente un 25-30% de ellos acudirá a algún tipo de terapia alternativa. ¿Seremos capaces de estar a su altura a la hora de personalizar los tratamientos y nuestro consejo?

http://www.bmj.com/content/348/bmj.g2417






BMJ 2014; 348 doi: http://dx.doi.org/10.1136/bmj.g2417 (Published 28 March 2014)
Cite this as: BMJ 2014;348:g2417
  1. Graeme Catto, president1,
  2. Nick Cork, medical student2,
  3. Gareth Williams, emeritus professor of medicine and senior research fellow in philosophy3
Author Affiliations
  1. Correspondence to: Graeme Catto president@collegeofmedicine.org.uk, Nick Cork nicholascork@gmail.com
Doctors should be able to discuss the non-evidence based therapies that patients want to try, says Graeme Catto. But Nick Cork and Gareth Williams say that students risk being indoctrinated and should be taught only about interventions that have been shown to be safe and effective

Yes—Graeme Catto

“Demonstrate awareness that many patients use complementary and alternative therapies, and awareness of the existence and range of these therapies, why patients use them, and how this might affect other types of treatment that patients are receiving.1
This guidance, from the UK General Medical Council’s Tomorrow’s Doctors encapsulates lucidly and concisely why medical students are taught about alternative medicine. I find it difficult to conceive of a counterargument.

The choices patients make

To provide quality care doctors must be aware of choices patients make and be able to discuss them in an informed and non-judgmental way. Any other approach puts the doctor-patient relationship at risk. Patients are reluctant to raise issues that they believe meet with disapproval. These principles apply to complementary and alternative medicine the same way as to other lifestyle choices.
And this is a choice made by many people in the United Kingdom. The annual spend on alternative health treatments has been estimated to be as much as £5.4bn (€6.5bn; $8.9bn).2 All aspects of medical care are involved and not only in general practice. As a nephrologist I learnt that patients wanted complementary therapies to relieve some of the intractable and distressing symptoms, such as skin itch and restless legs, associated with chronic renal failure. Patients discussed among themselves the therapies they found useful. For my part I checked that there were no known interactions with their current conventional treatment and was pleased if symptoms were relieved.
With the development of the internet and social media, such suggestions for self care and for complementary therapy are much more readily available and circulate more rapidly. Serious drug interactions are fortunately not common; St John’s wort, however, increases the effect of conventional antidepressants, and evening primrose oil increases the effect of warfarin with potentially serious consequences.3

Where efficacy has been accepted

In 2000, the House of Lords Select Committee on Science and Technology produced a far sighted report on complementary and alternative medicine.4 It recognised the weakness of the evidence base and the difficulty of identifying funding for necessary but expensive clinical trials. So what has changed since then? Perhaps not a great deal. The National Institute for Health and Care Excellence recommends complementary and alternative therapies only in a limited number of conditions where efficacy has been accepted. The Alexander technique is suggested as part of the treatment for Parkinson’s disease,5 ginger and acupressure for reducing morning sickness in pregnancy,6 and acupuncture and massage for persistent low back pain.7
Complementary therapies are, however, widely used in cancer and palliative care, and the National Cancer Institute at the National Institutes of Health provides information on research activity and clinical practice in the US.8 Many of these treatments relate to relaxation and meditation techniques thought to be of value for patients with life threatening illnesses. That hypothesis gained support from an unexpected source. Elizabeth Blackburn, awarded the Nobel prize in 2009 for her work on telomerase, and her colleagues showed that increased telomere length protected not only the chromosome but the cell against the ageing process and cell death. They have further shown that meditation and relaxation increase telomerase activity and telomere length thus providing objective information on the effect of complementary medicine at the cellular level.9
These are not isolated examples. Dean Ornish and his colleagues have shown in patients with prostatic cancer that changes in lifestyle and diet have been associated with lengthening of telomeres.10 We await to see if these cellular changes are associated with an improved prognosis. Similar dietary and lifestyle changes have produced lasting improvements in patients with coronary artery disease. These interventions are now accepted as good practice in cardiovascular disease and in preventing both obesity and type 2 diabetes. In these situations, concepts that may originally have been considered as complementary to conventional medicine are now widely adopted.
One of the joys of medicine is dealing with uncertainty. The evidence base for much of our current practice is weak. I believe, as once did the GMC, that doctors “must work with colleagues and patients . . . to help resolve uncertainties about the effects of treatments.”11 That means following the scientific evidence and questioning established practice. Iain Chalmers has spoken movingly of the many infant deaths caused by the inadequately researched advice to place young children in the prone position for sleep.12 Volumes of learned articles seeking to cure peptic ulcers by reducing gastric acid secretion were shown to be irrelevant, even if scientifically valid, by the discovery of Helicobacter pylori. Good doctors have always had the flexibility to change their practice in the light of new evidence and patients have benefitted.

Partnership and support

In many clinical situations, however, modern medicine is able only to modify, not cure, the underlying condition. Optimum management of long term conditions requires partnership among the patient, the doctor, and the other members of the healthcare team. It is not surprising that many patients turn to complementary and alternative therapies when their symptoms persist. The good doctor will provide support while advising against any treatments that may be dangerous or conflict with their current drugs.
We may not require a randomised controlled trial to know that aromatherapy makes some patients feel better or that yoga has benefits. Learning to work well in partnership with patients is an essential skill for all of us and not only medical students. If you accept that premise, understanding something about complementary and alternative therapies is an essential component, like it or not.

No—Nick Cork and Gareth Williams

In 1910, the Flexner Report13 brought much needed scientific rigour to medical education in the United States and led directly to the closure of many schools that taught chiropractic, naturopathy, and homoeopathy. Now, over a century later, alternative medicine has insinuated itself into medical education in the UK.
In 2010, 18 of the UK’s then 31 medical schools responded to a survey about the teaching of so called “complementary and alternative medicine” (CAM) within the undergraduate programme.14 All 18 stated that CAM was an integral part of the curriculum, including student selected research projects in eight, and formal teaching (ranging from a single lecture to a theme running throughout the programme) in six.
Mainstream, science based medicine is far from perfect. Many shelves in the therapeutic cupboard remain depressingly bare, and the evidence base for many drugs is patchy or skewed by fashion, industrial lobbying, and publication bias. Not surprisingly, as many as 52% of UK patients have tried an alternative medicine at some point, most commonly herbal medicine, homoeopathy, aromatherapy, massage, or reflexology.15 These options undoubtedly provide comfort for some, even if only through a placebo effect.

What’s the evidence?

However, alternative therapies must be tested as rigorously as conventional drugs, and like them must be rejected if they prove to be useless or dangerous. A recent review carried the provocative title, “How much of CAM is based on research evidence?” The answer: very little. Of 685 alternative therapies investigated through adequate clinical trials and meta-analyses, only 7% showed any evidence of efficacy, and this figure may be an overestimate.16 There is certainly no scientific basis for homoeopathy, as illustrated by the world’s most popular homoeopathic remedy, Oscillococcinum, recommended for colds and flu. The allegedly active ingredient, the viscera of the Muscovy duck, is supposedly a rich source of a bacterium that has never been shown to exist.17 One duck would provide enough material to treat every person on the planet, but unfortunately there is not enough water in the solar system to produce the “therapeutic” dilution of one part in 10200.
Contrary to propaganda, these therapies are not risk free. Various systematic reviews have attributed 121 fatalities to acupuncture, chelation therapy, and chiropractic, and 1159 adverse events, including four deaths, to the use of homoeopathy.18 19 Herbal therapies—particularly ginkgo, ginseng, kava, and St John’s wort—may interact with common conventional medicines, potentially with mild to severe consequences.20

What are we teaching our students?

These shortcomings of alternative therapies are not adequately discussed in undergraduate curricula. In a recent survey of 25 medical schools,21 one third of the 95 students who responded reported that those teaching alternative medicine failed to provide evidence of efficacy. Twenty students in the same survey indicated that their self selected research project lacked scientific rigour because the supervisor was reluctant to confront evidence against alternative therapies. Moreover, students in at least one medical school are taught about alternative therapies during their first year, before fully covering pharmacology or the principles of evidence based medicine.
In this era of evidence based medicine, it seems strange that alternative therapies should have found their way into medical curricula—especially when the undergraduate teaching programme is already overcrowded. Who has driven this change? In the UK, alternative medicine has the stamp of approval of the royal family and various celebrities. It enjoys the support of some senior doctors and the grandly named College of Medicine, which collaborates to run courses entitled “Integrating complementary medicine in everyday practice”22 in line with its objective of “promoting, fostering and advancing an integrated approach to healthcare.”23

Seductive yet utterly devoid of scientific merit

The defences against the invasion of unscientific material should centre on the UK regulator, the General Medical Council, which dictates the content and emphasis of the nation’s medical education programmes and has the power to close down medical schools that fall short of the mark. In Tomorrow’s Doctors (2009)24 the GMC’s guidance is that qualified doctors should “demonstrate awareness that many patients use complementary and alternative therapies, and awareness of the existence and range of these therapies, why patients use them, and how this might affect other types of treatment that patients are receiving.” This seems entirely reasonable, but incompatible with the GMC’s guidance, in Good Medical Practice (2013), that “in providing care you must provide effective treatments based on the best available evidence.”
In medicine, there are few concepts as seductive yet utterly devoid of scientific merit as alternative therapies. Doctors must be aware that these exist, and that they have limitations and contraindications, to help patients to make informed decisions about using them or not. Beyond this, we argue that teaching alternative medicine to medical students is illogical and a waste of time. It is unethical to indoctrinate students when they might not yet have acquired the critical skills to decide for themselves whether a particular therapy is effective, safe, and affordable. Moreover, it takes a great deal of courage for medical students—especially in their junior years—to challenge or contradict their teachers.
There is no place in the undergraduate curriculum for promoting any treatments that are not underpinned by hard evidence that they work and are acceptably safe. The GMC has appointed itself the guardian of quality and scientific rigour in medical training in the UK. It should now follow the example of Abraham Flexner and ensure that teaching about alternative medicine in UK medical schools is strictly reviewed—and removed if it does not meet the basic criteria of efficacy and safety.


Artículo completo con referencias y bibliografía aquí.

domingo, 8 de diciembre de 2013

El laberinto de la homeopatía, el laberinto de la salud

Foto: wikipedia








La dificultad no radica en decidir qué es beneficioso o no para la salud. Lo verdaderamente complejo es definir qué es salud y qué es enfermedad.











Dentro de los remedios para conseguir recuperar la salud siempre han existido sustancias de incuestionable ayuda y otras de funcionamiento más controvertido.

Esta semana la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios ha reconocido los preparados homeopáticos como medicamentos, lo que ha levantado un río de tinta y ampollas en la mayor parte del espectro sanitario. Pese al bochornoso papel de la directora de la mencionada agencia me parece que el foco del asunto debería ponerse en otros lugares.

Permitanme que ahora cambie el punto de vista. Que unos padres traten el catarro banal de su hijo con homeopatía me parece mucho más beneficioso y razonable que el que empleen antibióticos o acudan repetidamente al pediatra que terminará forzado a indicarlos. Cuando veo el historial médico de los chavales y chavalas de 14 años que empiezan en mi consulta me llevo las manos a la cabeza. Adolescentes sanos que han acudido decenas de veces a los servicios sanitarios y han consumido un arsenal químico considerable. ¿Qué es peor darles bolitas de azúcar o anfetaminas y antibióticos a espuertas? ¿Qué estamos haciendo con nuestros jóvenes? ¿Y con los mayores? Mejor no les cuento cómo les medican en las residencias de ancianos, donde los cócteles de neurolépticos, benzodiacepinas y antidepresivos son la norma para que el personal dé los menos problemas posibles. Podría seguir con la hipermedicalización del embarazo y el parto, la menopausia y un sin fin de situaciones más, pero para eso ya hay libros de suficiente peso escritos por gente mucho más lista que un servidor.


No, la homeopatía no es el principal problema, ni mucho menos. Les cuento otros. Nuestro sistema sanitario, sin ir muy lejos, se está hundiendo por la sencilla razón de que ha perdido el norte. Ha hiperdimensionado el número y papel de los hospitales en detrimento de la atención primaria y los centros de salud, hasta el punto de construir hospitales como el de Collado Villalba que no se pueden abrir por falta de presupuesto y se mantienen cerrados pagando 900.000 euros al mes. Pero tampoco este es el principal problema. Si tuviera que elegir lo más complejo vuelvo a decirles que es definir salud y enfermedad. En el momento actual si usamos con rigor la nomeclatura médica practicamente todo el mundo estaría enfermo, dado que la mayoría cumplimos criterios de colesterol, tensión o azúcar alta, sobrepeso u obesidad, ansiedad o depresión, dolores variados, angustia existencial, falta de pelo o suficiente líbido...

¿No piensan quizá ustedes que el sistema está pidiendo un reseteo?








O labirinto da homeopatía, o labirinto de saúdeA dificultade non é decidir que é beneficioso ou non para a saúde. O Resort é realmente definir o que é saúde eo que é enfermidade.



    
RT @ rickygervais : Acaba de ter un Centro de Homeopatía completo instalado na miña propia casa ... malalanda pic.twitter.com/MkJ1AXmI4D @ @ OMC_Espana

    
- Salvador Casado (@ doctorcasado ) 07 de decembro de 2013Entre os medicamentos para a recuperación de substancias saúde sempre existir apoio incuestionable e outra operación máis controvertidas.Esta semana , a Axencia Española de Medicamentos e Produtos de Saúde recoñeceu preparados homeopáticos como medicamentos, que levantou un río de pintura e burbullas na maior parte do espectro da saúde. A pesar do papel vergoñoso do director da axencia que eu creo que o foco debe ser en negocio noutro lugar.Deixe- me agora cambiar a vista. Que os pais tratan o banal catarros seu fillo coa homeopatía parece moito máis beneficioso e razoable para que os antibióticos de uso ou varias veces veu ao pediatra terminando forzado a indicalo las. Cando vexo os expedientes de nenos e mozos de 14 anos a partir da miña práctica, eu tomar as mans á cabeza. Adolescentes saudables que visitaron decenas de veces aos servizos de saúde e pasaron un arsenal químico considerable. Cal é bolas de azucre peores ou darlles anfetaminas e antibióticos cestas ? O que estamos facendo para os nosos mozos? E co maior? Mellor non dicir-lle como médico -los en asilos , onde cócteles de neurolépticos e antidepresivos benzociacepinas son a norma para o persoal para dar o mínimo de problemas. Podería continuar co embarazo eo parto hipermedicalización , menopausa e incontables máis situacións, pero que xa hai bastante libros escritos por persoas moito máis peso do que unha lista de servidores.Non, a homeopatía non é o principal problema, lonxe diso. Digo a outros. O noso sistema de saúde, sen ir moi lonxe , está afundido pola simple razón de que perdeu o seu camiño. Ten hiperdimensionado o número eo papel dos hospitais , en detrimento da atención primaria e centros de saúde , a punto de construción de hospitais como Collado Villalba , que non poden ser abertas debido ao orzamento e permanecen pechados pagar 900.000 € ao mes . Pero este non é o principal problema. Se eu tivese que escoller o máis complexo de novo eu digo a eles é definir saúde e enfermidade. Neste momento, se usarmos nomeclatura médico rigoroso practicamente todo o mundo estaría enfermo , xa que a maioría das persoas que cumpren os criterios para o colesterol, sangue ou alto contido de azucre, sobrepeso ou obesidade , ansiedade ou depresión , varias dores, angustia existencial , a falta de pelo ou suficiente libido ...Non pensa que quizais o sistema está pedindo un reset?( Traduccción automático)




Kekeliruan homeopati, kekeliruan kesihatan
Kesukaran tidak untuk memutuskan apa yang bermanfaat atau tidak untuk kesihatan. Resort ini yang benar-benar menentukan apa adalah kesihatan dan apa yang penyakit.



    
RT @ rickygervais : Saya hanya mempunyai Pusat Homeopati lengkap dipasang di rumah saya sendiri ... malalanda pic.twitter.com/MkJ1AXmI4D @ @ OMC_Espana

    
- Salvador Berkahwin (@ doctorcasado ) 7 Disember 2013Antara ubat-ubatan untuk memulihkan kesihatan bahan-bahan telah sentiasa wujud sokongan dipersoalkan dan operasi yang lebih kontroversi lain.Minggu ini Agensi Sepanyol untuk Ubat-ubatan dan Kesihatan Produk telah diiktiraf persediaan homeopati sebagai ubat-ubatan , yang telah menimbulkan sungai dakwat dan lepuh di kebanyakan spektrum kesihatan . Walaupun peranan yang memalukan daripada pengarah agensi yang saya rasa tumpuan harus diberikan kepada perniagaan di tempat lain.Izinkan saya mengubah pandangan . Bahawa ibu bapa merawat selsema cetek anak anda dengan homeopati nampaknya lebih bermanfaat dan munasabah bagi antibiotik penggunaan atau berulang kali datang ke pakar kanak-kanak yang berakhir terpaksa menyatakan mereka. Apabila saya melihat rekod perubatan kanak-kanak dan kanak-kanak 14 tahun bermula pada amalan saya saya mengambil tangan ke kepala. Remaja yang sihat yang telah melawat berpuluh-puluh kali untuk perkhidmatan kesihatan dan telah menghabiskan senjata kimia yang besar. Yang bola gula lebih teruk atau memberi mereka amfetamin dan antibiotik bakul ? Apa yang kita lakukan untuk belia kita ? Dan dengan yang paling besar? Lebih baik tidak memberitahu anda bagaimana untuk dos dengan mereka di rumah penjagaan , di mana koktel daripada neuroleptics dan antidepresan benzociacepinas adalah norma bagi kakitangan untuk memberi masalah kurangnya mungkin. Saya boleh pergi dengan kehamilan hipermedicalización dan melahirkan anak, putus haid dan banyak lagi keadaan, tetapi itu sudah ada buku-buku yang cukup ditulis oleh orang berat badan jauh lebih daripada satu senarai pelayan.Tidak, homeopati bukan masalah utama , jauh dari itu . Saya memberitahu orang lain . Sistem kesihatan kita , tanpa terlalu jauh, tenggelam atas sebab yang mudah yang telah kehilangan jalan. Ia telah hiperdimensionado bilangan dan peranan hospital dengan mengorbankan penjagaan utama dan pusat-pusat kesihatan, ke tahap hospital bangunan seperti Collado Villalba yang tidak boleh dibuka kerana bajet dan kekal ditutup membayar € 900.000 sebulan . Tetapi ini bukan masalah utama. Jika saya terpaksa memilih kompleks lebih lagi saya memberitahu mereka adalah untuk menentukan kesihatan dan penyakit. Pada masa ini jika kita menggunakan nomeclatura perubatan yang ketat boleh dikatakan semua orang akan sakit , kerana kebanyakan orang memenuhi kriteria untuk kolesterol , darah atau gula yang tinggi , berat badan berlebihan atau obesiti , kebimbangan atau kemurungan , pelbagai sakit, angst kewujudan , kekurangan rambut atau libido cukup ...Jangan anda fikir mungkin sistem ini meminta tetapan semula ?( traduccción automatik)

sábado, 5 de octubre de 2013

El médico homeópata

La homeopatía es un tipo de medicina no convencional que sigue las tesis que Samuel Hahnemann publicó en el siglo XlX basadas en  que "lo semejante se cura con lo semejante" para lo cual administra sustancias que causarían síntomas parecidos a los que tiene el paciente pero sometidas a grandes diluciones. El paciente toma por lo tanto agua o bolitas de azúcar en la que la sustancia prescrita ha sido diluida tantas veces que teóricamente no quedan moléculas de ella en la preparación. Esta forma de medicina no ha conseguido demostrar mayor eficacia que el placebo por lo que muchos la consideran pseudocientífica. Tampoco obtiene resultados en patología traumatológica, urgencias vitales, crisis asmáticas o úlceras corneales por poner unos ejemplos.

¿Entonces por qué tantas personas acuden a ella?

En primer lugar porque la medicina convencional no tiene respuestas para todo. En especial para los problemas "crónicos", produciendo por tanto muchos excluidos, pacientes con un tratamiento clásico que no están contentos con su calidad de vida.  En segundo lugar por la pobre comunicación. No es lo mismo disponer de seis minutos para hacer un abordaje integral bio-psico-social, como el que los médicos de familia sabemos hacer, que disponer de media hora en la consulta privada de un homeópata. Está claro que la escucha y la comunicación son muy mejorables dentro de los sistemas sanitarios convencionales. Médicos agobiados que miran más la pantalla del ordenador (por que sus jefes les exigen documentar todo lo que hacen) que a los ojos de los pacientes, enfermeras que van corriendo de sala en sala...


Lo cierto es que un 25% de los pacientes acaba consultado en algún momento con algún terapeuta de medicina alternativa, cifra que nos debería hacer pensar.

En mi valoración creo que disciplinas como la homeopatía tienen su espacio y pueden ayudar a cierto perfil de personas y de situaciones. Creo más prudente usar homepatía ante un niño con catarros virales recidivantes que intoxicarlo a antibióticos siete veces al año... por ejemplo. Muchos podrán criticar esta aproximación pero tras ejercer la medicina largo tiempo voy comprobando con humildad que el aforismo clásico "curar a veces, aliviar a menudo, confortar siempre" sigue siendo de gran actualidad. Y como autocrítica constato que mi forma de acompañar al paciente es muchas veces mediocre en parte por la estructura en la que trabajo, rígida y con pocos recursos de tiempo para el paciente y por otra por la mía personal, llena de lagunas de conocimiento, comunicación deficiente y múltiples errores.

En una relación médico paciente lo fundamental es el criterio del profesional, la prudencia, el sentido común sobre todo cuando el paciente solicita terapias de dudosa eficacia como células madre o condrocitos para cartílago de rodilla, bifosfonatos para prevenir fracturas en mujeres menopáusicas, o terapias habladas para trastornos de la personalidad. Cuando no hay base científica sólida que respalde el mismo sería ético y necesario verbalizarlo y explicar convenientemente la distinta verosimilitud de las opciones disponibles. El paciente decidirá finalmente lo que desee pero es una obligación del profesional sanitario aportar información comprensible, verdadera y lo menos sesgada que sea posible.










jueves, 11 de abril de 2013

El médico chino del Papa Francisco


Foto: Cedoc vía Perfil.com


Cuentan que cuando el Papa Francisco era Cardenal en Buenos Aires se hartó de sus médicos habituales y se hizo visitar por un médico chino. Este le quitó la mayoría de sus pastillas y le aplicó acupuntura y masajes. Se llevaban bien. El Papa le regalaba libros mientras Liu Ming le ponía las agujas.

Me parece interesante compartirles este detalle. España es el sengundo país del mundo en consumo de fármacos y parece que no nos terminamos de encontrar todo lo sanos que nos gustaría. ¿Qué opciones tenemos?

Somo muchos los médicos que defendemos que en las pastillas no está siempre la solución, pero el sistema sanitario por un lado y la poderosa industria farmacéutica por otro (la tercera fuerza industrial del planeta, con más poder que muchos estados soberanos) no opinan lo mismo.

¿Qué podríamos cambiar?. Si permitieran que otro tipo de abordajes terapéuticos fueran posibles tal vez seríamos capaces de ayudar de una manera más eficaz y eficiente. Terapias habladas, educación para la salud, actividades de promoción de la salud, actividades comunitarias... hay un enorme abanico de posibilidades.



Vía dr. Alfredo Zurita

viernes, 1 de febrero de 2013

Medicina alternativa o alternativa a la medicina

No es solo un retrúecano, es la solución al dilema sanitario actual. Los paradigmas salud y enfermedad han colapsado en nuestra sociedad. Ya no sirven. Decir esto es muy arriesgado, pero es la verdad. Nunca habiamos gozado de una mejor salud, de mejores indicadores de morbimortalidad, de mejores tratamientos y nunca nos hemos sentido más enfermos, con consumos de fármacos desaforados (los segundos a nivel mundial) y de recursos sanitarios (múltiples visitas al médico, pruebas diagnósticas...).




La salud no puede seguir siendo definida como bienestar, ni como bien de consumo. La medicina no puede seguir planteándose sobre una base de enfermedad que constituya su fundamento, sentido y objetivos. Ya no se puede mantener. Consume más recursos de los que tenemos, debilita a la sociedad y a las personas. No nos hace felices. 

Las medicinas complementarias florecen por doquier al ofrecer alternativas, formas distintas de entender la salud y la enfermedad, de ofrecer sentido. Y cuando uno está enfermo lo que quiere es curarse, y mientras lo consigue lo fundamental es encontrar sentido. En las consultas de hospitales y centros de salud me consta que no solemos conseguirlo. No abundaré en las razones, de sobra conocidas, en forma de sobrecarga asistencial del médico, tiempos de espera, retrasos, agobios y muchas veces falta de visión o de conciencia. Al médico se le forma con unas coordenadas, con unos mapas. Cuando las respuestas están fuera de ellos se suele perder. Y como a nadie le gusta errar perdido vuelve a sus viejos mapas, olvida responder, ovida dar sentido. 

Mientras unos postulan la venta de la sanidad pública a gestores privados y otros defienden el status quo, nadie parece darse cuenta de lo que la gente necesita. 
Dentro de la sanidad, cada cual trata de arreglar el sistema a su manera sin ser capaces de dar una respuesta global. Fuera de ella los pacientes asisten al hundimiento sin decir esta boca es mía, preocupados como están de sus problemas. De alguna forma esperan que haya algún sitio para ellos en los botes salvavidas. No pueden imaginar que ya están llenos, siempre lo estuvieron. En los botes van sentados los de siempre, para los demás esperan las frías aguas. 

Por eso me atrevo a aventurar que la solución no pasa por arreglar el sistema (en otros países profesionales sanitarios más inteligentes que nosotros no lo han conseguido), sino por buscar una alternativa a la medicina, algo mucho más profundo, algo mucho más radical. 

Hagamos el esfuerzo de imaginar por un momento una medicina basada en la salud, en la persona y no en la enfermedad y el paciente. Imaginemos una medicina comunitaria donde el centro no sea el sistema sanitario con grandes hospitales y costosa tecnología sino los determinantes en salud y los hábitos de vida. Una medicina mucho más tenue, más invisible, con menos aparataje, menos edificios, menos máquinas. En ella el protagonismo real sería de la persona, que recuperaría su responsabilidad en su cuidado y en el de su familia y comunidad. 
Los servicios sanitarios permanecerían en una discreta segunda línea en forma de un sistema sanitario
diferente, de base en centros de salud resolutivos con medicina personalizada cerca de donde vive la persona y con hospitales más pequeños con 4 funciones principales: 

1. Atender urgencias
2. Reagudizaciones de pacientes complejos.
3. Cirugía y traumatología
4. Investigación.

A todo lo demás se le daría respuesta en el centro de salud que estaría vinculado con grandes lazos a la comunidad que lo acoge.   El centro de salud no sería el centro de la salud, este estaría en la comunidad, en las relaciones de unos con otros, en el trabajo voluntario, en la red social real. 

Hay teóricos mucho más potentes que yo que ya han avanzado propuestas en este sentido. Sirva la actual como modesto intento de contar de nuevo que hay alternativas. Las necesitamos, las podemos construir. 


Foto: El mar muerto desde la estación espacial internacional por Chris Hadfield

     

jueves, 14 de julio de 2011

Ayuno de lamentos




Me encantó encontrar a alguien que coincide con una de mis ideas fuerza preferidas: no dedicar energía mental a quejarse contínuamente. Se trata de Alejandro Lorente terapeuta naturista que trabaja en Berlín, entrevistado por la Vanguardia. Propone hacer un ayuno de lamentos, me parece sensato. Lean por favor:




A los 19 años era remero de competición, Tuve problemas en un pie, me operaron y se me gangrenó. Pasé tres meses en el hospital y dos años con terribles dolores.

¿Tuvo que cambiar de profesión?
Sí, durante catorce años trabajé como periodista para la televisión alemana. Paralelamente, por propio interés, comencé a estudiar medicinas alternativas.
 
Ahora camina perfectamente.
Aquello que fue tan dramático en mi vida ha resultado ser lo mejor que me ha pasado. Obtuve el título de Heilpraktike y abrí una consulta en Berlín.

¿Qué ha entendido sobre la salud?
Qué está determinada por como cada uno maneja sus emociones. He observado que las personas que ayudan a los demás y las que tienen un sentido en su vida están más sanas; y las que no están a gusto en el trabajo y en la vida familiar tienen asegurados los problemas de salud.

Usted ha hecho una síntesis de diversas disciplinas.
Sí, cojo lo mejor de cada una. Si me llega un paciente con depresión lo trato con auriculoterapia (acupuntura occidental), hipnosis, y me ocupo colocarle el sistema vegetativo en orden. Manejo muchos recursos.

Ahora propone un minuto al día para mejorar la salud.
La distancia entre 0 y 1 es infinita; en comparación, de 1 a 100 es muy pequeña. Ningún paciente te puede negar un minuto al día.

¿Y así soluciona usted desde una migraña hasta la eyaculación precoz o las arrugas del rostro?
Sí, más de 70 dolencias. Pero también es importante que el objetivo de tu trabajo, de tu vida, sea muy grande, así los problemas forman parte del camino. Muchos se marcan objetivos pequeños para ser realistas, pero lo que consiguen es que cualquier problema que surja sea más grande que el objetivo.

¿Sólo un minuto al día? ¿En serio?
Sí, suficiente. Un minuto al día de conectarte a una emoción que te llena, que puede estar asociada a una música, a una imagen o a un pensamiento, te transforma a nivel neuroendocrino, la cascada hormonal cambia.

¿Así de sencillo?
Si caminas con la cabeza erguida es más difícil que te ancle con situaciones depresivas. Y si tienes problemas en los brazos, cervicales o en las muñecas porque pasa muchas horas con un teclado, con hacer pequeños gestos postisométricos puede corregirlo, pero hay algo fundamental.
 

¿De qué se trata?
Hay que mantener la estrategia del minuto, sin pausa, al menos durante 21 días seguidos, porque es lo que necesita el cerebro para crear una sinapsis.Y también es básico saber cómo funciona tu cuerpo y tu mente.
 

Eso no es fácil...
Has de observar cuándo te sientes bien y cuándo no; y eliminar la queja que es motor de males. Cuando dejas de quejarte tu mente y tu cuerpo cambian. Yo propongo un ayuno de lamentos.
 

¿Cómo se hace eso?
Te pones una pulsera que te recuerda que debes estar 21 días sin quejarte. Si te quejas la cambias de muñeca y vuelves a empezar. He visto mejorar considerablemente a muchos pacientes con trastorno bipolar.

¿...?
Si dejas de nutrir el pensamiento con palabras negativas cambia tu estructura emocional y consecuentemente la estructura hormonal y el sistema vegetativo.

¿Cómo controlar el estrés sostenido?
Yo no le digo a la gente que cambie de vida, sino que dediquen un minuto a conectarse con algo que les relaje. Un minuto de respiración consciente es mejor que estresarse para meter en la agenda una hora de yoga.

Entiendo.
Hay que evitar el punto de no retorno, antes de que el estrés te haga segregar adrenalina y cortisona, yo propongo masajear y presionar una serie de puntos de digitopuntura que relajan.

¿Nos ahogamos en un vaso de agua?
Trato a víctimas de la tortura en Chile y en Berlín, y he observado que los problemas más traumáticos son más fáciles de solucionar que los de personas que no han tenido ningún trauma, que simplemente sufren de vacío existencial.

El mal de Occidente.
Sí, el continente quejumbroso. Heinrich Böll decía que le gustaría crear una fundación para ayudar a los hijos de los ricos. El subconsciente no distingue entre la realidad y la ficción y eso debe jugar a nuestro favor.

¿Cómo?
Visualizándonos orgullosos de nosotros mismos y sintiéndonos agradecidos por lo que tenemos impulsamos un cambio. Y hay que promover el humor en nuestra vida. Hay cuatro pasos fundamentales para conquistar la salud.

A saber.
Uno: eres inconsciente e incompetente. Dos: eres consciente pero incompetente. Tres: eres consciente y competente. Y cuarto: eres inconsciente y competente, que es el estadio al que aspirar, es decir vas a aplicar pautas antiestrés automáticamente.

...
Somos el único animal que deja de respirar correctamente a los 6 años, eso hay que trabajarlo hasta que logras hacerlo bien de forma inconsciente. Para el sistema digestivo es fundamental.

Lea la entrevista completa en la contra de la Vanguardia.
Imagen: dibujo de Mafalda, Quino.